El obispo electo partió a las 10.30 horas del seminario de Astorga hacia la Catedral, acompañado del nuncio apostólico, Bernardito Auza, para ser recibido por el administrador diocesano, José Luis Castro, y por el cabildo catedralicio. Una vez en el interior del templo, el deán le ofreció a Jesús Fernández el Lignum Crucis para que lo besara, al tiempo que le presentó el aspersorio, con agua bendita, con el que se aspergió a sí mismo y a los presentes.
La eucaristía dio comienzo con el canto de entrada, en una procesión presidida por el nuncio apostólico con báculo y en cuyo centro se encontraba el obispo electo. Fue el nuncio, Bernardito Auza, quien ocupó en un primer momento la cátedra episcopal, mientras que Fernández se ubicó en una sede auxiliar, tras lo que José Luis Castro pronunció la alocución de entrada y el secretario-canciller, F. Javier Gay, procedió a leer las Letras Apostólicas.
Una vez leídas las Letras Apostólicas, el nuncio invitó al obispo electo a sentarse en la cátedra, con mitra, tras lo que se le entregó el báculo, haciéndose efectiva en ese preciso instante la toma posesión de la Diócesis, momento en el que la Catedral rompió en aplausos. Acto seguido, una representación de la diócesis, formada por un miembro del Cabildo, dos presbíteros del clero diocesano, un religioso y una religiosa, dos seminaristas, dos jóvenes y una familia, se acercó al obispo para manifestarle obediencia y respeto.
“Transformar un mundo injusto”
Tras la lectura de la Liturgia de la Palabra, llegó el momento en el que el ya Obispo de Astorga pronunció su homilía, en la que en primer lugar tuvo palabras de agradecimiento para todos los presentes, en especial a sus padres, de quienes aseguró que le regalaron “el don de la fe junto al respeto, la justicia y la concordia”. Fernández expresó, en perfecto gallego, su felicidad por “seguir siendo obispo de una parte de Galicia” y tuvo un recuerdo para su predecesor, Juan Antonio Menéndez, fallecido hace un año y dos meses, y al obispo emérito Camilo Lorenzo, fallecido hace tres días.
Durante la homilía, el ya obispo de Astorga tuvo un espacio de recuerdo para las víctimas del COVID-19, entre ellos los “miles y miles de fallecidos, algunos de ellos sin la soñada cercanía de sus seres queridos, pero sintiendo la ternura y a la vez impotencia de los servicios sanitarios por mantenerlos con vida”, así como a sus familiares “balanceándose entre la desesperación y la confianza”, de igual forma que a “los ancianos de tantas y tantas residencias, sometidos a un doble confinamiento, los enfermos, los parados, los abandonados, las víctimas de la trata y de los abusos, los emigrantes y refugiados” y, en definitiva, “los pobres”.
Jesús Fernández González recordó que su lema episcopal es ‘Evangelizar a los pobres’, una “prioridad espiritual y pastoral que no es fácil mantener” ante la tentación de “mantener la distancia con las llagas del Señor”. Sin embargo, ante dicho lema, hizo un llamamiento a los presentes para “salir en ayuda de pobres y enfermos, haciendo de nuestra Iglesia un hospital de campaña” y “creando un ecosistema espiritual y pastoral” que haga “inviable cualquier tipo de abuso”, al tiempo que “cuide a los frágiles e indefensos y facilite su crecimiento integral”.
Por otra parte, el obispo hizo un llamamiento a las familias, como “las primeras responsables de la iniciación cristiana” de los niños, para lo que les aseguró que contarán con “la ayuda de la parroquia e incluso de la escuela católica”.
De igual manera, también dirigió unas palabras a los laicos, a quienes recordó que “el evangelio no es exclusivamente un manual para alimentar y guiar la piedad individual, sino también una herramienta social” y les expuso que están llamados “a transformar este mundo plagado de injusticia y de desigualdad para que cada día se aproxime un poco más al reino que Dios sueña para sus hijos”, algo que señaló que harán “siendo fieles cumplidores de sus deberes cívicos y religiosos, pero también defendiendo derechos humanos básicos como el derecho a la vida, a la libertad religiosa y a la educación de acuerdo a sus propias convicciones”.
