La llama de Modesto ‘El ferrero’ volvió a la fragua de Viadangos

Modesto ‘hijo’ quiso honrar la memoria de su padre, ‘el ferrero’ de Viadangos, haciendo una demostración del viejo oficio

02/09/2024
 Actualizado a 02/09/2024
Modesto González en plena faena en la ‘fragua de campaña’ que montó muy cerca de donde su padre se inició en el oficio. | PAULINO GONZÁLEZ
Modesto González en plena faena en la ‘fragua de campaña’ que montó muy cerca de donde su padre se inició en el oficio. | PAULINO GONZÁLEZ

El 24 de marzo de 1924 nació, en Viadangos de Arbas, Modesto González González, hijo del matrimonio formado por José y Joaquina (Pepe y Juaca, para los vecinos), también de Viadangos. Es decir, en este 2024 habría cumplido aquel niño los cien años, algo que no pudo ser pues falleció el 26 de julio del año 2000.  

Pero uno de sus hijos, del mismo nombre, no quiso dejar pasar por alto ni la fecha, ni el recuerdo de su padre, ni el oficio que ejerció y que le dio un apodo conocido en toda la comarca: El ferrero de Viadangos.

Y es que ése fue su oficio, y Viadangos su primera estación de una intensa vida de herrero, aunque para instalarse allí debía aprender el oficio, como recuerda su hijo Modesto: "Fue a aprender el oficio a la zona de Santa María de Ordás; y cuando se vio capacitado montó su primera fragua, que la tuvo en su casa de Viadangos; después se trasladó a Busdongo, para trabajar como herrero en los talleres de la cementera de Arbas aunque también tuvo fragua en Busdongo, un pueblo como se sabe de gran actividad en aquella época".


Cuando cerró cerró la cementera de Arbas Modesto se planteó buscar nuevas salidas para su oficio y se  fue a vivir a la localidad más poblada, Villamanín, pero sin abandonar nunca su oficio y allí tuvo fragua y también potro para herrar vacas en el patio de su casa. La industria y la ganadería le daban trabajo y, recuerda su hijo, "el potro lo construyó él mismo, porque además era herrador, acudiendo a herrar por los pueblos de la comarca en su bicicleta, cargada con cerca de cien kilogramos de callos y herraduras. No le faltaba trabajo pues se trabajaba el campo con parejas de vacas, hasta los años 70 que se van abandonando las labores de la tierra y el resto de trabajos del campo se van mecanizando". Y, recuerda su hijo Modesto, "también las fraguas viven un momento de crisis, principalmente con la soldadura", algo que ya va conociendo de primera mano pues Modesto ‘hijo’ siguió el oficio de su padre.

Tal vez por ello, pensó que la mejor manera de homenajear a su padre era "prendiendo nuevamente la fragua" de Viadangos, aunque lo tuviera que hacer con una fragua portátil, "de campaña", bromea. Allí el sábado, a partir de las 10 de la noche, se reunieron un buen número de vecinos para ver una fragua en pleno funcionamiento y con el detalle sentimental añadido de una tercera generación incorporada al oficio familiar pues Modesto hijo contó con la ayuda de su hija Lucía, la nieta del ferrero de Viadangos.

Lucía, la tercera generación, también participó en el homenaje al abuelo. | L.N.C.
Lucía, la tercera generación, también participó en el homenaje al abuelo. | L.N.C.



Modesto González también ofreció sus servicios en la mina de carbón de Arbas, como herrero y lampistero. Siempre supo Modesto ir adaptándose a los tiempos y  las circunstancias, recuerda su hijo, quien explica que "con su habilidad manual pasa a incorporar a sus labores la carpintería metálica". La comarca de La Tercia está llena de trabajos que recuerdan el buen hacer de Modesto, el ferrero. Su hijo señala algunos: "Muchas de las rejas de las ventanas que se ven en las casas de Villamanín situadas en la carretera de Cármenes están hechas por mi padre, allí se puede ver su mano".

Como se pudo ver su memoria en el entrañable homenaje que su hijo realizó de la mejor manera que se puede recordar a un herrero, encendiendo la fragua y con su nieta de ayudante. Excelente idea de Modesto ‘hijo’.

Lo más leído