Hace mes y medio las máquinas derribaban la conocida como ‘casa de las palomas’ de la glorieta de Santa Ana. El edificio, deshabitado y en muy malas condiciones, servía de refugio para decenas de palomas que solían ocupar el tejado del inmueble y que, en ocasiones, llegaban a cubrirlo por completo. Esta situación se había mantenido durante años en una convivencia relativamente pacífica entre los vecinos y la colonia de aves, que se movían libremente sobre los tejados de la esquina que forma la avenida Alcalde Miguel Castaño y la calle Conde de Ansúrez y que ahora se ha convertido en un solar, a la espera de que la constructor propietaria del terreno levante un nuevo edificio.
Sin embargo, las palomas no se han ido de la zona. Todavía quedan muchas que ahora se mueven por los tejados de las casas colindantes, que sí están habitadas y que han comenzado a sufrir las molestias que ocasiona la concentración de estos animales. La presencia de grandes grupos de palomas puede llegar a ocasionar daños en los tejados, con la remoción de tejas que pueden acabar por generar goteras bajo las cubiertas. Sus movimientos también puede ocasionar daños en los canalones, que se pueden ver cegados por los excrementos de las palomas y otros materiales que pudieran hacer llegar hasta los tubos. Precisamente, el problema de los excrementos es el más visible para todos los peatones que transiten por la zona.
En la acera donde se encontraba la ‘casa de las palomas’ ahora es frecuente ver manchas de excrementos. Los vecinos critican esta situación, no solo por la mala imagen que causa, en plena travesía del Camino de Santiago, sino también por los posibles problemas de salubridad que puedan genera.
Una paloma puede llegar a depositar hasta 200 gramos al día y puede genera la corrosión de los materiales, especialmente en la piedraEn este sentido, cabe recordar que el Ayuntamiento de León ha realizado diversas campañas para tratar el exceso de estos animales en la ciudad, que además de a los vecinos, molesta sobre todo al sector de la hostelería. No obstante, una paloma puede llegar a depositar hasta 200 gramos al día y puede genera la corrosión de los materiales, especialmente en la piedra.
De hecho, el Ayuntamiento ya ha tramitado en lo que va de año cinco denuncias a personas que alimentan a las palomas. Las sanciones van de los 150 a los 750 euros, en caso de personas reincidentes. No obstante, la vigilancia y las sanciones se combinan con campañas de concienciación sobre la superpoblación de estos animales.
Además, el Consistorio también mantiene trampas en el centro de la ciudad para controlar las poblaciones. Actualmente cuenta con tres instaladas, pero espera llegar a ocho con la colocación de nuevas trampas en los próximos meses. Las palomas apresadas son enviadas a palomares para la repoblación en el campo, en un hábitat más natural y donde lejos de generar inconvenientes a la actividad humana contribuye a la mejora de la biodiversidad.
La colonia de palomas de Santa Ana deteriora varios inmuebles
El derribo de un edificio deshabitado que servía de refugio a decenas de aves provoca su dispersión con molestias para varias comunidades de la zona
01/09/2017
Actualizado a
12/09/2019
Lo más leído