Había dejado la política, pero la inesperada victoria de Pedro Sánchez en las primarias del PSOE hizo que retomase su vocación política tras haber desempeñado diferentes cargos. Es eurodiputado desde 2019, pero asegura que siempre tiene un ojo en la provincia de León y que vuelve cada vez que puede para poder ver a sus padres y a sus amigos.
– ¿Cómo van los preparativos de la presidencia que tiene que asumir en el segundo semestre de 2023?
– Inevitablemente, los eurodiputados de todos los grupos políticos somos consultados sobre las materias que más llevamos. Efectivamente, el Gobierno de España es del PSOE en coalición con Podemos. Por lo tanto, tengo más interlocución y más sintonía con el Gobierno. Y por supuesto, he sido consultado sobre cuáles podrían ser las prioridades de la presidencia española. Tengo que decir que sobre todo hay una gran expectación en Europa, porque España es uno de los grandes países de la UE y el presidente del Gobierno ha adoptado un rol de mucha relevancia y de mucho protagonismo con un perfil muy europeísta. En este sentido, hay muchas expectativas fuera de España, en Bruselas, con nuestra presidencia. Lo cierto es que además se va a dar en un momento que es casi ya de cierre del Parlamento Europeo, porque las elecciones tendrían que ser en mayo del año siguiente, por lo que va a haber una especie de embudo de todos los proyectos legislativos que no se hayan tramitado hasta ese momento, así que la presidencia española va a tener que lidiar con un montón de expedientes y de normas complicadas de digerir, porque muchas son muy revolucionarias y van a necesitar de mucha negociación y consenso. Al mismo tiempo, me felicito por las expectativas que ha generado España. Los retos son grandes, pero vamos a estar a la altura.
– Muchos alcaldes y representantes de las instituciones locales y provinciales se hacen eco de las dificultades para tramitar los famosos fondos europeos. ¿Se perciben desde allí estos problemas?
– Sí, claro que somos conscientes, pero hay que tener en cuenta también que la complejidad tiene que ver también con la seguridad en cuanto a la ejecución y el destino de los fondos. Se necesitan unas garantías muy importantes sobré el destino de los fondos y sobre cómo se tramitan. El objetivo es evitar que esos fondos acaben desviados a fines indebidos. Y en ese sentido, es imposible evitar que tengan algo de carga administrativa, pero también es una labor de las instituciones que más pueden y que son intermedias dar una especie de soporte a los ayuntamientos más pequeños, pero hay que tener en cuenta que estos fondos están pensados también para la iniciativa privada, para quien de manera emprendedora tenga una buena idea y un buen proyecto que quiera desarrollar. Hay una labor muy importante en todo esto que aquí debería hacer la Junta de Castilla y León. Sé que otras administraciones autonómicas han hecho esfuerzos en ese sentido y me gustaría que también la Junta lo hiciese, aunque no parece que sea así.
– ¿Tenemos las herramientas para que esa tramitación sea un poco más ágil y sobre todo para que no pase lo mismo que con los fondos del carbón, que muchos de ellos no sirvieron para el objetivo con el que se diseñaron?
– Estos fondos son finalistas y tienen objetivos muy concretos. Si no se adaptan a esos objetivos, los fondos no pueden ser gastados y fundamentalmente tienen que ver con la digitalización, con la transición verde y sobre todo con establecer proyectos de reindustrialización y actividades sostenibles en el tiempo. Quizá comparando con la realidad que nosotros vivimos con los fondos europeos y nacionales de los planes del carbón, esta sería la gran diferencia. Se trata precisamente de que no ocurra esto, de que no se creen empleos durante los dos o tres años que dure la subvención y que luego desaparezcan. Ahora tiene que haber una cierta garantía de sostenibilidad de los proyectos a largo plazo. Por eso son fondos pensados en gran medida para sublimar las capacidades endógenas de los territorios, es decir, qué recursos existen aquí y qué actividad es sostenible a largo plazo. León tiene muchas posibilidades y dispone de muchos recursos a su disposición, por lo que podría ser uno de los territorios que mejor aprovechase estos fondos.
