Al cierre del primer semestre la provincia contaba con 451.210 residentes, según los datos actualizados este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), 1.009 menos que a comienzos de año. Un resultado que, a todas luces, no es para nada positivo. Sin embargo, la despoblación parece que reduce la marcha en territorio leonés: actualmente se están perdiendo 5,57 habitantes al día, cuando la media de la última década ha sido de 10,8 menos. Un resultado insuficiente, pero que procede principalmente del galopante envejecimiento que arrastra León.
En este sentido, en otra de las estadísticas oficiales actualizadas ayer, León tiene el cuarto índice de envejecimiento más elevado de España, solamente situada por detrás de sus vecinos de Zamora, Ourense y Lugo, con una edad media que roza el medio siglo: 49,6 años. No obstante, a la provincia está llegando ahora más población de la que sale. Se sigue perdiendo vecinos pero, a juzgar por lo que refleja el INE, el motivo principal es esa elevada edad de la población leonesa que, por consiguiente, dispara la mortalidad.
Este saldo migratorio positivo que está echando un pulso al envejecimiento para mitigar los efectos de la despoblación en la provincia se refleja especialmente en los movimientos internacionales. De hecho, León registró durante el primer semestre del año el récord de la serie histórica del INE en lo que al flujo de inmigrantes procedentes del extranjero se refiere.
De este modo, llegaron 2.035 personas a la provincia de otros países. En su gran mayoría, nueve de cada diez, también de nacionalidad extranjera. Por su parte, fueron 726 los que hicieron las maletas desde León a algún punto lejos de las fronteras españolas. Así, el saldo migratorio quedó fijado en un balance positivo de 1.309 personas en la primera mitad de 2022, siendo las cifras más elevadas desde el primer semestre de 2008.
La pandemia cambió la tendencia
Atendiendo al saldo migratorio de movimientos con otras partes de España, se advierte que León encadena dos años recibiendo más población que la que envía a otros territorios. Algo insólito en la serie histórica del INE en lo relativo a la provincia. De hecho, antes de enlazar estos cuatro, para encontrar un semestre con un balance beneficioso para los padrones leoneses había que remontarse a la segunda mitad de 2010.
En este sentido, la pandemia del Covid-19 produjo un cambio de tendencia y León ha pasado de ser más una provincia de entrada que de salida. La diferencia entre la inmigración y la emigración dentro de las fronteras nacionales arrojan desde entonces un balance positivo de 835 personas más que han llegado que las que se han ido.
En concreto en el primer semestre del presente de este 2022, llegaron 2.471 por los 2.430 que decidieron hacer las maletas a otros puntos de España. El cambio de paradigma que parece tomar forma tras el coronavirus también se deja ver en los intercambios con Madrid, con unas salidas sensiblemente inferiores a las que había antes de la pandemia. Al mismo tiempo, ha aumentado el número de leoneses que vuelven de la capital, aunque sin llegar a registrar un saldo favorable para la provincia.
La provincia ha perdido cerca de 40.000 residentes en una década, más de 2.000 en el último año, pero los datos que muestran los movimientos migratorios dejan cierto margen para pensar que el descenso demográfico podría estabilizarse en un futuro. Un horizonte difuso, tanto en fechas como en saber hasta dónde mermará el padrón, pero que comienza a divisarse gracias a una tendencia que parece estar consolidándose tras la pandemia: a León, ya llegan más de los que se van,