La fe que salva el patrimonio

El altar mayor de la iglesia de Villaquejida precisa de una restauración cuyo coste es inalcanzable para la parroquia por lo que, tras un sondeo previo, piden ayuda a los feligreses

T. Giganto
03/12/2018
 Actualizado a 15/09/2019
Detalle del altar mayor de la Iglesia de Villaquejida cuyo centro ocupa el Cristo. | JUAN M. ÁMEZ
Detalle del altar mayor de la Iglesia de Villaquejida cuyo centro ocupa el Cristo. | JUAN M. ÁMEZ
Dicen de la fe que según sea su fortaleza así podría llegar incluso a mover montañas y en algunos rincones de León apunta a que será capaz de salvar el patrimonio de un pueblo. Antes de abrir la posibilidad de las donaciones, han sondeado si estas llegarían y en poco tiempo han descubierto que sí, que la fe de los feligreses de Villaquejida será capaz de elevar andamios, de cerrar las grietas del tiempo y de recuperar el color que han comido los centenares de calendarios que lleva consumidos el altar mayor de su Iglesia.

Si nuestros antepasados fueron capaces de construir el templo, ¿no vamos a ser capaces de mantenerlo? Cuenta Feliciano Martínez Redondo, vecino de Villaquejida y entusiasta de la conservación del patrimonio y la cultura de su pueblo, que la construcción del retablo del altar mayor que ahora precisa de una intervención para procurar su conservación tuvo en su día un coste total de 44.100 reales de vellón. Fue entre 1773 y 1775 cuando se hizo y por aquel entonces tal cantidad de dinero era mucho más que una fortuna. Para alcanzarla ayudaron las limosnas de los devotos del propio municipio pero también de otros cercanos de la propia provincia leonesa así como de la vecina Zamora. A ella contribuyeron también otros donativos en grano y en especie así como los propios bienes de la Iglesia y la ayuda de del Concejo. «El retablo del altar mayor de la capilla del Cristo de Villaquejida tiene un gran valor histórico, artístico y religiosamente emotivo. Si nuestros antepasados fueron capaces de construirlo, pintarlo y dorarlo, a pesar del elevadísimo coste que supuso para la época, ¿no vamos a ser capaces sus sucesores de restaurarlo?», reflexiona Feliciano.

De 41.000 reales a 56.000 euros

Este es el único altar de esta Iglesia que queda sin restaurar, después de que se hayan hecho estas labores en otros cuatro. El altar mayor, dedicado al Cristo de Villaquejida, es el que supone, «por su monumentalidad», un más elevado coste. Don Justo, párroco del municipio, se ha empeñado en emprender cuanto antes la restauración de dicho retablo y para ello ha iniciado una especie de sondeo con el que pretende comprobar las posibilidades de hacer frente al gasto que suponen estas tareas y que asciende a los 56.065,35 euros, IVA incluido.

La respuesta por parte de los feligreses no se ha hecho esperar y además de rápida ha sido «sorprendente» de modo que 25.100 euros están ya comprometidos por parte de varias familias del pueblo. Dentro de unas semanas, vista ya definitivamente la viabilidad de la obra, abrirán una cuenta bancaria donde los interesados puedan ingresar los donativos para tal fin.

La construcción del altar mayor data de 1773 y 1775, cuando se acabó, y su coste fue de unos 44.000 reales Convencido de que si se pudo levantar entonces, se puede conservar ahora, Feliciano explica algunos detalles acerca de la construcción del citado altar mayor que fue obra del escultor benaventano Lorenzo Iván. Este trabajó en el elemento central del templo durante dos años y lo hizo tras la construcción de la que es hoy la Iglesia parroquial de esta localidad del sur de León y que inicialmente pretendía ser una capilla para venerar al Cristo de Villaquejida. Con el paso del tiempo, este templo se convirtió en parroquial al derrumbarse la Iglesia de Santa María de las Eras a finales del siglo XIX.

Las obras para levantar el altar mayor tal y como hoy se conoce tuvieron un coste aproximado de 26.000 reales de vellón a los que habría que sumar otros 19.000 que costó el dorado, realizado diez años más tarde por el «maestro pintor y dorador» Joaquín Rodrigo, de Benavente. Entre los gastos de la construcción detalla algunos tan curiosos como la compra de «una carga y ocho celemines de grano a la panadera para que diese pan a los maestros del retablo» y algunas cántaras de vino «para los maestros del retablo y obreros». La fe de entonces propició que hoy los vecinos de Villaquejida tengan esta joya entre en su patrimonio y a ella apelan para que así siga siendo, para conservar la historia de los devotos que hasta allí peregrinaban, la de la panadera que amasó el pan a los maestros. La del pueblo.
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