Castilla y León busca acercarse a Portugal, con el impulso de infraestructuras todavía pendientes, como las dos conexiones por autovía, a través de Salamanca y Zamora, así como el corredor ferroviario convencional que pretende facilitar el transporte de mercancías entre los puertos lusos, la comunidad y el corazón europeo. Además, sobre la mesa, está también la variante internacional entre Sanabria, Braganza y el norte portugués. Estos asuntos se abordarán en la próxima Cumbre Hispano-Lusa, la número 30, que se celebra este miércoles, 21 de noviembre, en la ciudad de Valladolid. Además de los proyectos pendientes, el impulso del Corredor Atlántico en su trazado ibérico centrará los debates por ser uno de los incluidos en el mapa de la Red Transeuropea del Transporte (RTE-T).
Uno de los primeros hitos, que cambiará el actual modelo de comunicaciones por carretera, será la finalización el próximo año de las obras de construcción de los últimos cinco kilómetros de la Autovía de Castilla (A-62), entre Fuentes de Oñoro (Salamanca) y la frontera lusa, que ya está ejecutado en un 66 por ciento. Los trabajos arrancaron en enero de 2015, con un plazo de 40 meses y una inversión de 21,2 millones de euros, si bien se han demorado más de lo previsto. Este tramo de la A-62 permitirá conectar con la IP-5 en Portugal, de forma que la red viaria de alta capacidad de Castilla y León y el país vecino quedarán enlazadas prácticamente, acabando en gran medida con un ‘cuello’ de botella, que complicaba el tráfico por este punto de la frontera portuguesa en Salamanca. Además, este itinerario forma parte del trazado del Corredor Atlántico, que comunica esta fachada marítima, con el interior de la Península Ibérica y el continente europeo.
Más tendrá que esperar el enlace a través de la Autovía del Duero (A-11), desde Zamora. Se trata de 71 kilómetros, que requerirán un desembolso en torno a 330 millones. El Ministerio para la Transición Ecológica acaba de formular la declaración de impacto ambiental favorable, al tener que actualizarse ante el paso de los años sin que se haya ejecutado su construcción. El proyecto de estos cuatro tramos se está redactando desde hace casi una década, puesto que este trámite se topó con la crisis y las medidas de ajuste sobre el gasto público. El anterior Gobierno había anunciado la licitación en 2016 de las obras de construcción, si bien nunca se llegó a materializar esta medida por lo que continúan esperando un impulso los tramos: Zamora-Ricobayo (17,2 kilómetros), Ricobayo-Fonfría (20,2 kilómetros), Fonfría-Alcañices (17,8 kilómeros) y Alcañices-San Martín del Pedroso (16,6 kilómetros).
Ferrocarril
Por otra parte, otra de las infraestructuras clave para los dos territorios fronterizos es el impulso del corredor ferroviario desde Aveiro y Vilar Formoso hasta Fuentes de Oñoro y Salamanca, puesto que desde la ciudad y hasta Medina del Campo, ya se encuentra electrificada la vía. Este eje, que conecta con Burgos e Irún, forma parte de los planes de inversión del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif). En concreto, la sociedad adjudicó en junio a Elecnor, por 21,3 millones, las obras y el mantenimiento de la electrificación del tramo entre Salamanca y Fuentes de Oñoro, con un plazo de ejecución de 42 meses (18 de obras y 24 de mantenimiento). Además, en diciembre de 2017, encargó las obras de instalación de la catenaria por 31,7 millones y un plazo de ejecución de 18 meses.Fuentes de Adif explicaron a Ical que los trabajos avanzan con «normalidad» con el suministro de los materiales. Las obras de replanteo se encuentran finalizadas en un 95 por ciento. Actualmente se está efectuando la excavación y hormigonado para apoyos entre Aldehuela y Ciudad Rodrigo, en un tramo de unos 30 kilómetros. También se está haciendo una zanja para el cable de 64 fibras ópticas y se están construyendo locales en las estaciones de Barbadillo y Aldehuela, un nuevo edificio en La Fuente de San Esteban y se reforma otro en Tejares.