Así se recoge en un informe elaborado por el Observatorio de Sostenibilidad (OS), titulado ‘Aumento de temperaturas por ciudades en España 1893-2020’ y difundido este miércoles. El trabajo se basa en datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
El informe analiza las temperaturas de las 50 capitales de provincia y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla desde el inicio de sus respectivas series históricas (la de Madrid, por ejemplo, empieza en 1893). En esas 52 localidades residen actualmente algo más de 15 millones de habitantes.
Los autores también analizaron las temperaturas de la década entre 2011 y 2020 con respecto al periodo de referencia entre 1981 y 2010, por analizar datos comparables.
Así pues, la temperatura en las capitales de provincia y ciudades autónomas aumentó 0,73 grados de media en la década pasada, cuando el promedio en el conjunto de España fue de un incremento de 0,59 grados.
Lleida es la capital que más se calentó la década entre 2011 y 2020 (1,79 grados más), seguida de Jaén (1,41), Barcelona (1,32), Cuenca (1,18), Ávila (1,17), Murcia (1,12), Granada (1,07), Teruel (1,05) y Girona (1,05), que conforman el grupo que sobrepasó el grado de calentamiento.
Por el contrario, las capitales que menos se calentaron son León (0,38 grados más), Cádiz (0,39), Santa Cruz de Tenerife (0,39), Almería (0,40), Oviedo (0,42), Huelva (0,43), Salamanca (0,44), A Coruña (0,44) y Sevilla (0,47).
En cuanto a las series temporales específicas, Madrid se ha calentado 1,75 grados más en la década de 2011 y 2020 respecto al periodo entre 1891 y 1920; Málaga tuvo 0,86 grados más respecto al periodo entre 1941 y 1970, y Valencia, 1,04 grados más en comparación con 1961-1980.
Si no se frena el cambio climático con reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, las previsiones para 2050 apuntan que las ciudades que más aumentarán sus temperaturas son Ciudad Real, Madrid, Cuenca, Guadalajara, Ávila, Soria, Sevilla, Jaén, Cáceres y Badajoz. En concreto, en Ávila se elevarán en 3,1 grados, seguida en Castilla y León, por Segovia y Soria, tres; Salamanca y Valladolid, 2,9; Zamora, 2,8; Palencia y Burgos, 2,7 y León, 2,6.
Superficie artificial
Por otro lado, la superficie artificial de España casi se duplicó entre 1987 y 2018, al pasar de 670.000 a 1.367.000 hectáreas. Las superficies urbanas se multiplicaron por 1,5 y las zonas industriales, comerciales y de transportes lo hicieron por 3,5. Aunque las zonas verdes aumentaron 4,5 veces, ello no fue suficiente para detener el efecto ‘isla de calor’ en las ciudades, según el informe.
En ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla, Málaga o Valencia se han llegado a detectar hasta 9 grados entre el centro de la ciudad y las áreas limítrofes.
El informe incluye recomendaciones a corto y medio plazo para las ciudades, como aumentar el número de árboles, jardines, cubiertas y fachadas verdes; más agua con fuentes, láminas y humedales; pavimentos drenantes para favorecer infiltración de agua; creación de anillos verdes, bosques urbanos y corredores ecológicos; tejados solares (proporcionan sombra y producen electricidad barata), un diseño urbano que favorezca la circulación del aire, detección y mapeo de poblaciones más vulnerables al calor, contención del tráfico en el centro e indicadores y sistemas de rendición de cuentas de las acciones realizadas.
“Las ciudades, donde vive la mayor parte de la gente del país, se están calentando mucho más que el resto del territorio. Por ello, es necesario actuar ya en todas y cada una de ellas, sobre todo aumentando las zonas verdes y las infraestructuras verdes y azules”, apunta Fernando Prieto, coordinador del Observatorio de Sostenibilidad.
Mario Mingarro, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), señala “la importancia de un enfoque científico para determinar las acciones a realizar en los ecosistemas urbanos para disminuir el riesgo ante el cambio climático”.