El incesante paso de peregrinos por el Camino de Santiago y el atractivo de las montañas de la Cordillera Cantábrica leonesa explican que la provincia sea una de las que más casos acumula de senderistas y montañeros accidentados. Así, el Grupo de Rescate y Salvamento de la Junta de Castilla y León (GRS) ha realizado ya 469 intervenciones en León en los últimos 18 años, desde que el Ejecutivo autonómico creó este grupo especialista en diciembre de 2006, dependiente de la Agencia de Protección Civil y Emergencias de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio. La cifra de rescates, en su mayoría llevados a cabo por los rescatadores en el helicóptero de la Junta, representa casi un tercio de los 1.500 que ha efectuado el GRS desde su creación.
Sólo en lo que va de este 2024, a la espera de que previsiblemente se incrementen por la actividad turística estival, la provincia acumula ya 25 rescates por parte del GRS, nueve de ellos este mes de julio. El día 1 un escalador de 48 años resultó herido al sufrir una caída en el acceso al pico Peña Santa de Castilla, en Posada de Valdeón, y dos días después en el mismo municipio, pero en la Torre de la Palanca, el Grupo de Rescate auxilió a dos montañeros que se habían desorientado. El primer fin de semana de julio, rescataron a un hombre que se había caído en Peñas del Prado y a otro en Cubillas de Arbás. Posteriormente, se rescató a un joven de 19 años, que se sintió indispuesto y con fiebre en Oseja de Sajambre. Además, un escalador de 49 años murió el pasado sábado tras caerle encima una roca en el pico Peña Santa de Castilla (Posada de Valdeón) y otro tuvo que ser rescatado en Peña Ubiña (San Emiliano) al estar herido en una pierna. Las últimas intervenciones datan de este mismo domingo, cuando un hombre fue rescatado en el pico Formigones (Riello) tras romperse un tobillo y otro sufrió una caída en la Peña Regaliz (Posada de Valdeón) y se hizo daño en la cadera.
El GRS es una unidad especializada en rescates de montaña o en zonas de difícil acceso, así como en entornos acuáticos y de rescate vertical urbano. Puede activarse además para intervenir en búsquedas de personas extraviadas. Además de la Guardia Civil, que tiene su propia unidad, Castilla y León apuesta desde 2006 por la gestión de este tipo de incidentes con un medio propio que permite al Centro Coordinador de Emergencias del 1–1–2 (con sede en Valladolid), resolver rescates y otras emergencias de manera rápida, eficaz y óptima, dadas las características operativas del GRS.
El grupo está operativo desde que sale el Sol hasta el ocaso los 365 días del año y su base está situada en la localidad vallisoletana de Alcazarén, «un punto céntrico en la comunidad, lo que facilita la capacidad de repuesta y garantiza la optimización de sus tiempos», según argumentan desde la Junta. El GRS cuenta con un helicóptero definido con unas prestaciones para trabajos de protección ciudadana, especialmente de rescate en alta montaña, que está equipado con una grúa con 90 metros de cable que facilita la evacuación de las víctimas sin necesidad de tomar tierra, permitiendo acceder a los lugares con la orografía más compleja. En cuanto a su tripulación, que se halla en la misma base de Alcazarén a pie de helicóptero, está integrado por un piloto, un operador de grúa y dos rescatadores, uno de los cuales, además, es enfermero, lo que permite realizar de forma eficaz una primera atención sanitaria hasta que el paciente queda en manos de los servicios de emergencias.
Modernización del equipo
Fue en el año 2017 cuando se introdujo la figura del enfermero–rescatador en el grupo de rescate y salvamento. Con esta incorporación, la Junta de Castilla y León llegó a dotar al grupo de más capacidad y autonomía en las situaciones más complejas donde hay personas heridas. «Así se ha conseguido prestar asistencia sanitaria inmediata en este tipo de incidentes, con lo que se han conseguido reducir los efectos de las lesiones, disminuir la morbi–mortalidad, proporcionar confort y reducir el sufrimiento del accidentado», explica la Junta. Además, el año pasado se cambió el helicóptero pasando de un H125 monoturbina a un H145 biturbina, mejorando las capacidades operativas y la asistencia sanitaria.
En cifras
Cabe destacar que, de los 1.500 rescates realizados, el 83% de las víctimas presentaban problemas de origen traumático. Tres de cada cuatro precisaban asistencia sanitaria antes de ser evacuados, con un 3% de críticos y un 21% de heridos graves. La mayor parte de los rescates se concentran en julio y agosto (13,5% y 17,5 %), si bien en invierno la actuación de rescate es más compleja.