Fue en la segunda mitad del siglo XX cuando el campo vivió una de sus más importantes revoluciones -definitiva para algunos-, con la llegada de la mecanización. Primero con aquellas rudimentarias máquinas a vapor, después con las de gasoil que hicieron de la agricultura un sector económico de peso. En 1945, el registro de tractores del país tenía 59 unidades en su lista. Apenas cuatro años más tarde, había 7.000 máquinas registradas trabajando en el campo español.
A la mecanización acompañó la incorporación de nuevos productos químicos, material vegetal y fitosanitarios que permitieron incrementar de manera exponencial la producción de alimentos y mejorar el rendimiento de los cultivos.
Las aplicaciones meteorológicas son solo una de las muestras de la llegada de una nueva revolución al campo, como es la incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación. La era digital permite tener una gran capacidad de generar datos y las aplicaciones buscan almacenar, gestionar y utilizar esos datos para hacer de nuestra labor, la que sea, una actividad más eficiente.
Unos la llaman la segunda revolución agrícola, otros la agricultura 4.0, pero para todos es un mundo en constante evolución con la convicción de que cada vez más “el agricultor es móvil” ya que un 95 por ciento de ellos se maneja en su explotación con una tablet o un smartphone, según revela Roberto Ruiz, responsable del Negocio Agro de BBVA.
“Estamos haciendo camino al andar”, resume, reproduciendo las palabras de Antonio Machado para representar el potencial de las nuevas tecnologías en el campo, aunque todas persiguen los mismos objetivos, facilitar el trabajo del agricultor y hacer su labor más eficiente y rentable. Para ello, las premisas son claras: precisión y anticipación.
El cultivo “en la palma de la mano”
Es por eso que han alcanzado un acuerdo con Cropti Zoom, una start up que ha desarrollado una de estas aplicaciones con las que hacer la vida más fácil al agricultor y “poner tu cultivo en la palma de la mano”. “Se trata de una herramienta fácil y muy intuitiva que pone en manos del agricultor un potencial enorme de gestión y anticipación”, asegura uno de sus creadores, Eugenio Fernández Arcos, ya que permite hacer un seguimiento exhaustivo de los rendimientos de los cultivos.Esta aplicación consiste en la elaboración de imágenes por satélite -gracias a un convenio con la Agencia Espacial Europea- que, por medio de cámaras multiespectrales, configuran una imagen DNVI que ofrecen al agricultor una imagen detallada -de 3x3 metros- de su explotación con un código de color que les permite observar el vigor de esos cultivos. “Resolución espacial y resolución temporal”, señala Fernández Arcos, ya que el agricultor puede tener una comparativa “cada dos o tres días, cinco como máximo”, de la evolución de su explotación.
Con ella puede planificar tratamientos, fertilizantes, zonas en las que hace falta más riego, detección temprana de plagas y, lo más importante, una estimación o predicción de las cosechas. De hecho, BBVA ofrece en exclusiva esta aplicación a todos aquellos clientes que domicilien su PAC en la entidad bancaria.
Riego desde el teléfono
No es la única aplicación para móvil que funciona en España o en Castilla y León, una Comunidad en la que el peso de la agricultura en el PIB es del 4,1 por ciento y da empleo al siete por ciento de la población activa (67.800 personas según datos de 2016). Una de ellas es RiegoApp, que permite “mejorar” la calidad en la vida de los regantes, un ahorro de un 40 por ciento de agua e incrementar un 30 por ciento la producción gracias a este “control externo del riego”. Su gerente, el leonés Paco Fernández, trabaja a nivel nacional desde León. Actualmente gestionan los riegos de usuarios de Castilla y León, Navarra, Andalucía y Canarias. En total, cerca de 35.000 hectáreas en el territorio nacional, más de 20 estaciones de bombeo y 3.000 hidrantes. Con 600 regantes que han mejorado su calidad de vida y más de 80.000 riegos telecontrolados anualmente que han supuesto más de 50 millones de metros cúbicos en riego y 10 millones de kilovatios hora anuales.De esa superficie, 25.000 hectáreas corresponden a Castilla y León, 20.000 de las cuales a León, en tres comunidades de regantes. “Ellos pueden parar y arrancar sectores de riego desde la app. Pueden ver la cantidad de agua que están utilizando, la presión, o si hay zonas de la parcela en las que no llega el agua o riega menos o son riegos mal ejecutados, y entonces lo detienen al instante...”, explica.
