Las oposiciones, ¿vocación o solución?

La Administración Pública se ha convertido en un refugio laboral para miles de jóvenes leoneses afectados por la crisis, que compiten con los que siempre lo tuvieron claro

D.L. Mirantes
01/04/2016
 Actualizado a 19/09/2019
La competencia para alcanzar un puesto en la Administración Pública es feroz tras el parón de las convocatorias en los últimos años. | ICAL
La competencia para alcanzar un puesto en la Administración Pública es feroz tras el parón de las convocatorias en los últimos años. | ICAL
Buscar un empleo en León es una cruzada, encontrarlo un milagro, que el puesto entusiasme al trabajador un mito y que las condiciones laborales sean buenas una quimera. Basta hablar con los jóvenes que se incorporan por primera vez al mercado laboral para darse cuenta de esta realidad o (más frío) leer las cifras de parados en la provincia, 40.709 al cierre del pasado ejercicio. En este contexto, el empleo público, más estable y con mayores derechos, se convierte en un ansiado refugio para miles de jóvenes –y ya no tan jóvenes– que sienten el vértigo cuando empiezan a sacar la cabeza fuera del nido para contemplar el mundo en el que tendrán que encontrar el sustento día a día durante cerca de las dos siguientes cuartas partes de su vida. Ante ello, muchos deciden dedicar su esfuerzos a opositar, lo que genera la crítica de quienes no dudan en generalizar para señalar que «los jóvenes sólo aspiran a ser funcionarios». Realmente, ¿es su única aspiración o la única salida que les queda?

De acuerdo con los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) que ayer remarcó Comisiones Obreras (CCOO), desde el 2008 la provincia de León ha perdido la friolera de 12.000 jóvenes de entre 16 y 24 años. Un descenso demográfico que no solo obedece a cuestiones de natalidad sino también a la emigración, para la que los jóvenes tienen cumplidos motivos. De los que se quedan, el 45% está en paro y más de la mitad de los que tienen un empleo trabajan con un contrato temporal. De esos contratos, el 35% son a tiempo parcial y hasta las contrataciones de la Administración no se pueden considerar «de calidad» porque el 86% son temporales, ya que las convocatorias de oposiciones se hanparalizado en muchas áreas. No obstante, hasta los 24 años una parte importante de la población está formándose.

¿Una vida laboral sólida?


Y después, ¿qué? "Becas ocultas y fórmulas de contratación donde bajo la excusa de prácticas se sustituye a un trabajador con contrato", denuncia el secretario provincial de CCOO, Ignacio Fernández.

Y más allá, ¿qué? En toda la provincia de León trabajan 162.200 personas, de ellas, 39.107 son autónomos y 30.193 personal de las Administraciones Públicas. Con ello, son 92.900 los trabajadores asalariados por terceros. Dadas las dificultades que plantea el empleo por cuenta propia, la fragilidad del tejido industrial que garantice empleo de calidad y que las empresas que más han crecido en los últimos años están en el sector del telemárketing, donde la rotación, la precariedad y la conflitividad laboral alcanzan cotas altísimas, el sector público es cada día más deseable para los jóvenes. Fuera de un puesto fijo en la Administración tienen «pocas expectativas de construir una vida laboral con solidez».

La vida que les espera


Sin embargo, la búsqueda de un empleo estable no es el único motivo que mueve a los jóvenes a preparar unas oposiciones, que cada vez son más duras por el incremento de la competencia. Muchos lo hacen por vocación, mientras que otros llegan a las academias después de entrar y salir del mercado laboral. Lo que queda claro después de hablar con ellos es que cada uno tiene sus razones y que el fantasma del aburrimiento amenaza incluso a los que nunca se han planteado entrar en el sector privado. "Puede que a los diez años ya no esté motivad y quiera dejarlo, pero a día de hoy no contemplo otra cosa", afirma Ángela, que oposita a una plaza de inspectora de Hacienda. "Si hubiera empleo de calidad en lo privado quizás no estaría aquí", apunta Elena que lucha por ejercer como Inspectora de Trabajo. "Jamás me he planteado otra cosa, yo soy un enamorado de la docencia", concluye Rodrigo, aspirante a maestro.
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