Son proyectos sostenibles en el tiempo y con recursos endógenos. No va a suceder lo de los planes del carbón– Le ha tocado vivir una época intensa como eurodiputado por muchas cuestiones, pero sobre todo por la pandemia. ¿Cómo la vivió en Bruselas?
– Muy extrañamente, porque una parte fundamental del rol de un eurodiputado es precisamente tener presencia en las instituciones, estar en Bruselas, movernos por el territorio… Al final yo he sido elegido por España pero se supone que el mandato es europeo y represento a 500 millones de personas. La adaptación fue muy complicada. El Parlamento Europeo estuvo cerrado durante mes y medio o dos meses y luego se fueron abriendo cosas progresivamente. En todo caso, hubo un tiempo en el que, sinceramente, cuando uno llegaba al Parlamento Europeo tenía la sensación de estar en una distopía, en una película de estas en la que un solo protagonista está caminando por una nave gigante… Mira que son grandes los edificios de las instituciones europeas, pero cuando están vacíos parecen mucho más grandes aún. Hemos intentado solventar todas las dificultades que provenían de la pandemia. Por ejemplo, uno de los elementos principales para funcionar en el Parlamento Europeo son los intérpretes. Es una cuestión que aquí ni nos planteamos, pero que allí es indispensable, tienen que interpretar 24 lenguas que tiene el Parlamento Europeo y sin olvidar que hay tres oficiales de trabajo, cuatro si contamos el español en las relaciones con América latina. No todos los eurodiputados hablan idiomas y es su derecho acudir a una reunión formal y hablar en lengua y de alguna forma es también nuestra obligación utilizarla. Era algo difícil de solventar, sobre todo cuando teníamos que trabajar mayoritariamente online. Entonces, quien no hablaba inglés lo pasó francamente tal y estuvo desconectado durante mucho tiempo, porque en la práctica ha sido la única forma de funcionar. Además, en aquel momento acababa de coger uno de los expedientes más complejos que he llevado y que sigo llevando sobre la regulación de la inteligencia artificial. No hace falta explicar la dificultad de llevar un expediente como este a distancia, en inglés y sobre una materia de la que entonces estaba aprendiendo, que en realidad tiene conceptos muy nuevos y sobre la que prácticamente no existía regulación alguna en el mundo. La pandemia fue un reto, pero creo que lo solventamos con cierto éxito.
– Otro de los grandes acontecimientos históricos que le ha tocado vivir como eurodiputado ha sido el estallido de la guerra de Ucrania. ¿Ha supuesto algún cambio a nivel institucional en la UE?
– Tanto la pandemia como la guerra de Ucrania han sido retos importantes y la Unión Europea ha respondido de manera correcta ante ambos. Se ha acelerado el proceso de integración europea en algunas de las políticas importantes. Las grandes cancillerías y el Parlamento europeo llegaron a la conclusión de que necesitábamos coordinarnos más y cooperar más para solventar este tipo de situaciones. Ante la guerra de Ucrania, hemos asombrado al mundo en cuanto a la respuesta unívoca por parte de la UE. Nadie esperaba que respondiéramos de manera unitaria. Y digo más, creo que dentro de la apuesta de Putin estaba la previsión de que Europa se rompería en mil pedazos, porque además teníamos intereses muy diversos. Si vemos por ejemplo cómo está sufriendo Alemania con lo que era su dependencia del gas ruso, alguien podría suponer que no iban a ser muy entusiastas en la respuesta a la agresión, pero lo han sido. Esto nos sitúa en un panorama de mayor integración y cooperación, de un futuro en el que estemos más coordinados, porque esto ha supuesto que aceptemos y asumamos que las cuestiones que tienen que ver con la seguridad también deben ser comunitarias.