También a los laicos les animó a “vivir la caridad en la función pública a través de un modo justo de gobernar que atienda al bien común, favoreciendo una cultura del diálogo y del encuentro, poniendo en marcha políticas fiscales equitativas, favoreciendo una razonable distribución de los bienes, velando por un trabajo decente y reconocido, regulando los flujos migratorios y ayudando a los emigrantes que no tengan suficientes recursos, ayudando a la discapacidad o cuidando el medio ambiente”.
Una vez finalizada la eucaristía, Jesús Fernández recorrió todos los pasillos de la seo impartiendo la bendición, tras haberse convertido ya en el obispo número 138 de la Diócesis de Astorga, cuya sede episcopal se encontraba vacante desde el repentino fallecimiento de Juan Antonio Menéndez, el 15 de mayo de 2019. Desde entonces, estuvo al frente de la diócesis, como administrador diocesano, el sacerdote José Luis Castro.
Asistentes
La ceremonia de toma de posesión de Jesús Fernández contó con la asistencia de numerosas autoridades eclesiásticas, entre las que se encontraban el nuncio, Bernardito Auza, el cardenal y arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, el cardenal y arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez Pérez, el arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio Barrio, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, el arzobispo Castrense, Juan del Río Martín, el arzobispo emérito de Tánger, Santiago Agrelo Martínez y el administrador Diocesano de Astorga, José Luis Castro Pérez.
Ente ellos, también estuvieron presentes los obispos de Santander, León, Orense, Lugo, Mondoñedo-Ferrol, Tui-Vigo, Palencia, Osma-Soria, Valladolid, Sigüeza-Guadalajara, Plasencia, Calahorra y la Calzada-Logroño, Cuenca, Albacete y Guadix, así como los obispos auxiliares Bilbao, Pamplona y Madrid el obispo emérito de Ciudad Real.
Asimismo, entre las autoridades civiles y militares se encontraron presentes los alcaldes de Astorga, Ponferrada y La Bañeza, el presidente de la Diputación León, Eduardo Morán, el vicepresidente de la Diputación Ourense, Rosendo Luis Fernández, los subdelegados del Gobierno en León, Faustino Sánchez, y Zamora, Ángel Blanco, la vicepresidenta del Consejo Comarcal del Bierzo, Carmen Del Mato Delegado, el delegado territorial de la Junta, Juan Martínez Majo, el coronel del Ralca 62, el teniente coronel del Campo de Tiro, el comandante de la Guardia Civil de León, el capitán de la Guardia Civil de Astorga, el comisario Policía Nacional de Astorga y el subinspector de Policía Local de Astorga, entre otros.
40 años como sacerdote
El ahora obispo de Astorga nació el 15 de septiembre de 1955 en Selga de Ordás. Tras cursar sus estudios de Latín y Humanidades en el seminario Menor San Isidoro, Fernández entró al seminario Mayor San Froilán, donde completó sus estudios de Filosofía y Teología. Además de la licenciatura en Estudios Eclesiásticos, posee la licenciatura en Filosofía por la Universidad Pontificia de Salamanca, donde también se doctoró en esta materia.
Su ministerio sacerdotal lo desarrolló en la diócesis de León, tras ser ordenado sacerdote el 29 de junio de 1980. Fue párroco de Senra de Omaña y de Villaquilambre a principios de los 80, década en la que también ejerció, primero como profesor y luego como rector, en el seminario menor San Isidoro. Al terminar sus estudios en Salamanca, regresó al seminario menor como profesor y director espiritual.
También fue párroco de Cuadros y Valsemana y formador en el seminario mayor San Froilán. A lo largo de su trayectoria, el nuevo obispo de Astorga también ejerció de profesor en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas y en el Centro Superior de Estudios Teológicos. Además, fue director del periódico diocesano ‘Iglesia en León’ y capellán durante 15 años del equipo de fútbol de la Cultural y Deportiva Leonesa, equipo en el que militó durante su etapa de juventud. El 10 de diciembre de 2013 fue nombrado por el papa Francisco obispo auxiliar de Santiago de Compostela y recibió la consagración el sábado 8 de febrero de 2014.
El 8 de junio de 2020 fue designado obispo de Astorga por el papa Francisco y su lema episcopal es ‘Evangelizare pauperibus’ (‘Evangelizar a los pobres’).