«La gente está consternada, está jodida, pero no se puede hacer nada. Una vez que pasan las cosas, es lo que hay. Sólo nos queda despedirle como merece, porque le queríamos mucho, y apoyar a la familia después de la barbaridad tan injusta que están sufriendo». Son palabras del alcalde de Castrocontrigo, Olivio Campo, quien transmite su pesar por el asesinato del guardia civil David Pérez Carracedo, con raíces en la localidad de Nogarejas, después de ser embestido por una narcolancha en la localidad gaditana de Barbate.
El féretro con los restos de David Pérez Caracedo fue trasladado el pasado sábado hasta Pamplona, donde residía habitualmente. Allí se abrió este domingo la capilla ardiente antes de que a mediodía se celebrase el funeral en la catedral. Posteriormente, el cuerpo sin vida del guardia civil, que tenía 43 años y deja mujer y dos hijos de seis y nueve años, fue trasladado al velatorio de la localidad de Nogarejas, de donde es su familia materna y donde este lunes será enterrado tras una misa que está prevista a mediodía en la iglesia parroquial de la localidad.
Tanto en su traslado hasta Pamplona como posteriormente hasta Nogarejas, el féretro fue escoltado por la Agrupación de Tráfico y por Grupo de Acción Rápida (GAR), del que formaba parte el fallecido. Fueron muchos los agentes que se cuadraron y saludaron al paso de la comitiva para darle el último adiós.
Olivio conocía perfectamente a David, pues tenía sólo tres años menos que él. «Sus hijos juegan con los míos y son una familia muy grande y conocida en la zona, ya que en la familia de su madre son 16 hermanos y aún vive su bisabuela, que tiene 94 años», detalla el alcalde antes de explicar que los padres del guardia civil visitan con frecuencia la localidad.
David volvía a Nogarejas siempre que podía y lo hacía acompañado de su familia. Su última visita había sido para pasar la Nochebuena y también había estado en verano de vacaciones. «Debemos arroparles estos días, pero también más adelante, porque es un golpe muy difícil de asimilar», concluye Olivio.
Cabe recordar que otro agente también perdió la vida y dos resultaron heridos como consecuencia de la embestida de la narcolancha, mientras que la Guardia Civil ha detenido ya a las ocho personas implicadas –que pasarán este lunes a disposición judicial– en unos hechos que han desatado una fuerte controversia política a nivel nacional por la escasez de efectivos a la hora de luchar contra el narcotráfico en una zona en la que se ha perdido el principio de autoridad y en la que mucha gente vitoreó incluso a los delincuentes.
En este sentido, la viuda del agente, Patricia Navarro, se negó este domingo en la capilla ardiente a que fuese el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, quien colocara sobre el féretro la Cruz de Oro de la Orden del Mérito de la Guardia Civil, que les fue concedida a título póstumo a los dos agentes asesinados.
El ministro se dirigió a coger la medalla que portaba un agente de la Guardia Civil con la intención de colocarla en el féretro. En ese momento, la viuda mostró su disconformidad y alegó que su marido «no habría querido esto». Algunos asistentes aplaudieron a la viuda y finalmente fue el agente que portaba la medalla quien se encargó de colocarla en el féretro con los restos de Pérez Carracedo.
Al margen de la tensión vivida en esos momentos en la capilla ardiente, cientos de personas acudieron posteriormente a la Catedral de Pamplona para arropar a la familia y amigos del guardia civil con raíces en Nogarejas.
A las puertas del edificio, agentes de la Benemérita, de la Policía Nacional y de la Policía Foral se colocaron formando un pasillo para recibir el féretro con el cuerpo de David Pérez Carracedo, que llegó cubierto por una bandera de España, portado por los compañeros y seguido por sus familiares. Los restos del fallecido fueron recibidos en posición de firmes por parte de los agentes, entre los aplausos de los asistentes y mientras se entonaba el himno de España. Los aplausos han seguido en el interior de la Catedral, donde se escucharon gritos de ‘Viva la Guardia Civil’.
Mientras, a la otra punta de España, la Catedral de Cádiz acogió el funeral del otro guardia civil que perdió la vida tras ser embestido por la narcolancha y que era natural de San Fernando.