RiegoApp es una de las aplicaciones de este tipo más consolidadas en España porque su ahorro no solo es económico, sino que también contribuye a la protección del medio ambiente, con menos consumo de agua, y también desplazamientos a las parcelas por parte de los regantes, “que ya no es necesario que acudan a comprobar si todo está correcto porque pueden activar notificaciones sobre fallos del sistema”.
Todo comenzó hace seis años. Lo plasmó en una servilleta mientras tomaba café. “Así empiezan muchas cosas”, señala. Desde que nació la empresa, este industrial de León cuenta ya con una treintena de empleados, todos ellos en León. Además, garantiza la creación de puestos de trabajo en los lugares donde radican las comunidades de regantes, pues siempre se contrata “gente de la zona”.
Además, la app permite otra visión. “No solo funciona como gestor de riego, sino que también, desde nuestra central, gestionamos los programas a las comunidades de regantes, tanto para Android como iPhone”, sostiene Fernández, quien añade que se pueden utilizar hasta 500 programas diferentes relacionados con este sector. Además, su visibilidad se asemeja al Whatsapp para favorecer el uso de sus clientes, “acostumbrados al programa de mensajería”.
Igualmente, esta app facilita el control de los programadores de riego ‘Agronic’, el más vendido del mercado, y ‘Danube’. Fernández admite que de momento no incrementará la cartera de clientes ni se pone cifras, pues “es mejor tener un servicio consolidado con el número actual de clientes que no incrementar y ponerlo en riesgo”. Su precio actual es de 99 euros al año por programador, o lo que es lo mismo, cada hidrante de la parcela, pero disminuye a la hora de contratar más.
Hacia el ahorro
El autoguiado instalado en la nueva maquinaria es otra de las herramientas que sirve para ahorrar al agricultor. Consiste en un ordenador, una centralita, un pequeño motor y una antena gps. El director general de Ingeniería y Sistemas Cerea, César Domínguez, relata su funcionamiento: “En una tablet o pc se instala el programa Cerea, que recibe la señal de gps y permite que el agricultor defina una trayectoria en la tierra y realice los cálculos para comandar un motor eléctrico que mueve el volante para conducir el tractor”.Cerea, ubicada en el Polígono San Cristóbal de Valladolid, es una de las firmas más consolidadas en este sector tan innovador. Actualmente cuenta con unos 1.500 clientes, de los cuales la mitad se ubican en Castilla y León. En el resto de España, la Comunidad con más usuarios es Aragón, seguida de Extremadura y Castilla-La Mancha.
Domínguez, ingeniero industrial superior especializado en Mecánica de Máquinas y con 15 años de experiencia en ‘hypercomputación’, sostiene que donde más se observa el ahorro es en cosechadoras, “ya que están funcionando a pleno rendimiento durante toda la jornada”. La estimación es de un 10 por ciento de reducción de costes de combustible. “Pero sin duda, el mayor ahorro es en salud del tractorista y maquinista, ya que acaba la larga jornada de trabajo con menos cansancio y sabiendo que ha realizado un trabajo de buena calidad”, defiende.
Hoy en día, Cerea cuenta con siete personas en la sociedad, además de tres distribuidores oficiales y un grupo de 60 agricultores-tecnológicos ‘betatester’, con los que “se trabaja codo con codo para introducir mejoras en el programa y resolver problemas”.