– Al margen de esa respuesta coordinada, esto ha supuesto un punto de inflexión, un paso al frente, porque hasta ahora siempre se intentaba exprimir la vía diplomática, pero esta vez se ha optado por dejar claro que estamos aquí…
– En diplomacia internacional se dice que la Unión Europea es un herbívoro en un mundo de carnívoros. Somos un gran paquidermo, no somos un conejo, es difícil hincarnos el diente, pero no hemos tenido habitualmente un papel protagonista. Ahora si lo tenemos. Esto ha supuesto que tomemos la iniciativa en materia internacional y de alguna manera estamos liderando la respuesta a ese gran reto que ha supuesto la invasión de Ucrania en muchos sentidos, no solo en el militar y en el de la seguridad, sino también en lo que tiene que ver con la asunción de millones y millones de personas que han venido a la Unión Europea y se han integrado en sus diferentes países con total normalidad y recursos suficientes. La respuesta ha sido muy ambiciosa, muy solidaria, muy coordinada. Eras una cuestión importante y creo que a partir de ahora nada va a ser lo mismo. Sigo pensando que Europa tiene que ser fundamentalmente una potencia diplomática y ese es precisamente nuestro diferencial con el resto del mundo, pero eso no quiere decir que no tengamos dientes cuando haya que morder. Sería absurdo y por eso creo que es un acierto integrar las políticas de defensa y ser conscientes de que debemos invertir más por nosotros mismos en materia de seguridad. No todo son ejércitos, porque la inversión en seguridad tiene que ver también con la lucha contra la desinformación o contra los procesos que se han establecido desde otros lugares del mundo contra nuestros sistemas democráticos.
No es bueno descartar cosas, pero no me veo volviendo a la política leonesa– Antes hablaba de la inteligencia artificial y su regulación es clave, porque humanizar la tecnología es uno de los grandes retos de futuro...
– Se constituyó un comité especial sobre inteligencia artificial que estuvo funcionando un año y medio y ahora los organismos ordinarios están tratando una propuesta de Ley de Inteligencia Artificial que sea integral. El reto es ponerle puertas al campo. Antes se decía que regular internet era poner puertas al campo. Efectivamente, las estamos poniendo, el campo es vallable y eso lo sabemos muy bien en León, donde tenemos una gran tradición con nuestras murias. Y así funcionan mejor las cosas normalmente. Lo que tratamos es de que este cambio tecnológico, además de beneficiar a unos pocos, a algunos agentes externos a la Unión Europea que han llevado hasta ahora la vanguardia a nivel internacional, reparta sus beneficios de manera social y colectiva y sirva para ponernos a la cabeza en la competición. Por otra parte, hay un aspecto muy importante que tiene que ver con una tecnología tan disruptiva como es la inteligencia artificial que va a cambiarlo todo y ese es otro de los grandes retos que tenemos, traducir hacia un lenguaje comprensible qué es lo que va a suponer este cambio. Ante este reto, lo que tenemos que hacer también es proteger a la gente. Hay derechos fundamentales que están en cuestión y algunos que van a tener que ser entendidos de manera diferente en cuanto a su protección cuando hablemos desde una perspectiva digital y eso es un reto también desde el punto de vista regulatorio. Somos pioneros en el mundo y nos están mirando en este momento. Se trata de que la Unión Europea tome la vanguardia en esta materia e influya en el mundo con nuestros valores, que seamos capaces de conformar la legalidad internacional alrededor de cuestiones que para nosotros son esenciales, como los valores democráticos o protección al individuo frente a un mercado fuera de control. Estamos ante un proceso revolucionario que cambiará nuestro modo de vida en mucho menos tiempo del que creemos.
– También ha sido los ojos de Europa y del mundo en algunos procesos electorales que se han celebrado en América latina. ¿Cómo valora esa experiencia?
