Es leonés de nacimiento y ejerciente, allá donde esté, que desde hace quince años es en la Universidad de La Laguna. Ell profesor Juan Carlos Santamarta lleva una racha de reconocimientos realmente importante, hace pocas semanas que recibió la Medalla de Honor de Ingeniería al Mérito Académico en Investigación y Publicaciones, siendo el primer leonés en recibir este distintivo; hace pocos días le han comunicado en ‘su Colegio Leonés’, donde estudió, que será el Premio José Belinchón 2024 y hace unas horas acaba de saber que es uno de los 10 finalistas de los premios Educa Abanca Mejor Docente de España 2023, que celebran su VII edición, y que «reconocen el buen hacer de los docentes en las diferentes etapas formativas. La singularidad de estos premios es que dan voz a los alumnos para que sean ellos quienes reconozcan a los docentes que destacan por su buena práctica. También se valora la transmisión de valores, la innovación docente, la proyección del docente en la sociedad, la investigación y transferencia del conocimiento. En definitiva, la calidad docente y sus valores humanos».
- Menuda racha...
- No me puedo quejar. La verdad es que me siento muy halagado.
- ¿Qué supone primero ser seleccionado y ahora finalista del Mejor Docente Universitario de España?
- Ser seleccionado, el pasado mes de julio, entre tantos compañeros ya lo consideraba como un premio, no esperaba más, la verdad. Como profesor universitario, tenemos que dedicar nuestro tiempo a investigar y a dar clases, con algo de gestión universitaria. En numerosas ocasiones, la docencia en la universidad no está lo suficientemente reconocida, de hecho, la manera de promocionar es, fundamentalmente, por medio de los méritos de investigación. Esto hace que la docencia no se valore lo suficiente a día de hoy, y se tome como algo secundario en la universidad.
"Un profesor que en la rama de ingeniería suspende a la mayoría de la clase, y presume de ello en la cafetería, no es un buen docente"
Juan Carlos Santamarta Cerezal ‘compite’ con profesores de las universidades de Córdoba, Sevilla, Canarias, La Rioja, Madrid, Valladolid, Zaragoza, Huelva y Santiago de Compostela; solo él lo es de una Ingeniería, que no es la especialidad más habitual en este tipo de galardones. «Yo continué mi vida profesional en la universidad porque me gustaba aprender y enseñar a los demás, además de la investigación aplicada, por supuesto. La ingeniería es una rama muy compleja, existen muy buenos ingenieros en España, que luego no saben transmitir ese conocimiento a los alumnos y es ahí, cuando aparece el problema y la desmotivación por ambas partes».
- ¿Qué hace para que los alumnos le valoren pues son ellos los que eligen con sus votos a los mejores docentes?
- A lo largo de estos años, me he esforzado mucho en preparar las clases, en no aburrir, en tener empatía con los alumnos, en pensar que formando a ingenieros hacemos una sociedad mejor, más preparada e innovadora. Por eso, este premio significa mucho para mí, y más sabiendo que he sido finalista entre mil seleccionados. Lo tomo como una señal de que vas por el buen camino, que el trabajo que haces es importante y es valorado por los demás. Aunque seguro que hay mejores profesores que yo, que se merecen esos reconocimientos, pero no tienen tanta visibilidad.
- ¿Algún secreto para empatizar con los alumnos?
- Secreto no, tal vez experiencia. Yo antes de ser profesor universitario estuve 20 años en empresas privadas y públicas, desarrollando proyectos de ingeniería, eso además de ser una experiencia que puedes transmitir en las aulas, te genera mucha inteligencia emocional, que es vital en la universidad para tratar con los alumnos. Un profesor que en la rama de ingeniería suspende a la mayoría de la clase, y presume de ello en la cafetería, no es un buen docente.
En el próximo mes de febrero, en el 7º Congreso Mundial de Educación Educa 2024 que se celebrará en La Coruña se dará a conocer el ganador aunque el leonés insiste en que ya se siente ‘pagado’ con creces con ser finalista. Se conforma, además, con que sus alumnos tengan un recuerdo suyo como el que él tiene de los profesores que tuvo en el Colegio Leonés. «Guardo muy buenos recuerdos. En la etapa del Leonés éramos una familia, mis compañeros eran y son a día de hoy, muy buenas personas. Hice muy buenos amigos, que mantengo hoy en día pese a irme, hace ya 30 años, de León. Aquel profesorado nos transmitía buenos valores, recuerdo en aquella época que eran los propios profesores los que te hablaban de las singularidades de la región de León, las costumbres, la naturaleza, la historia, cuestiones que no venían en los libros de texto, nos hicieron tener mucho cariño por León.
"Me he esforzado mucho en preparar las clases, en no aburrir, en tener empatía con los alumnos, en pensar que formando a ingenieros hacemos una sociedad mejor, más preparada"
- Ellos también parecen guardar buenos recuerdos suyos pues le han concedido el Premio José Belinchón.
- Y la insignia de oro del Colegio. Es un enorme honor, . Si cuando era niño, allá en los años 80, cuando correteaba en el recreo por los patios del colegio en San Isidoro, me dices que me iban a pasar todas estas cosas…
- Sería el empollón de la clase.
- No. Seguramente esto le va a sorprender a mucha gente, pero no era buen estudiante. En el colegio era muy despistado, muy trasto como decimos aquí, pero estaba todo el rato desmontando juguetes, preguntándome cómo funcionaban las cosas, tenía mucha imaginación, leía mucho, iba de pequeño a la biblioteca de Santa Nonia, a pasar las tardes en la planta de los «mayores» y a leer todos los periódicos y revistas que podía. Sigo yendo a día de hoy cuando visito León, ahí preparé mi oposición a Profesor Titular. Es un lujo tener bibliotecas públicas, yo soy un ejemplo de su utilidad.
- ¿De quién se acuerda ahora?
- De mi abuela Lucila, cuando decía: «dejar al chiguito que va a llegar lejos» era la única que creía en mí, la sabiduría de las abuelas leonesas, yo era bastante desastre, desde luego.
- ¿Algún consejo de profesor
- A los chavales; es fundamental que estudien y trabajen en algo que les ‘preste’, sea con un título universitario o no. Yo he llegado hasta donde estoy porque disfruto con lo que hago día a día. Y, sobre todo, ser un buen estudiante no asegura un gran provenir, hay que ser también una buena persona y tener empatía con los demás, esa es la clave.