Los Decreta regresan a San Isidoro con una reclamación por la autonomía

La Puerta del Cordero de la Real Basílica de San Isidoro volvió a ser el lugar elegido para un acto histórico-reivindicativo que desde hace siete años acude a este lugar: la lectura de los Decreta. No es un lugar elegido al azar pues allí mismo nacieron hace casi mil años estos Decreta que hacen de León la Cuna del Parlamentarismo en los tiempos del rey leonés Alfonso IX (1171-1230).

En este lugar, una vez más, se volvió a recordar el orgullo que debe ser para esta tierra este hecho histórico y la desidia imperdonable que resultaría el olvido de aquella proclamación que colocó a León a la cabeza de Europa en derechos sociales.

Nuevamente apadrinaron la lectura quienes desde la primera edición lo han hecho, con las cabezas visibles de los escritores José María Merino y Juan Pedro Aparicio, arropados por treinta personalidades de la vida cultural, social o política de la ciudad, con presencia de su alcalde, José Antonio Diez, un habitual desde que es alcalde.

Uno a uno fueron leyendo cada uno de los capítulos de aquellos Decreta que sorprenden en muchos casos por su actualidad y en todos por darle, por primera vez, la voz al pueblo que este sábado se reunió en torno a su lectura y a quien Juan Pedro Aparicio volvió a poner con la contundencia que muestra en sus reivindicaciones, ya que argumenta que el daño producido es grave y no cabe el silencio: “Somos una tierra privada del autogobierno, incluida contra su voluntad como pueblo en una Autonomía que traicionó el espíritu democratizador de la transición y al que se gobierna con un centralismo anacrónico y agresivo. Esta Región Leonesa nuestra, que fue fundamental en la construcción de España, sufre hoy un gravísimo hundimiento social, económico, demográfico e institucional”.

"Con esta lectura en voz alta estamos diciendo: León, Tierra de León, levántate y anda, rompe los cerrojos de la manipulación y la mentira que te han aprisionado, libérate y toma la luz que te corresponde", añadió Aparicio durante su lectura.