En un comunicado, la Alianza indicó que va a provocar un «desabastecimiento» de lechazos con el marchamo de calidad de Castilla y León tanto a restaurantes como a particulares, por lo que exigió que las administraciones sean competentes y vigilen la entrada de corderos importados que después se venden como procedentes de la comunidad cuando en realidad no lo son».
En este mismo sentido se han pronunciado desde Asaja, sindicato que señala que el 40% de los lechazos que saldrán de los mataderos de Castilla y León en esta campaña de Navidad vienen de Francia. «Desde el mes de noviembre, mataderos regionales comienzan a incrementar sus importaciones de camiones de corderos. Las importaciones de ovino en Castilla y León procedentes de comercio intracomunitario suman anualmente unas 250.000 unidades, pero lo grave es que se concentran principalmente en las fechas prenavideñas, en las que llega la mitad de esos corderos, procedentes en casi un 90 por ciento de Francia y el 10 por ciento restante de Portugal. Así, se da el agravante de que de los cerca de 300.000 corderos que salen de los mataderos de Castilla y León en el mes de diciembre, aproximadamente 120.000, casi la mitad, son importados», explican.
Dada la entrada masiva de este producto de países colindantes, desde los sindicatos piden a las administraciones que «fortalezcan los controles para evitar que se inunde el mercado de corderos importados y hundir los precios en un momento vital para los ganaderos, cuya economía está especialmente dañada tras uno de los peores años que se recuerdan en el sector».
Retraso de parideras
«Estas dificultades por las que ha pasado el ganado han retrasado las parideras programadas por los ganaderos para abastecer el pico de demanda de las fechas navideñas», ha explicado, un hecho que sin embargo, «no se ha traducido en un desabastecimiento ni precios altos que, como pretenden los mataderos, justifiquen recurrir a importaciones excepcionales para abastecer el mercado», ha señalado Dujo.
Más controles
La consejera de Agricultura y Ganadería de la Junta, Milagros Marcos, ha asegurado en este sentido que, al igual que se hizo el año pasado en la campaña navideña, que es cuando hay una mayor demanda, se están intensificando los controles para que se «identifique con claridad el lechazo de otros países aunque se sacrifique aquí». De esta forma, dijo, se comprueba que el producto analizado «no solo está con todos los parabienes, por decirlo de alguna forma, y que cumple todos los requisitos sanitarios y de otro tipo, si no que en el etiquetado figura que procede de otros países».
Respecto a la posibilidad de que haya escasez por la alta demanda de lechazos autóctonos -en concreto los de las Identificaciones Protegidas (IGP) de raza churra, ojalada y castellana- o los de la raza de origen israelí Assaf que figura con la etiqueta de Tierra del Sabor- la consejera precisó que todos los años hay lechazo que viene de fuera al no poder cubrir la demanda, y que se está trabajando en la Mesa del Ovino para incrementar la productividad a través de la genética y evitando la estacionalización para que haya producto todo el año. «Lo que se etiqueta es lechazo de Castilla y León», zanjó la consejera de Agricultura.