Leoneses que nacen, pero que no pacen

Más de 180.000 personas nacidas en León residen en otras comunidades autónomas

D.L. Mirantes
20/12/2017
 Actualizado a 16/09/2019
Los 2.500 nacimientos que, aproximadamente, se registran anualmente en la provincia son insuficientes para frenar la sangría poblacional. | MAURICIO PEÑA
Los 2.500 nacimientos que, aproximadamente, se registran anualmente en la provincia son insuficientes para frenar la sangría poblacional. | MAURICIO PEÑA
Una de las imágenes más repetidas en las portadas de los periódicos de cada 2 de enero es la del primer bebé nacido en el nuevo año. Una imagen cargada de ternura y esperanza, la de una nueva vida, como una metáfora de la mejor forma de empezar un nuevo año. Pero en León, cada año la metáfora se hace un poco más amarga. La falta de oportunidades en la provincia obliga a muchos leoneses a buscar el porvenir lejos de su lugar de nacimiento. De acuerdo con las cifras oficiales de la Junta de Castilla y León, extraídas del Padrón Continuo del INE, el último dato disponible, el de 2016, cifraba en 186.328 la población nacida en León, pero residente en otras comunidades autónomas. A ellas se suman los que han emigrado a otras provincias de la propia comunidad o al extranjero, cifras que no se recogen en las estadísticas autonómicas analizadas. Desde 1987 hasta 2016, casi 10.000 nacidos en León (9.981) han abandonado la provincia, que, en esto también, es la provincia de la comunidad más afectada por la emigración. En líneas generales el fenómeno es más acusado en el oeste de la comunidad. A los 186.328 leoneses que han dejado la comunidad se suman 145.658 salamantinos o 102.808 zamoranos. En cambio, de Valladolid se han ido 99.129, la mitad que de León, de Burgos 142.270 y de Palencia 79.273. En conjunto, de la comunidad han salido 1.050.614 personas.

El fenómeno parece imparable. En el ejercicio analizado dejaron la provincia leonesa 9.383personas, nacidas o no en León El fenómeno parece imparable. En el ejercicio analizado dejaron la provincia leonesa 9.383personas, nacidas o no en León, 1.629 al extranjero, 6.635 a otras comunidades y 1.119 a otras provincia de Castilla y León. La pérdida poblacional es manifiesta como se refrenda con cada actualización del Padrón. La tasa bruta de natalidad, los nacidos en un año por cada mil habitantes se ha recortado a la mitad en los últimos cuarenta años con una caída que no frena y que cada año hunde un poco más la gráfica. En el primer semestre del presente año se registraron en León 1.257 nacimientos, por lo que es previsible que a final del ejercicio la cifra sea más baja que la del año pasado cuando se registraron casi 2.869 nacimientos. No obstante, cabe recordar que desde 1941, primera año del que existen datos oficiales, el número de nacimientos ha caído en picado, como una de las tendencias constantes del Siglo XX, que no se ha corregido en lo que va de siglo.

Las consecuencias de fenómenos demográficos como el analizado se observan en distintos ámbitos de la sociedad como núcleo de grandes desafíos para el Estado de Bienestar ya que están directamente ligados a problemas con los que los leoneses están muy familiarizado como son la despoblación o el envejecimiento. Por cada persona que llega al mundo en León se mueren otras tres y mientras los grupos de población residente en León más joven se recortan los de edades más avanzados, como los centenarios, se duplican. De los 212 municipios con los que cuenta la provincia en alrededor de 50, la cuarta parte, se pasa el año sin que se registre ni un solo nacimiento al año y la llegada de inmigrantes es la única fórmula para rejuvenecer los censos y dar vida a los pueblos.

¿Hasta cuando?


En estas circunstancias la espera del primer bebé del año –y de todos los que le siguen– transcurre con una mezcla de sensaciones, deseando ansiosamente que llegue, pero con la certeza de que, como prueban las estadísticas, realmente existen muy pocas posibilidades de que pase toda su vida en la provincia. La escena se repite cada año cuando las felices imágenes de las maternidades suavizan los catastrofistas titulares de los balances de fin año. Sin embargo, las dudas permanecen y por el momento no hay fórmulas para predecir hasta cuándo va a ser así.
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