El centro de salud de Cembranos abre tres días a la semana. Pero eso no quiere decir que haya médico, puesto que se ha convertido casi en una rutina que los pacientes de esta localidad no puedan ser atendidos cuando lo necesitan, pese a que las citas se deben pedir de forma anticipada. «Y si vas a otro pueblo cercano, no te atiende aunque esté allí, porque no has pedido cita», se lamenta el alcalde de Chozas de Abajo, Santiago Jorge, que recibe cada día decenas de quejas por los problemas que hay en todas las localidades, desde Cembranos, la que más población tiene, hasta las más pequeñas.
Según explica, son dos las médicas que atienden todas las pedanías del municipio. A Cembranos van tres veces a la semana, aunque Jorge tiene previsto reclamar a la Consejería de Sanidad que se incremente a cinco ya que son muchos los vecinos que siguen viviendo allí. En Ardoncino y Villar de Mazarife van dos días. En el resto (Antimio de Arriba, Banuncias, Chozas de Abajo, Chozas de Arriba, Méizara y Mozóndiga) van un solo día. Y el problema es el mismo: «El médico no se presenta».
Para ejemplo pone Chozas de Abajo, donde el médico «lleva tres semanas sin ir», por lo que obliga a los vecinos a pedir cita para ir al día siguiente a otro pueblo (si lo hacen el mismo día no los atienden porque no tienen cita) o desplazarse hasta Armunia, puesto que es ahí donde está el centro de salud de referencia.
A todo esto se añade que el Ayuntamiento sufraga las necesidades de material sanitario de todos los consultorios locales, pese a que «tendría que proporcionárselo la Gerencia de Atención Primaria».
La situación que se vive en Cembranos y todas las localidades del municipio de Chozas de Abajo no son una excepción del área de influencia de la capital leonesa, por más que estén a menos de 20 kilómetros de la capital e incluso dependan de centros de salud de envergadura como el de Armunia. No hay más que darse un paseo por otros pueblos cercanos a León para comprobar que los problemas de la sanidad rural de la provincia también se detectan a un cuarto de hora de la capital.
En Castrillino, pequeña pedanía de Villaquilambre, no hay médico. Ni uno, ni dos, ni ningún día. Su pedáneo, Tino Robles, explica que tienen que ir a Villanueva del Árbol, porque son pocos los vecinos que allí viven. «Somos solo seis o siete vecinos», reconoce, de ahí que no haya ni siquiera haya un consultorio médico en la localidad.
«La sanidad es nula total», apunta Charo López, la pedánea de otro pequeño pueblo del Ayuntamiento de Villaquilambre. En este caso, tienen que ir a Villanueva del Árbol, donde el médico va un día o dos a la semana.
Más condescendiente se muestra Salvador Ordóñez, alcalde pedáneo de Robledo de Torío, donde viven actualmente unas 300 personas y tienen médico y enfermera martes, jueves y viernes. «La Atención Primaria está bastante bien», asegura el responsable de esta Junta Vecinal.
En Ferral del Bernesga el médico acude al consultorio todos los días y también hay que pedir cita telefónica previa. Pero según explica su pedánea, Mónica Sevilla, es que «si se necesita ir en el mismo día, no puedes, te dan para dos o tres días después», por lo que cualquier problema sanitario no urgente hay que retrasar su solución unos días, según denuncia. Otra opción es ir a Urgencias al centro de salud de Trobajo del Camino, que es el que corresponde para estos casos en Ferral, que depende directamente del de Pinilla.
Se da por tanto una dependencia casi exclusiva de la disposición de los médicos que tienen asignados cada consultorio local, por lo que si falla por cualquier motivo, los vecinos se encuentran sin asistencia médica en su localidad.
La cita imposible con el médico
Los vecinos de municipios del área metropolitana de la capital tienen los mismos problemas que el resto de la provincia pese estar a menos de 15 minutos
18/11/2019
Actualizado a
18/11/2019
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