En concreto, el sector se moviliza en la capital española para visibilizar los problemas por los que atraviesa la producción y comercialización de la miel española y pedir la puesta en marcha de un conjunto de medidas ante la grave crisis coyuntural y estructural que atraviesa la apicultura, y que afecta a más de 36.0000 familias en España.
Después de movilizarse en las últimas semanas en diversos territorios, los apicultores españoles llegan a Madrid para alzar su voz y poner de manifiesto la situación "absolutamente dramática" en la que se encuentran.
Los apicultores consideran que "todas las Administraciones deben involucrarse en mayor medida en frenar los ataques y reducir las amenazas que atenazan a la apicultura".
De esta forma, las organizaciones convocantes califican de "absolutamente irresponsable" el comportamiento de los envasadores y la distribución española, que "discriminan la miel española y la sustituyen por mieles importadas a precios muy por debajo de los costes de producción en España".
Así, en la mayoría de los lineales de la gran distribución se encuentran mayoritariamente mieles mezcladas donde el porcentaje de miel española es absolutamente testimonial, y la miel española tiene escasa o nula presencia. Ante esta situación, "el Ministerio debe actuar y defender a los apicultores", aseguran.
Nuevo etiquetado
Los apicultores achacan parte de la responsabilidad de esta situación a la norma de etiquetado, de la cual el sector viene reclamando desde hace años un cambio para que el consumidor conozca con exactitud el origen de la miel.
"La presidencia europea es una oportunidad, que nuestro Ministerio no debe dejar pasar, para promover este cambio", han apuntado.
Además, este problema de mercado se acompaña de una reducción de aproximadamente el 50% de la cosecha debido a la falta de lluvias y el calor extremo del verano, de la muerte de hasta un tercio de las colmenas en algunas zonas como consecuencia de los problemas sanitarios, especialmente por la Varroa, o de los ataques de depredadores como los abejarucos o las avispas, así como, del fuerte encarecimiento de los costes de producción, por ejemplo, suplementos de alimentación o combustibles para la trashumancia.
Por otro lado, los apicultores lamentan que no han sido beneficiarios de las ayudas extraordinarias habilitadas en el contexto de la invasión de Ucrania, que se han articulado en agricultura y ganadería.
El sector considera una discriminación haber sido excluidos de la devolución de los 20 céntimos de descuento para los combustibles que, sin embargo, sí reciben el resto de los productores.