El ritmo al que desciende la natalidad en León y el hecho de que cada año son más los leoneses que pasan a mejor vida debido al envejecimiento, alumbran un futuro complicado para una tierra ensangrentada en lo referente al reto demográfico. Según los datos del movimiento natural de la población en 2022 publicados este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el saldo vegetativo de la provincia de León alcanzó la cifra de 4.492 en negativo. Con una población actualmente de 448.179 habitantes en la provincia y, si el ritmo natural siguiera así, no habría ningún leonés dentro de cien años, según la matemática demográfica.
No es por ser apocalípticos, pero el crecimiento vegetativo del 2022, que mide la diferencia entre nacimientos y defunciones, marca un nuevo récord en la serie histórica que publica el INE. Por primera vez, si se deja de lado el año 2020 de la pandemia que provocó un pico desorbitado en la mortalidad, se supera la barrera mental del triple de leoneses que fallecen sobre el de niños y niñas que ven la luz del sol al llegar al mundo.
Si el ritmo natural sigue así, las matemáticas dicen que no habrá ningún leonés en la provincia dentro de 100 años
Si se compara con el resto de la comunidad y como se puede ver en el siguiente gráfico de Ical, León es la provincia que más población pierde, seguida de lejos por Salamanca, con un saldo negativo de 2.657, y Valladolid, con 2.298. El total de Castilla y León registró 17.882 defunciones más que nacimientos en el año 2022, el segundo peor dato vegetativo de toda España, sólo por detrás de Galicia.
Respecto a los nacimientos, fueron 2.159 los bebés leoneses que vinieron al mundo, lo que supone un descenso de 142 (6%) con respecto a los 2.301 que registraba la estadística de 2021. Un dato que vuelve a marcar un mínimo de récord en toda la serie histórica del INE, que comenzó en el año 1975. Aquel año, mientras Franco moría en su cama, nacieron en la provincia 7.052 leoneses.
Volviendo a las cifras de 2022 y diferenciando por el sexo, nacieron 1.126 niños y 1.033 niñas. Auténticos valientes sus padres, podría decirse, puesto que el contexto no es favorable. La natalidad leonesa lleva en caída libre 15 años, desde que en 2007 se contabilizaron 3.515 alumbramientos. Únicamente en 2021 se registraron un puñado más respecto al año previo de la pandemia, apenas 25.
El INE ofrece además la tasa bruta de natalidad del pasado año: 4,8 nacimientos por cada mil habitantes. Aquí se marca de nuevo un mínimo histórico, puesto que es el primer año que la tasa cae del 5. Son las madres de origen no español, cuya tasa se dispara hasta los 14,2 nacimientos por cada mil habitantes, las que siguen demostrando que las familias extranjeras son las que alivian los efectos de la sangría demográfica.
La cifra de nacimientos es la mínima histórica y la de muertes es la máxima, si se deja aparte el año del covid
Envejecimiento y matrimonios
En cuanto al número de defunciones, la provincia de León registró en el 2022 un total de 6.651. Son 431 más que en el año anterior (7%), cuando se contabilizaron 6.220. El de defunciones establece el tercer récord de la estadística demográfica del pasado año, puesto que es el máximo histórico desde que hay registros – 1975 – teniendo en cuenta una mortandad normalizada y dejando a un lado el 2020, año pandémico en el que perdieron la vida 7.637 leoneses.
Un aumento de fallecidos directamente proporcional al envejecimiento de esta provincia, que viene a reflejarse también en el porcentaje de mayores de 65 años. En el último año representaron ya el 27,9% de la población, frente al 27,4% de 2021 o el 26,6% de 2018. Además, la esperanza de vida al nacer se ralentiza, puesto que apenas creció, desde los 83,03 años en 2021 a los 83,08 del 2022. El estancamiento llegó en 2020, cuando se perdió todo un año de esperanza de vida desde los 83,53 de 2019 a los 82,28 del 2020. Por sexos, sigue siendo mayor para las mujeres (85,74 años) que para los hombres (80,36).
Por último, el INE añade que en 2022 crecieron un 10% los matrimonios en León, 1.360, frente a los 1.232 que se celebraron en el año previo. Y a menos matrimonios, menos hijos.