Lolo dibujado por sí mismo

Por David Rubio

David Rubio
24/10/2022
 Actualizado a 24/10/2022
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En una de sus exposiciones, después de que varios de los que él mismo definiría como «fatos» criticaran al Ayuntamiento de Ponferrada por ceder espacio público «a un leonesista», a Lolo se le acercó un chaval para que le firmase uno de sus libros. «¡Claro! ¿Cómo te llamas?», le preguntó el dibujante. «Tulio», respondió el chaval, al que sus padres habían bautizado así en homenaje a uno de los personajes creados por Lolo en los noventa. Además de llamarse Tulio resultó ser concejal, lo que generó una especie de bucle de confusión en el que estuvimos a punto de dejar de saber quiénes éramos cada uno de nosotros.

Todo León conocía a Lolo. La mitad de León, personalmente. José Manuel Redondo, el dibujante fallecido en la madrugada de este lunes de forma repentina, no sólo llevaba cuatro décadas colaborando con diversos medios de comunicación locales, sino que además había recorrido infinidad de pueblos de toda la provincia pintando sus característicos murales, buscando las historias que más se identificasen con sus habitantes e implicando en su tarea a jóvenes y mayores, que siempre terminaban contando la visita de Lolo como uno de los acontecimientos del verano. Amistades de todas las generaciones avalan la singularidad de un personaje que parecía dibujado por sí mismo.

Murió a los 63 años y ahora parece que a todo el mundo le sorprende la edad. Vestido siempre de negro, con gafas oscuras y larga melena, parecía que el tiempo no pasaba por este leonés criado junto a la ermita del Buen Suceso y con antepasados también en el Bierzo, lo que le convirtió en un firme defensor de la minería en particular y todas las causas leonesas, y leonesistas, en particular. Estuvo en política durante un breve periodo de tiempo, pero su trayectoria como humorista gráfico se centró en la prensa, primero en Diario de León, luego en La Crónica 16 y hasta su muerte en La Nueva Crónica, donde acudía diariamente a su cita con los lectores para sacarle punta a la actualidad, para intentar despertar una sonrisa que, muy a menudo, iba cargada de reivindicación. Pese a ello, no se le conocían enemigos, pues Lolo era uno de esos tipos con los que uno no se puede enfadar, y era muy habitual que los políticos a los que caricaturizaba le pidieran uno de sus dibujos o que les firmara algunos de sus libros. Sólo en La Nueva Crónica llegó a publicar siete, todos ellos pensados para un público juvenil y ahondando como sólo él sabía hacerlo en la historia de esta provincia, tres de ellos dedicados al Bierzo, junto a Diana Martínez; uno protagonizado por ‘Guzmán, el aventurero’, con Ángel Suárez, otro centrado en los refranes y las leyendas del municipio donde vivió y murió, ‘Cuentaquilambre’; y otro más resumiendo todas las tiras que a lo largo de su trayectoria dedicó al mundo de la minería: ‘Humor Minegro’.

Lolo era un personaje irrepetible, extraordinario por muchos motivos. Noble, generoso como pocos (no sabía decir que no a nada de lo que le propusieran) preparaba estos días la Feria del Esoterismo que iba a celebrar el próximo fin de semana su quinta edición en Fabero, y que él mismo había convertido en todo un referente en el que se daban cita todo tipo de personajes unidos por el carisma de Lolo.
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