En un reino muy, muy cercano, la pobre Cecinienta pasaba los días en su cobertizo leyendo, recitando, cantando, escribiendo y… con otras cosas que, en resumen, la alejaban de su malvada madrastra y de sus igualmente maléficas hermanastras, María Agujeta y Consolita. El padre de la joven se había ido al cielo y ella quedó sola con la madrastra, capaz de formular conjuros para controlar los elementos: “¡Ni frío ni calor lluvia, ni lluvia ni sol, ni alimentos de valor. En la ciudad de León, mando yo”.
Pero ni Cecinienta, ni los leoneses han estado solos. Cientos de niños apostados en las butacas del Auditorio de León han ayudado a la huérfana a luchar contra los desaires de la madrastra y los planes para arruinar el gran baile anual de primavera. Los grandes pequeños leoneses y el Hada Cecinada, que era la única que conocía el gran secreto de Cecinienta. Entre todos lograron evitar los planes de la madrastra para todo el reino:
"—Llevara estricta dieta:
Gominolas, regaliz,
Chucherías enlatadas
Y caramelos de anís."
Esta historia, recogida por el Consejo Regulador de la IGP, y la Diputación, ya forma parte de los actos de la Capitalidad Gastronómica que la ostenta León durante este año y sirve para dar a conocer a los escolares uno de los productos estrella de León. Además de abundar en sus propiedades, los asistentes han podido disfrutar de la degustación de una pieza de calidad cortada a cuchillo.
Un final feliz, para una historia en la que el secreto de Cecinienta logró evitar el desastre. Cómo lo hizo y cuál fue el alimento que uso para ello, que lo (re)descubra cada cual y que mucho le aproveche.
La Cecinienta de León, un cuento con final feliz
Cientos de escolares asisten a la representación del cuento promovido por el Consejo Regulador de la IGP y la Diputación
18/05/2018
Actualizado a
17/09/2019
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