Seis delitos diferentes sentarán en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de León a un varón para el que el fiscal pide una pena que supera los 16 años de cárcel. El juicio se celebrará durante tres días, el 21, 22 y 24 de octubre, a partir de las 9:30 horas, y los hechos que en él se juzgan se remontan al 11 de octubre de 2022, cuando el encausado cometió «maltrato no habitual en el ámbito de la violencia de género, detención ilegal, lesiones, conducción temeraria, coacciones leves en el ámbito de la violencia sobre la mujer y descubrimiento de secretos».
En sus conclusiones provisionales la Fiscalía explica que el hombre, avanzada la madrugada de ese día, coincidió con su expareja en varios locales de ocio nocturno de la ciudad de León y, aprovechando que sabía dónde residía, la esperó cerca de su domicilio hasta que ella regresó a casa. En ese momento iniciaron una discusión que continuó en calles próximas a las de la vivienda de ella, mientras la mujer «insistía» de «manera reiterada» en que no quería hablar con él «ni estar en su compañía». Le pidió «que la dejara tranquila» y, estando ambos frente al vehículo que conducía el acusado, este le dijo: «venga, vamos a hablar», a lo que ella se negó nuevamente. En ese momento el encausado la amenazó con meterla en el maletero y así lo hizo.
"Gritó y pataleó" para intentar huir
«Con ánimo de menoscabar su libertad deambulatoria y su integridad física», explica el fiscal, «primero la agarró del pelo y la empujó para, a continuación, cogerla con sus brazos, ponerla sobre sus hombros e introducirla en el maletero del vehículo» en contra de la voluntad de ella, que «gritó y pataleó tratando de evitar que pudiera cerrar el maletero». Logró que entrara en él sujetándola «con fuerza» y, además, le quitó el teléfono móvil «para que no se pudiera comunicar» y, de esta forma, no pudiera «pedir ayuda a nadie». Entonces él se subió al coche y condujo durante unos 30 minutos mientras la mujer daba golpes «con el propósito de salir del maletero». En un momento dado, logró accionar una palanca y plegar los asientos traseros del vehículo, lo que la Fiscalía explica que le permitió «acceder a la zona de los asientos traseros».
"Disparada" contra el salpicadero
Al darse cuenta el acusado, así como de la posibilidad de que ella pudiera salir «aceleró el vehículo», siendo consciente de que la mujer no iba sentada y tampoco llevaba el cinturón de seguridad puesto. Por ello el fiscal considera que actuó «con total inobservancia a las más elementales normas de seguridad del tráfico y con ánimo de menoscabar la integridad física de ella», ya que posteriormente «frenó bruscamente», consiguiendo que saliera «disparada» y se empotrara «con el salpicadero del coche». El «violento proceder del acusado» y el golpe causaron a la víctima traumatismos, diversas heridas, una fractura nasal, hematomas o la rotura de un diente, además de «estrés postraumático grave» que se manifestó en «pesadillas, angustia elevada, insomnio, sensación de embotellamiento, estado de guardia e hipervigilancia, descenso de la autoestima, llanto, apatía, descenso de peso, crisis de pánico o cambios comportamentales». El fiscal subraya que la mujer necesitó asistencia médica, tratamiento psicoterapéutico y psicofarmacológico y que también sufrió secuelas físicas y psicológicas tras este incidente y que algunas de ellas se mantienen en el tiempo.
Tras él, el relato de los hechos que realiza la Fiscalía sostiene que el acusado, «viendo la situación y que la perjudicada se encontraba sangrando abundantemente por la nariz y la zona de la cara», hizo que se sentara en el asiento delantero derecho y que se limpiara la sangre de la cara con pañuelos. Ella le pidió que la llevara al hospital o que parara el vehículo y la dejara bajar, pero el acusado «en contra de su voluntad y tras circular durante otros 30 minutos en el vehículo la llevó a su propio domicilio». En el escrito de acusación se remarca que él era consciente de que ella no quería ir a su casa, así como de que estaba «mareada y aturdida por el golpe». Aprovechando esta situación «la cogió y la llevó al interior» de la vivienda, donde ella se limpió las heridas, la sangre y el acusado la obligó a cambiarse la sudadera y la camiseta que llevaba.
Leyó, borró y envió mensajes
Además, durante todo este tiempo el hombre seguía en posesión del móvil de la mujer «en contra de su voluntad», de modo que ella no tenía la posibilidad de «pedir ayuda, auxilio o comunicarse con ningún allegado o la policía». Él, que conocía la clave de desbloqueo del teléfono, aprovechó para leer sus conversaciones privadas, sus mensajes de whatsapp y de redes sociales y también borró «multitud» de ellos y envió otros a diferentes contactos. En un descuido del acusado, que fue a otra estancia del domicilio, ella logró salir y refugiarse hasta que llegó la policía, que la trasladó al hospital.
La mujer reclama de cara al juicio por las lesiones y secuelas originadas por estos hechos y la gerencia regional de salud reclama también la cantidad de 931,49 euros por los perjuicios causados. Por su parte, el acusado se encuentra en prisión provisional, comunicada y sin fianza por lo ocurrido desde el 12 de octubre de 2022, un día después de lo ocurrido.
Delitos, penas y agravantes
Para el fiscal el acusado cometió los delitos de maltrato no habitual en el ámbito de la violencia de género, detención ilegal, lesiones, conducción temeraria, coacciones leves en el ámbito de la violencia sobre la mujer y descubrimiento de secretos. En el primero y el tercero estima que concurren la circunstancia agravante de reincidencia, mientras que en el segundo y el sexto valora la de parentesco. Por todos ellos la Fiscalía suma una petición de pena de cárcel para el varón que supera los 16 años, siendo la cifra más elevada por los delitos de detención ilegal (5 años y seis meses) y lesiones (cuatro años y seis meses.