– Ha sido extraordinariamente positiva. Te sientes realizado y tienes la oportunidad y la obligación de hablar con todos los agentes relevantes en los países para conformar una opinión y trasladar los valores democráticos. He podido confirmar que la Unión Europea es la institución mejor percibida en el mundo por parte de la ciudadanía y de los poderes públicos. Tanto es así que la garantía para que algunos procesos democráticos puestos en cuestión a nivel interno sean considerados como limpios es que haya una misión de la Unión Europea en el territorio. Estuve en las primeras elecciones municipales y regionales de Venezuela en las que volvió a participar la oposición en unas circunstancias complicadas y con un rol difícil de ejercer. Era una misión de salvación electoral y nuestro papel ha propiciado que Gobierno y oposición vuelvan a hablar y busquen una salida realmente democrática del conflicto de Venezuela. La acción de la UE en el exterior es mucho más que el sumando de sus países. Debemos ser conscientes de que integrarnos no solo significa que nos beneficiemos de economías de escala o de mejor coordinación, sino que la UE como marca y como símbolo e imagen está mucho mejor valorada de lo que están cada uno de sus países.
– Es usted un convencido del poder de la cultura como herramienta para transformar la sociedad. ¿Cree que con toda esta crisis económica y de valores puede ser la cultura la gran sacrificada?
– Puede ocurrir. Siempre ha habido tentaciones de reducir los presupuestos culturales cuando vienen mal dadas. Es la respuesta completamente equivocada. Hay que hacer exactamente lo contrario, porque la cultura es lo que crea de alguna forma un mallado de carácter social, crea sociedad y sensación de proyecto colectivo. Hay una cita muy famosa de Churchill, que cuando le plantearon en la segunda guerra mundial reducir los presupuestos relacionados con la cultura, respondió que entonces para qué peleaban. La cultura tiene además un terreno muy interesante de funcionar como un recurso económico y como una salida industrial. Europa, si es algo, es creatividad. No tenemos grandes combustibles fósiles ni grandes yacimientos de tierras raras, sino que tenemos fundamentalmente creatividad y eso genera valor añadido. El talento es una de las cosas que peor se deslocaliza y tenemos mucha historia y mucho patrimonio. Eso también es un capital. Y si no, que nos lo digan a los leoneses, que sabemos bien el poder tractor que tiene la cultura. Hay que resistirse a esa tentación y creo que el Gobierno ha hecho muy bien en comprometer un 1% de los fondos de recuperación y resiliencia a objetivos culturales. A nivel europeo, estamos intentando que existan estos compromisos en el resto de los países, porque los últimos retos que hemos tenido que afrontar desde la UE han demostrado que juntos somos más fuertes.
– ¿Cómo se ve nuestra tierra desde Europa? Seguro que se ha visto obligado a explicar las causas de ser la primera comunidad en la que la extrema derecha accede a las instituciones…
– España estaba visto hasta ahora como un país muy dinámico y abierto. De repente, ha ocurrido esto y lo hemos tenido que explicar. Pero no es solo que haya ocurrido esto, sino que además el PP ha nombrado como imagen internacional de la Junta de Castilla y León a su vicepresidente. El que va al Comité de las Regiones a decir cosas que suenan a marcianadas. Que no hay cambio climático, por ejemplo. Es como si va un terraplanista a decir que nuestro planeta no es redondo. No hay rubor por parte del PP con respecto a esto. Me gustaría ser constructivo y positivo en esta entrevista, pero me quedé perplejo cuando vi que el hombre que enviaban al Comité de las Regiones era este. No es solo la ideología regresiva y los valores rancios que representa, sino que además es un friki. Me da vergüenza ajena cuando le veo. Espero que sea solo una mala fiebre, pero me temo que vamos a tener que aguantar unos cuantos años con eso. Ya no solo son las políticas efectivas que no hacen, como ir unos meses más tarde a las zonas de los incendios o hablar de que la gente hace mucho el amor y debería hacer más la guerra. Ya no es solo eso, sino que es también la vergüenza ajena que produce.
Cuando uno coge un poco de perspectiva, León se ve mejor de lo que lo solemos ver cuando estamos aquí– ¿Cómo valora la situación política y social de León?
