Los opositores de La Cueta defienden su voto en contra

Entre sus argumentos, recuerdan que son una localidad eminentemente ganadera, y que además quieren mantener la tranquilidad en el pueblo

Estefanía Niño
04/05/2017
 Actualizado a 19/09/2019
Imagen de archivo de la localidad de La Cueta. | ICAL
Imagen de archivo de la localidad de La Cueta. | ICAL
Los vecinos de la localidad babiana de La Cueta, que se opusieron con sus votos a la creación de una estación de esquí de fondo, han emitido un comunicado para dar a conocer sus argumentos a la opinión pública. Apuntan que, en contra de lo que ha trascendido en medios y redes sociales, no son unos «paletos».  

En el comunicado, indican que el proyecto es apoyado por la Diputación, pero «no ha salido a concurso público y se está dando a una empresa a dedo», además de recordar que «se pide el uso de la Casa la Escuela, propiedad de la pedanía, por 25 años». Los opositores aseguran que se desconoce la financiación del mantenimiento del pueblo y las instalaciones, y que se pide el uso de las fincas privadas sin autorización de los propietarios. Además, recalcan que «La Cueta es un pueblo ganadero por historia, remontándose a la transhumacia, por lo que consideramos que para aprovechar sus recursos se debería apoyar a los ganaderos».

Continúan la argumentación indicando que no quieren perder la magia del pueblo masificándolo, «esto puede ser el principio de una zona con chalets y edificios. ¿Qué pasaría con el plan urbanístico? ¿Se modificaría para satisfacer las necesidades de algunos para fomentar el desarrollo rural?». Así, reivindican su deseo de que «siga siendo un sitio tranquilo, si queremos ver gente iremos a la Calle Ordoño II». También muestran su preocupación por la fauna salvaje. Por otro lado, aseguran entender la postura de la casas rurales, pero recuerdan que « son pocas las familias las que regentan estos negocios».

Tras esta exposición de motivos, en el comunicado explican que en el concejo celebrado el pasado día 30 de abril, «votaron 19 personas que no querían este proyecto y sus motivos son tan válidos como los 13 del sí». Por ello, creen que «ya que vivimos en un país democrático sería razonable aceptar los resultados sin recurrir a insultos, blasfemias y amenazas».
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