Seis agentes de la Policía Local de Ponferrada declararon este miércoles en el juicio contra Pedro Muñoz por los delitos de lesiones agravadas, violencia habitual, malos tratos, amenazas e injurias hacia la que era su mujer, Raquel Díaz, y lo hicieron en referencia a una llamada de ella al 112 el 13 de marzo de 2018 tras la que ella señaló en el juicio que nadie acudió a auxiliarla, además de haber indicado también en su declaración de este lunes que Pedro Muñoz le había dicho entonces que “la Policía Local estaba bajo sus órdenes, que llamara las veces que hiciera falta, que el 112 no me iba a ayudar nunca”.
Los agentes defendieron su actuación ese día y señalaron que se atendió, aunque se hizo en una dirección diferente a la que ellos se encontraban, en el número 2 de Juan de Lama. El jefe de la Policía Local de Ponferrada negó que tuviera relación con el acusado y la víctima más allá de la “estrictamente profesional” y que, además, esta era “mínima”. También remarcó que “los protocolos del 112 se establecieron antes de que Pedro Muñoz fuera concejal”.
Cuando el 112 dio el aviso de la llamada, tal y como recordó la acusación, refirió que una mujer estaba llorando “de fondo”, que “nadie respondía”, que se oían gritos de una mujer y a un hombre que le decía que la quería, que intentaba tranquilizarla y que quería estar con ella y que ella gritaba “por favor”. Desde el 112 se marcó como incidente “sin clasificar”, pero cuando se dio el aviso a los agentes este se transfirió por “molestias y ruidos. “No todas las llamadas que se hacen al 112 son de emergencia”, defendió el jefe de la Policía Local, y que si esta se entendió como un aviso “por ruido” pudo ser porque el agente no hubiera visto “la primera parte del chat” o que había podido ser un “error de interpretación”, pero que no podía saberlo.
“La operativa”, dijo, “desde mi punto de vista fue impecable”, señaló, porque los agentes sí que acudieron a la dirección que insistió que venía marcada por el 112 en una “carta” o “chat” que es, según explicó, “imposible de manipular”. Dijo que el teléfono desde el que se hizo aparecía asociado a Juan de Lama, 2, aunque la acusación remarcó que “la titular del teléfono era Raquel Díaz en todas las compañías telefónicas” y esa no había sido nunca su vivienda.
A Juan de Lama, 2, fue una patrulla que dijo que había inspeccionado la zona, que no había visto nada, y que como no tenían un número de piso, solo de portal, lo que hicieron fue subir y al no advertir nada extraño dieron aviso y que el operador de sala hizo dos llamadas al número desde el que se había hecho la llamada inicial, al del “alertante”, pero “no obtuvo respuesta”. Los agentes realizaron una “búsqueda activa de posibles víctimas”, defendió.
Los agentes de la patrulla confirmaron que el aviso les había llegado por la emisora, por radio y no por la tableta que se utiliza ahora porque entonces era un “sistema nuevo” que se estaba implantando y de esta forma era más rápido y que, efectivamente, se les había comunicado como “molestias y ruidos”. También declaró el jefe de informática, que apuntó que la redacción del informe que se hizo posteriormente la hizo él y que en ella no intervino nadie más.