– Cuando se coge un poco de perspectiva desde fuera, León se ve mejor de lo que lo vemos nosotros. Es evidente que tenemos un territorio que pasa por muchísimas dificultades, como todo el noroeste. Esto tiene que ver con sectores básicos de nuestra estructura económica que hemos perdido de la noche a la mañana y que no han tenido una sustitución suficiente. Y eso comporta muchas necesidades a nivel de ayudas y muchos retos, pero al mismo tiempo creo que tenemos recursos endógenos propios para poder afrontar esta situación. Estamos en un momento en el que los fondos europeos ofrecen muchos recursos para poder estabilizarnos en el presente y volver a ganar el futuro. A veces lamento que esa energía que tenemos en León para resistir y salir a delante la vinculemos a un sentimiento negativo, a ese pesimismo o victimismo. Yo también lo tengo algunas veces, pero debemos transformarlo en algo constructivo y positivo. León tiene posibilidades y hay algunos proyectos importantes derivados de esos fondos europeos, que ya han servido para ejecutar hasta ahora inversiones por importe de 200 millones de euros. Hay proyectos importantes por parte de ayuntamientos como el de León, con la regeneración de San Mamés y los demás barrios del norte, el anillo verde de Ponferrada, proyectos industriales como el de Tvitec con 200 millones de inversión. Hay cosas y podría haber muchas más, pero sí echo de menos algo aquí es que nuestro empresariado, la gente que tiene capital, dé un paso también adelante. No se trata solo de que nos sentemos en una mesa y esperemos a ver qué trae el Gobierno. Ya hay una inversión importante desde el punto de vista público. Está el Incibe, la Ciuden… Hay un entorno positivo, pero tenemos que hacernos cargo nosotros también se salir adelante.
– ¿Cómo valora la labor del PSOE en las grandes instituciones?
– Se han hecho las cosas muy bien en León y Ponferrada. Se ha percibido el giro político y se necesitaba desde el punto de vista de la energía, de cambiar un poco el compás y tomar la iniciativa. Veo en León lo que está ocurriendo con la recuperación de nuestro patrimonio, que es espectacular, veo que el AVE no está yendo lleno solo cuando va a Madrid, sino también cuando viene. Y Ponferrada, que se estaba quedando todavía más atrás por el cierre de la minería, también está tomando la iniciativa y abriendo puertas y ventanas. Su alcalde estuvo en Bruselas presentando el proyecto de turismo inteligente y las instituciones europeas se enamoraron y lo están utilizando como ejemplo para otras regiones. Antes hablábamos de cultura y estoy muy contento con el giro en la Diputación. Es como si hubiéramos pasado de siglo y me gustaría además que ese modelo más moderno se estabilizara, que no volviéramos a la ranciedad de antes, porque ahora se ve que es compatible la protección del patrimonio con la proyección de nuevos valores.
– Ha sido presidente de la Junta de Estudiantes de la ULE, concejal, diputado, senador… Cada cargo le ha ido alejando de aquí. ¿Descarta volver?
– De alguna forma no me he ido nunca. Intento tener siempre aquí una parte de mi cerebro y un ojo para echar una mano. Hablaba antes del alcalde de Ponferrada y pronto estará el de León en Bruselas. Si algo somos los leoneses, es precisamente eso, que somos muy leoneses. Es difícil desconectar del todo. Siento un compromiso y siempre lo tendré. Si la pregunta es si me veo en una institución local, sinceramente no me veo. Pero no sé. Yo mismo había dejado la política y pensaba no volver nunca más, pero de repente Pedro Sánchez ganó las primarias contra todo pronóstico en el PSOE y volví. Nunca digo de esta agua no beberé, porque si estoy en política es porque me gusta. Es sacrificada en muchos aspectos, pero aún me siento muy realizado con ella. No lo descarto porque es mejor no descartar cosas, pero no está en mis planes.
"León es uno de los territorios que mejor puede aprovechar los fondos europeos"
Entrevista a Ibán García del Blanco, diputado del Parlamento Europeo
23/10/2022
Actualizado a
23/10/2022
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