Y es que la paralización de la actividad económica de manera casi total durante casi dos meses ha provocado que también haya cesado el tráfico así como la industria, que son la mayor fuente de emisiones contaminantes en todo el mundo. Algo que sin duda se ha notado en toda la provincia como demuestran los datos recogidos por las estaciones de medición de calidad del aire que la Junta de Castilla y León tiene en toda la comunidad.
La reducción del tráfico es el gran causante de este descenso, que supone una mejor calidad del aireEn el caso de la provincia son 17, aunque no todas miden los mismos datos ni tienen los mismos objetivos, ya que algunas de ellas están relacionadas con el control de las centrales térmicas como es el caso de Compostilla o La Robla mientras que otras bareman el estado de la calidad del aire en las ciudades como pueden se las dos que se encuentran en la capital (Pinilla y Coto Escolar) o en Ponferrada (Albergue de los Peregrinos).
En la suma de todas ellas, se puede observar como los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2), el gas contaminante más relacionado a ese tráfico y principal factor que influye en la calidad del aire, han descendido a más de la mitad, concretamente un 52,6%. Unas cifras que irían de hecho muy en la línea a los estudios de tráfico desde el decreto del estado de alarma, en el que se señala que en torno al 60% de los leoneses no ha realizado ningún desplazamiento.
Del mismo modo, también se registra un importante descenso en lo que se refiere a las partículas en suspensión (PM10). En el caso de las primeras, ya que la segundas no las registra ninguna estación de la provincia, este descenso es del 45,3%, algo relacionado directamente con las menores emisiones de NO2, pero también por las precipitaciones que se han registrado en este periodo de tiempo y que han sido también superiores a lo habitual.
Mínimos en la ciudad
En lo que se refiere a los ambientes urbanos, lo que habitualmente la Junta de Castilla y León tiene en cuenta para las alertas de salud en caso de superar los límites marcados, en el caso de León capital el descenso no ha sido tan significativo como en el total de la provincia, pero también ha sido importante hasta el punto de marcar el nivel más bajo de NO2 en estos meses al menos en la última década, algo muy reseñable principalmente por el continuo aumento de vehículos motorizados en la ciudad. Así, si en febrero las estaciones de la ciudad registraban una concentración de 23,5 microgramos por metro cúbico, en el mes de abril esa media se reducía a solo 9, es decir, un descenso cercano al 40%. En la misma línea se registraban los datos de las partículas en suspensión, que pasaban en el caso de las PM10 de 24 microgramos por metro cúbico a solo 8, también por encima del 30% de descenso.
Las cifras de contaminación hasta el confinamiento se mantenían en la línea de los últimos años e incluso lo superaban ligeramente en el caso del NO2. En cuanto a las partículas en suspensión se superaba el límite marcado por la OMS como perjudicial, situado en 20 microgramos por metro cúbico, cifras mucho más exigentes que las que marca la legislación española y que se sitúan en 40. De hecho, León fue en 2019 una de las 6 ciudades que se mantuvo dentro de los límites de la OMSpara las partículas PM2,5, mucho más perjudiciales que las PM10.
En el caso de El Bierzo, las estaciones que marcan si existe riesgo para la salud son las de Compostilla, Ponferrada, Toral de los Vados y Anllares. En ellas también se registró un descenso que fue más ligero ya que de por sí las cifras eran bajas. En el caso concreto de Ponferrada, la estación situada en el Albergue de los Peregrinos registro un descenso de 7 microgramos por metro cúbico en el dióxido de nitrógeno y de 12 en las partículas en suspensión, dejando la cifra en solo 11.
Aumento del ozono
Lo que sí se ha registrado de forma generalizada en toda la provincia es un aumento de los datos de ozono (03) en las nueve estaciones que registran este dato en la provincia (Ponferrada, León, Lario, La Robla, Carracedelo, Ventosilla, Cuadros, Cortiguera y Congosto). Así, de una media de 40,4 microgramos por metro cúbico se ha pasado a 58,55, aún muy lejos de cualquier límite (habría que doblar las cifras actuales para ello).
Según explican los expertos, se trata de algo generalizado a nivel nacional y casi nunca tiene que ver con motivos locales ni directamente con este periodo de confinamiento. Estas concentraciones se desplazan largas distancias llegando incluso desde las grandes capitales, si bien en este caso parece que está relacionado directamente con la disminución del dióxido de nitrógeno, que necesita del ozono para formarse en la atmósfera consumiéndolo cuando lo hace. Así, cuando aumentan los niveles de concentración de NO2 se observa una disminución en las concentraciones de O3 ocurriendo ahora el caso contrario.