Hace unos años el singular Yuma ‘descubrió’ el mundo de los cultivadores de calabazas gigantes y se sumó con el entusiasmo con el que él hace las cosas: buscó semillas, compró en mercados y por Internet, leyó... y ganó varios campeonatos, uno de España en Cataluña donde lo mejor era cómo contaba la odisea de recorrer medio país con unas calabazas que después de competir vendía a trozos y lo donaba al comedor de caridad de Ponferrada. Entonces dejó una de esas frases suyas: «Disfruto mucho, pero nadie nos hace caso a los de las cucurbitaceas».
Tenía razón, en parte, pues sí cuajó «la cucurbitacea» y, sin ir más lejos, Igüeña acogió la semana pasada un Campeonato de España, bastante seguido por la prensa, y en el que triunfó «un Yuma asturiano», llamado Heber Arenas, que desde esta victoria viene protagonizando reportajes en la prensa asturiana, donde ya es conocido pues tiene un importante palmarés. Y recordaban en La Nueva España la odisea de Heber, como en el caso de Yuma, para traer hasta el Bierzo la calabaza de 239 kilos. «Para trasladar las descomunales calabazas a Igüeña, Heber Arenas precisó de la ayuda de seis vecinos de Llavarés, que le ayudaron a sacarlas del huerto y cargarlas en un furgón prestado. Para descargarlas fue necesario utilizar una grúa».
Y el horticultor maliayés agradece a un colega que propició el premio: «Estoy muy agradecido a Juan Manuel Ramos (Pachico) por darme semillas de su calabaza y así poder alcanzar este gran tamaño».
«Así son los locos de las cucurbitaceas», que diría el gran Yuma.