A medida que transcurría la mañana y los 67 cortadores, capitaneados por Agustín Risueño –impulsor de este récord–, iban terminando sus piezas, los nervios comenzaban a crecer entre la organización y los cientos de leoneses que se agolpaban alrededor del recinto habilitado para el desarrollo del evento. Las barquetas en las que se pesaba la cecina de León loncheada por cada uno de los cortadores iban pasando por las dos básculas gigantes instaladas bajo una carpa en la que el adjudicador de Guinness y el notario José Ignacio Tahoces comprobaban la veracidad de los pesajes junto a responsables de la IGP, encargada de la organización, entre los que se encontraba el presidente del Consejo Regulador, José Luis Nieto.
Una vez comprobados los pesos, los voluntarios que echaron una mano a la organización fueron colocando las lonchas en bandejas que se situaron en una tarima para formar la ración de cecina cortada a cuchillo más grande del mundo, que midió finalmente 80 metros cuadrados de superficie.
Tras la finalización de esta ración gigante, llegó el momento de conocer si la cecina de León entraba o no en el olimpo Guinness, una duda que se resolvió como todos los presentes esperaban, con el anuncio afirmativo del adjudicador entre aplausos, abrazos, emoción y una suelta de globos que puso color a lo que, a partir de entonces, se convirtió en toda una fiesta a los pies de la Catedral.
Los cortadores recogieron sus cuchillos para celebrar la noticia junto a un emocionado Agustín Risueño, que fue manteado por sus colegas de profesión en la tarima mientras las raciones de cecina cortada a cuchillo comenzaban a repartirse entre el público asistente, que pudo degustar el récord por un donativo mínimo de dos euros, una recaudación que irá destinada a varias organizaciones benéficas.
Así culminó una mañana a la que también respetó la lluvia, el gran miedo del Consejo Regulador de la IGP durante los días previos ante el anuncio de tormentas.
Junto a la organización, estuvieron apoyando el récord los productores de cecina de León, encargados de facilitar las piezas a los cortadores, así como representantes de la Capital Española de la Gastronomía (CEG) que este año defiende León y que vivió en el acto de ayer uno de los días más relevantes, que sirvió además para poner el broche de oro al mes dedicado a la cecina. Entre los asistentes, estuvieron el alcalde de León, Antonio Silván, que siguió la prueba durante prácticamente toda la mañana y agradeció «a todos los que han hecho posible este récord Guinness» su colaboración o el presidente de la Diputación, Juan Martínez Majo, entre otros representantes públicos de las dos instituciones.