Así, durante lo que quedaba de ese año y todo 1969, Roa Rico encargó 26 retratos de quienes habían ocupado el sillón presidencial del Palacio de los Guzmanes entre 1899 y 1964. Cada pintura costó 5.000 pesetas, más el marco (1.600 pesetas/unidad) y la chapa grabada (100 pesetas cada una). Los autores fueron Ángel Estrada (cuatro retratos), José Vela Zanetti (tres retratos), Aurora Martín Santos, Alejandro Vargas, María Isabel Alonso Llorente, Luis Sáenz de la Calzada, Hipólito Martín, Petra Hernández y Modesto Llamas (dos retratos cada uno de ellos), y también pintaron una obra los artistas Jesús Fernández Espino, Enrique Estrada, José Sánchez Carralero, Javier Rueda y Gloria Alcahud. (El retrato del presidente Ramón del Riego, pintado por ésta última, fue sustituido en 1971 por otro de Sofía García Mares, por iniciativa de la familia del expresidente, costeado por ellos).
La galería de presidentes la propuso Antonio del Valle en 1968 y la llevó a cabo el oficial Francisco Roa Rico
En 1970, concluido el encargo y terminada la sala en que habían de exhibirse los retratos, se puso en marcha un proyecto que ha ido creciendo con el paso de los años. Un año después de concluir el segundo mandato de Del Valle en la institución provincial, fue su sucesor, Emiliano Alonso Sánchez Lombas, quien encargó el retrato del ya expresidente. Lo pintó María Aurora Martín Santos y costó 25.000 pesetas.
Una tradición no escrita
Unos años más tarde, ya durante el segundo mandato de Sánchez Lombas, y por iniciativa del diputado Joaquín López Contreras –fallecido este año– se aprobó incorporar a la galería de presidentes la pintura del único presidente que faltaba entonces, el de Ramiro Armesto Armesto, uno de los cinco presidentes que tuvo la Diputación de León en el año 1936. Su retrato fue obra del artista José Vela Zanetti, que lo pintó gratuitamente.Por cada uno de los 26 primeros retratos se pagaron 5.000 pesetas, más el marco (1.600) y la chapa (100) Tras colgar los 26 primeros retratos, y como hiciera Sánchez Lombas con el de su predecesor, una tradición no escrita marcaba que, al final de cada mandato, cada presidente entrante se encargaba de colgar el retrato institucional de su antecesor en el cargo para que la galería de presidentes fuese recogiendo la secuencia de mandatarios de la institución provincial. Varios, antes de irse, dejaban encargado el retrato al artista que eligiesen, que se colgaría tras producirse el relevo en la Presidencia.
Así lo hizo Sánchez Lombas, que fue pintado por Modesto Llamas Gil. Se fue en 1979 y su retrato, que costó 50.000 pesetas, se colgó un año después. Al mismo artista se lo encargó Julio César Rodrigo de Santiago, cuyo retrato importó 100.000 pesetas y se colgó en 1983. El expresidente Manuel Cabezas Esteban fue retratado por Petra Hernández. Su retrato costó 150.000 pesetas y se colgó en 1984.
Sólo la familia de un expresidente, Del Riego, decidió encargar un nuevo retrato, que costearon ellosA Alberto Pérez Ruiz, fallecido este año, lo pintó Modesto Llamas. El retrato costó 350.000 pesetas y se colgó en 1992. José Sánchez Carralero retrató a Agustín Turiel, un cuadro que importó 749.000 pesetas y que se colocó en la galería en 1996. El mismo autor pintó a José Antonio Díez, aunque esta vez ya cobró en euros (6.420), y el retrato se colgó en 2003.
Cambios en la galería presidencial
En los últimos años, los grupos de la oposición en el Palacio de los Guzmanes habían denunciado una y otra vez que Isabel Carrasco –presidenta desde julio de 2007 y asesinada en mayo de 2014– rompió la tradición de la galería de presidentes al impedir que su antecesor, Javier García-Prieto, colgara su retrato en el pasillo (él lo niega) y al convertirse en la primera dirigente de la historia de la institución que encargó y ordenó colgar su cuadro antes de abandonar la Presidencia, lo que trajo consigo muchas críticas y algún dolor de cabeza para los responsables de protocolo: no hay placa con fechas en el retrato.
En 2011, antes de empezar su segundo mandato, Carrasco tuvo claro que quería mandar pintar su retrato antes de irse de la Diputación. Un encargo que dejó en manos de su entonces ‘sombra’, el vicepresidente primero, Marcos Martínez Barazón, que supervisó las órdenes que ella misma había dado al pintor Modesto Llamas en un encuentro fortuito durante una exposición.
El 4 de marzo de 2012, día en que Isabel Carrasco cumplía 57 años, ordenó colgar su retrato en la galería, no sin antes haber reestructurado el orden de los retratos presidenciales, hasta entonces colocados por estricto orden cronológico. Con los cambios, su retrato se reubicó justo a la entrada de su despacho.
Días después, en el pleno del 28 de marzo, el diputado Matías Llorente se interesó por la ausencia del retrato del expresidente García-Prieto en la galería y por la rápida colocación del de Carrasco. «Falta un cuadro», espetó Llorente, «y nos gustaría saber por qué es la primera vez que un presidente consigue colgar el suyo antes de irse». «El presidente es el que decide quién le pinta y cuándo quiere que se le pinte, si antes o después», contestó entonces la presidenta, «yo cuándo he llegado he visto todos los anteriores menos ése, pero no voy a asumir una responsabilidad que no me corresponde».
En numerosas ocasiones quiso saber la oposición el coste de ese retrato, pero Carrasco zanjó la cuestión en un pleno, con un «eso no le interesa a nadie». Por el cuadro, se ha sabido ahora, se pagaron 8.640 euros en 2012.
El oscurantismo que pesaba sobre «la Diputación más transparente de España» impedía conocer los interesantes detalles de una galería presidencial prácticamente desconocida por los leoneses. El silencio también ha imperado entre expresidentes, diputados, artistas y funcionarios: nadie parecía conocer los detalles, o no recordaban o no querían hablar.
Tras un año convulso y lleno de sobresaltos en la Diputación (con el asesinato de Carrasco y la detención, imputación por seis delitos y encarcelamiento de su sucesor, Marcos Martínez Barazón), la casa busca desesperadamente volver a la normalidad. En su apuesta por la transparencia, el presidente de la institución desde el 14 de noviembre, Emilio Orejas, ha dado luz verde al Servicio de Archivo e Imprenta de la casa para que facilitara información sobre un proyecto que durante 44 años ha pasado prácticamente desapercibido en la provincia.
¿Tres nuevos retratos?
En la galería, denunció Llorente en el pleno de noviembre, «sigue faltando el retrato de García-Prieto», presidente entre 2003 y 2007. También preguntó el diputado si el equipo de gobierno tiene previsto colgar el retrato de su excompañero de filas, el expresidente Marcos Martínez Barazón, ahora diputado no adscrito. En libertad bajo fianza de 30.000 euros y a la espera de ser juzgado en la Audiencia Nacional por seis delitos, Barazón sigue proclamando su inocencia.
Salvo novedades, Emilio Orejas ocupará el sillón presidencial unos siete meses. De momento, «no se ha planteado» quién realizará su retrato cuando se vaya.
– «Desde que se rompió la tradición de los retratos presidenciales una maldición reina en la casa», suelta alguno.