En el caso de la capital leonesa, los datos de población referidos al pasado año reflejan un total de 120.951 vecinos, cifra que contrasta con los 130.601 referidos a hace una década. De esto se deduce que la capital ha perdido casi una media de mil habitantes cada año durante este periodo (9.650 en total).
Y a esta merma de capital humano se suma una rápida evolución del envejecimiento del mismo. A este respecto los indicadores urbanos sitúan la media de edad de los vecinos de la capital en 50,9 años, mientras que hace diez años era de 47. De ello se deduce por tanto que la población leonesa ha envejecido una media de casi cuatro años durante este periodo.
Es preciso destacar además que en este ranking de las capitales más envejecidas de España se sitúan por detrás de León Zamora (50,7 años) y Salamanca (50,5 años). Es por eso que las tres capitales de provincia del viejo (nunca mejor dicho) Reino de León son un año más las que más canas peinan en el territorio nacional. Además, Valladolid ocuparía la cuarta plaza en esta clasificación con una edad media de 50,2 años. Es la primera vez que la ciudad del Pisuerga se suma a las tres capitales del Reino de León en el por hora poco concurrido club de aquellas que superan el medio siglo de edad media.
Abundando en el análisis de los datos sobre la edad de los vecinos de la capital leonesa, cabe destacar además que se reduce el porcentaje de aquellos que no superan los 14 años. Son actualmente un 11,32%, casi un cuarto de punto menos que hace una década.
Por el contrario, en el mapa demográfico de la ciudad, gana peso la población mayor de 65 años, que pasa del 24,24 al 28,16% en los últimos diez años. Por el contrario, desciende el porcentaje de los leoneses que tienen entre 15 y 64 años, que pasan del 64,21 al 60,52%.
Todo ello ha derivado en una reducción del número de hogares que hay en la capital, que se sitúa en 54.951 frente a los 55.795 de hace diez años. El tamaño medio de los hogares se sitúa en 2,19 personas (hace una década eran 2,3) y crece el porcentaje de aquellos en los que solo vive un morador (pasa del 31,98 al 36,99%, según los datos del INE).
Otro de los datos que aportan los indicadores urbanos se refiere a la tasa de actividad, es decir, el porcentaje de personas que viven en la capital y que están trabajando o tienen capacidad de hacerlo. El dato correspondiente al pasado ejercicio es de un 50,86% frente al 50,71% de hace una década. Este dato es el más bajo no solo entre las capitales de provincia de Castilla y León, sino entre todas las del conjunto del país.