Así lo advierten desde SeoBirdlife, que auguran que el cierre o desaparición de los grandes vertederos supondrá “otro cambio para la cigüeña”, algo que en buena medida vendrá condicionado por la disponibilidad de alimento. “Llegará un momento en que se estabilizará la población. No sabemos si cambiará de nuevo la estrategia migratoria si no encuentran comida aquí en invierno”, explica la coordinadora del programa Migra de SeoBirdlife, Ana Bermejo.
Es precisamente el programa Migra el que estudia el comportamiento de estas y otras especies, por lo que la intención es trabajar “a largo plazo” para determinar, en el plazo de diez o 15 años, si ha cambiado su estrategia. “Antes no teníamos tecnología de marcaje de aves y se tenían datos con aves anilladas”, pero en su último monográfico se marcaron varias cigüeñas con tecnología GPS (siete de ellas de Castilla y León, de las provincias de Ávila y León) y se confirmaron los cambios “históricos” de esta especie.
Esta última monografía sobre las cigüeñas blancas ratifica el cambio en la migración, de manera que los ejemplares que antes volaban hasta el sur del Sáhara a pasar el invierno ahora se mueven menos, algo que es aplicable de forma mayoritaria entre los adultos. “Los jóvenes deben tener prefijado genéticamente que tienen que emigrar al Sahel y la mayoría sigue haciendo esa migración”, aclara Ana Bermejo, mientras que los adultos que se reproducen y crían se quedan más en España. “Deben tener un cierto aprendizaje y descubren a lo largo de su vida que en el invierno hay comida, y según sean adultos o jóvenes, la estrategia es distinta”, puntualiza.
Este hecho les da también “mayor ventaja en la supervivencia”, de manera que las cigüeñas jóvenes que migran al Sahel tienen “una mayor mortalidad en el primer año de vida” que los jóvenes europeos que se quedan en España o en el norte de África y no migran a través del Sáhara. Con menor movilidad, además de más ventajas en la supervivencia, los adultos se encuentran “más cerca” de las zonas de cría y “llegan antes a los nidos, de forma que eligen el territorio”, algo que también se traduce en ventajas a la hora de la reproducción.
“Los arrozales, con el cangrejo rojo, son un hábitat que las cigüeñas aprovechan durante el invierno”, mientra que los vertederos “han cambiado mucho en las últimas décadas”. Si antes había uno “en cada pueblo o ciudad pequeña”, en las últimas década se han hecho grandes instalaciones que recogen la basura de grandes zonas de las provincias. “Eso crea una superficie descubierta al aire donde la basura crea una fauna asociada de ratones, insectos y gusanos que las cigüeñas saben aprovechar”, explica Bermejo.
En este último trabajo sobre la cigüeña blanca se llevó a cabo un programa de marcaje en todo el territorio español, en especial de ejemplares adultos reproductores, que posteriormente se amplió a pollos en nido. En total se marcaron 79 ejemplares, de ellos 53 en España, entre los años 2012 y 2017. Del total, 34 eran adultos y 45 pollos dentro del denominado programa Migra, que se desarrolla gracias a la Fundación Iberdrola.
De Castilla y León se marcaron siete aves, más concretamente de las provincias de Ávila y León. Alguno de los pollos murió “nada más marcarlo” algo que gracias al marcaje permite determinar la causa de la muerte. En esta Comunidad se dio además un caso “curioso” ya que una de las aves marcadas en esta provincia dejó de emitir. “Cuando fuimos a buscar el ave, porque sabíamos que había muerto, vimos que había sido tiroteado”, lamentó Bermejo, algo que ocurrió “por unos vándalos” en el municipio de Vegas del Condado.
Censo de 2004
El último censo de cigüeña blanca corresponde al año 2004, cuando se localizaron 33.217 parejas reproductoras, de ellas unas 12.000 ubicadas en Castilla y León, un récord histórico con casi el doble de parejas que una década antes, cuando se contabilizaron 16.574 parejas menos. La mayor parte de la población de esta especie se mantiene en Castilla y León y Extremadura, comunidades que albergan casi el 70 por ciento de la población total de cigüeña blanca.
Por provincias, Cáceres, Badajoz, León y Salamanca son las que aglutinan la mitad de población de cigüeña blanca en España, y de forma generalizada en torno a ríos, basureros, arrozales o zonas de agricultura y ganadería extensiva.
La idea inicial era actualizar el censo cada diez años, pero dado que es una especie que no está amenazada “porque hay mucha población en general en toda Europa”, resulta “difícil” obtener financiación para censarla. Además, puede determinarse que la población de esta especie está creciendo, y al ser un censo “amplísimo” requeriría de un elevado número de personas trabajando en campo, lo que dificulta aún más este trabajo.
De cualquier forma, a raíz de la tarea en determinadas zonas donde se trabaja local o regionalmente con la especie, es posible afirmar que “sigue aumentando” y la cigüeña se encuentra en una situación “muy buena” tanto desde un punto de vista reproductor como invernante. “De momento sigue creciendo aunque en algún momento alcanzará el máximo de individuos de la especie, que estará determinado por la cantidad de alimento que encuentre disponible”, sentencia Bermejo.