La declaración de dos vecinos vuelca las sospechas sobre un testigo del crimen del Ejido

La acusación cita a declarar, ahora como investigado, a una de las personas que aquella tarde estuvo en el lugar del crimen por coincidir con la descripción

I. Herrera
01/12/2018
 Actualizado a 12/09/2019
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La causa por el crimen del Ejido se archivó sin culpable por «falta de autor conocido», pero el empeño del hijo de la víctima, apoyado por su madre, lograba reabrir el procedimiento. No estaban satisfechos con la investigación y no se resignan a que la muerte de Jorge quede impune. Su cuerpo apareció el lunes 20 de junio de 2016 tendido en el suelo del salón de su casa entre un charco de sangre. Según revelaría el informe de la autopsia llevaba muerto desde la tarde del sábado después de haber recibido más de 15 puñaladas de las que trató de defenderse hasta que cayó inconsciente quedando a merced de su agresor que, más de dos años después, no ha sido localizado.

La clave para la reapertura del caso fueron una pareja que, en el momento de los hechos, vivía en una calle paralela a la del domicilio de la víctima y las ventanas de ambos pisos daban al mismo patio interior. Según recordaba la mujer era un sábado, entre las seis y la siete de la tarde, y ella se encontraba en la cocina de su vivienda preparando la cena porque tenía una cena familiar. Estaba sola, tenía las ventanas abiertas y la campana extractora encendida, pero le pareció escuchar unos gritos y, según su testimonio, apagó la campana para escuchar mejor. Incluso habría salido a la terraza para comprobar de dónde venían los «gritos de dolor» que salían del edificio de enfrente.

Vio a un individuo «apoyado de espaldas en la pared de la habitación empuñando las manos con mucha fuerza y bramando con rabia» hasta que «llegó un momento que pareció relajarse respirando profundamente y quedándose observando de frente hacia el suelo».

Según su relato, luego habría perdido de vista a ese individuo hasta que le volvió a ver entrar en la cocina de forma muy rápida quedando de espaldas a ella y un poco agachado apoyado en una lavadora. En ningún momento pudo verle la cara, pero le describía como un hombre joven, de entre 30 y 40 años de edad, de más de metro setenta de altura, complexión normal tirando a un poco ancho, piel morena, pelo corto, moreno y tupido, y con bermudas blancas con bolsillo laterales, deportivas blancas y una camiseta azul.

La descripción parece descartar a los dos últimos citados a declarar como investigados, pero vuelca las sospechas sobre otro de los que ha pasado por el procedimiento como testigo al que la representación legal por parte de la víctima, que ejerce el letrado Fernando Rodríguez Santocildes, citará de nuevo a sentarse ante la jueza ahora como investigado.

Un nuevo avance en la lucha por encontrar a quien mató a Jorge, una batalla que, para la familia de la víctima, está siendo extremadamente dura por los nulos avances y la total desinformación por parte de la Policía Nacional «que nunca tienen nada».
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