El fenómeno parece imparable. En el ejercicio analizado dejaron la provincia leonesa 9.383personas, nacidas o no en León El fenómeno parece imparable. En el ejercicio analizado dejaron la provincia leonesa 9.383personas, nacidas o no en León, 1.629 al extranjero, 6.635 a otras comunidades y 1.119 a otras provincia de Castilla y León. La pérdida poblacional es manifiesta como se refrenda con cada actualización del Padrón. La tasa bruta de natalidad, los nacidos en un año por cada mil habitantes se ha recortado a la mitad en los últimos cuarenta años con una caída que no frena y que cada año hunde un poco más la gráfica. En el primer semestre del presente año se registraron en León 1.257 nacimientos, por lo que es previsible que a final del ejercicio la cifra sea más baja que la del año pasado cuando se registraron casi 2.869 nacimientos. No obstante, cabe recordar que desde 1941, primera año del que existen datos oficiales, el número de nacimientos ha caído en picado, como una de las tendencias constantes del Siglo XX, que no se ha corregido en lo que va de siglo.
Las consecuencias de fenómenos demográficos como el analizado se observan en distintos ámbitos de la sociedad como núcleo de grandes desafíos para el Estado de Bienestar ya que están directamente ligados a problemas con los que los leoneses están muy familiarizado como son la despoblación o el envejecimiento. Por cada persona que llega al mundo en León se mueren otras tres y mientras los grupos de población residente en León más joven se recortan los de edades más avanzados, como los centenarios, se duplican. De los 212 municipios con los que cuenta la provincia en alrededor de 50, la cuarta parte, se pasa el año sin que se registre ni un solo nacimiento al año y la llegada de inmigrantes es la única fórmula para rejuvenecer los censos y dar vida a los pueblos.
¿Hasta cuando?
En estas circunstancias la espera del primer bebé del año –y de todos los que le siguen– transcurre con una mezcla de sensaciones, deseando ansiosamente que llegue, pero con la certeza de que, como prueban las estadísticas, realmente existen muy pocas posibilidades de que pase toda su vida en la provincia. La escena se repite cada año cuando las felices imágenes de las maternidades suavizan los catastrofistas titulares de los balances de fin año. Sin embargo, las dudas permanecen y por el momento no hay fórmulas para predecir hasta cuándo va a ser así.