La última llamada de las cabinas de León

Ya hacía tiempo que no funcionaban, pero han formado parte de nuestra historia, aunque en realidad ahora pasábamos por delante de ellas sin percatarnos de su presencia. Y eso quienes ya peinamos alguna cana, porque puede que aquellos que han nacido ya con el teléfono móvil debajo del brazo ni siquiera sepan de su existencia ni se hayan parado a pensar para qué servían.

Nos referimos a las cabinas de teléfono, indispensables durante tantos años y el principal motivo para pedir cambio en un bar antes de que llegara la zona azul a hacerle la competencia y antes de que el móvil acabara con la necesidad de tener monedas para poder comunicarnos o para alimentar los parquímetros.

El Ayuntamiento de León ha comenzado a retirar las últimas cabinas que aún quedaban en las calles de la ciudad, aunque muchas, la inmensa mayoría, ya no tenían teléfono y se habían convertido en un elemento más del mobiliario urbano cuya única utilidad era ya la de ser objeto del desfogue de los vándalos o soportar anuncios de alquiler de pisos, de conferencias o de cursos de pilates.

Ahora, que para hablar por teléfono por la calle bastan unos auriculares inalámbricos y ni siquiera tenemos que llevar en la mano el aparato, la Ley General de Telecomunicaciones, aprobada hace algo más de un año, ya no obliga a Telefónica a mantener las cabinas en las calles, aunque permite que se reconviertan en puntos de conexión a internet, teléfonos de emergencias o puntos de envío y recogida de paquetería.

De hecho, el último contrato que el Gobierno de España mantenía con la compañía venció con el inicio del año 2022 y ya no se renovó ante la previsible entrada en vigor de la nueva normativa.

No llegarán por tanto las cabinas, o teléfonos públicos de pago, a cumplir un siglo de existencia. La primera cabina telefónica en España se instaló en 1928 en la caseta del Viena Park, actualmente denominado como Florida Park, en el parque del Retiro de Madrid. Se trataba de un aparato que estaba emplazado dentro de un cajetín que se abría para acceder al teléfono.

Este modelo de cabina no era el que se hizo habitual años más tarde, puesto que aún necesitaba que una operadora controlara la extensión de la llamada. En este sentido, si nos referimos al concepto actual, con un cubículo destinado a albergar el teléfono público, la primera cabina se instaló en España en 1963, cuando comenzaron a desplegarse en las vías públicas de Madrid y Barcelona y posteriormente en las de otras ciudades del país como Bilbao.

Pocos años después, en el 66, llegaron a León y ahora les llega la jubilación, la última llamada.