"Llevo dos años sin recibir ni un duro por los ataques del lobo"

"Me comieron una mastina, ¿y ahora qué?", lamenta un ganadero de la zona de Riaño donde esta semana llevan varios ataques del cánido "y la Junta a lo suyo"

T.G.
13/03/2022
 Actualizado a 13/03/2022
Uno de los terneros atacados por el lobo esta semana en la zona de Riaño y los restos de otra mastina, también atacada. | L.N.C.
Uno de los terneros atacados por el lobo esta semana en la zona de Riaño y los restos de otra mastina, también atacada. | L.N.C.
No es la primera vez que Jesús Burón, un ganadero de Riaño, llega a sus pastos y va a dar con los restos de un ternero o de un potro que ha sido atacado por el lobo. Eso en el mejor de los casos, pues hay ocasiones en las que ni siquiera queda rastro del animal. El año pasado fueron 10 los terneros que perdió por los ataques del cánido y a ellos suma otros tres potros que ni siquiera aparecieron. Pero esta semana fue peor porque lo que encontró fue su perra mastina literalmente «devorada» por los lobos. Apenas quedó de ella su cabeza y costillas, un ataque que, según su propietario, era «claramente cosa del lobo». Al no ser nueva la situación, este ganadero riañés muestra su hartazgo pero ya no solo por los ataques del lobo, sino por la «dejadez» de las administraciones: «Llevo dos años sin recibir ni un duro por los ataques del lobo», lamenta. Y es que al malestar de perder un animal se le suma también que los ganaderos ven «ineficaz» el sistema de compensación por los daños del lobo de la Junta de Castilla y León. «Te dan 200 euros por un ternero y con eso ya me dirás qué gastos cubres», denuncia al tiempo que lamenta la excesiva burocracia «y la Junta a lo suyo».

Pero esta semana, además del ataque a la mastina de Jesús Burón, los lobos también hicieron alarde de su fuerza depredadora a otro ganadero de Siero de la Reina al que le mataron otros dos terneros dejándole uno más herido. «Como sigan así, no nos van a dejar nada», lamenta. Y es que asegura que ahora les están empezando a parir las vacas fuera después de haber pasado el invierno estabuladas y con ello las crías se convierten en un reclamo para el lobo.

Una vez el ganadero detecta el ataque del lobo, son trabajadores de la Junta de Castilla y León los que levantan un acta de lo sucedido. «Pero pasa y pasa el tiempo y yo no acabo de ver ni un duro... Así no se puede seguir», lamenta Jesús Burón quien además asegura que en la zona de Riaño «cada día hay más lobos, se les ve ya hasta en manadas de cinco y no tienen miedo a nada». «Esto no había pasado en la vida», incide el ganadero riañés.

El lobo ibérico fue incluido en septiembre de 2021 en el Listado de Especies en Régimen de Protección Especial (Lespre) con lo que su caza ha quedado prohibida en todo el territorio nacional. En parte la medida fue tomada en base a los servicios ambientales que produce la presencia de este carnívoro en los ecosistemas, pero los ganaderos también defienden su trabajo en las zonas de monte con su ganado con el que contribuyen al desbroce y mantenimiento de los entornos rurales. «Los ecologistas solo ven por los ojos de los lobos y por los ganaderos no mira nadie», lamenta Jesús, que lleva «toda la vida» en la ganadería. «Pero lo de ahora no se ha visto nunca, es que parece que están todo el día atacando al ganadero y entre unas cosas y otras acaban con nosotros», asegura entendiendo que no haya el suficiente relevo generacional para seguir tirando por la actividad ganadera en León. «Con este panorama dime tú qué joven va a querer esto», señala.

Esta misma semana, la organización UPA también denunció un ataque a una ganadería del norte de Zamora y aseguraron que actualmente «la superpoblación de lobos es límite». «Ejercen cada día más presión sobre la cabaña ganadera, especialmente entre los terneros y las ovejas», señalaron. «El efecto inmediato y desencadenante de un censo tan elevado de cánidos es el número de ataques a la ganadería extensiva y la fiereza, provocando destrozos en un gran número de animales con el resultado de muerte, abortos, estrés y perdida de producción de leche, lo que implica en definitiva gravísimas pérdidas económicas para los ganaderos», añadieron en el mismo sentido en el que se expresa Jesús: «Son los ganaderos y no los lobos los que están en peligro de extinción».
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