Cada uno de estos accidentes queda grabado en la memoria colectiva de los leoneses, como el que hace un año (el 28 de junio de 2018) segaba la vida de un matrimonio guipuzcoano que estaba haciendo el Camino en bici y en familia, pues viajaban con su hijo de 12 años, que fue el único superviviente del atropello que tuvo lugar en Matallana de Valmadrigal.
En 2009 fue una peregrina italiana de 34 años en las proximidades de Villadangos del Páramo. Antes, en 2007, Gilles Chanovin, peregrino francés de 58 que inició la Ruta en bici en Le Puy y fue atropellado el 7 de agosto en la cuesta de Pieros (Cacabelos). En 2004 fueron dos los atropellos mortales, uno el 24 de julio (un peregrino valenciano de 35 años en San Justo de la Vega) y otro un mes después, el 23 de agosto, un cilista navarro de 24 años en Mansilla de las Mulas. También iban en bicicleta el catalán atropellado cerca de Ponferrada en el 2000 y el holandés de 54 años que murió el 12 de julio de 1995 en Sahagún cuando volvía de recoger su compostelana.
Pero además de los fallecidos por atropellos el Camino guarda más peregrinos eternos que quedaron para siempre anclados a esta tierra. De hecho alguno ha quedado inmortalizado en forma de monumento, como la bicicleta con el bordón, la calabaza y la concha de Santiago que hay en El Acebo, una estructura metálica obra de Eulogio Pisabarro que recuerda al peregrino alemán Heinrich Kraose, muerto el 13 de agosto de 1987 al despeñarse con su bici.
Denise y el belga del CTR
El asesinato de la peregrina norteamericana Denise Pikka Thiem traspasó océanos. Hacia el mediodía del día 5 de abril de 2015, era Domingo de Resurrección, la estadounidense de origen chino, que se encontraba realizando en solitario el Camino de Santiago que había iniciado en Pamplona un mes antes, cubría la etapa entre Astorga y El Ganso cuando se desvió de la ruta para visitar la localidad de Castrillo de los Polvazares y se desorientó al seguir las indicaciones de una flecha amarilla que le llevó hasta las inmediaciones de la casa de su asesino, Miguel Ángel Muñoz Blas, que ocultó su cadáver y que tuvo en vilo a las dos orillas del Atlántico durante cinco meses hasta que en el mes de septiembre se detenía al autor del crimen tras más de 200 entrevistas a personas de 20 nacionalidades diferentes.Dos años antes otro crimen, este aún sin resolver, manchaba de sangre el Camino. Jeroen Schelstraete, peregrino belga de 41 años de edad, desaparecía el 7 de septiembre de 2016. Dos días después su cuerpo sin vida apareció en uno de los contenedores del Centro de Tratamientos de Residuos de San Román de la Vega tras, presumiblemente, ser atropellado y arrojado su cuerpo a un contenedor.
Atropellos, crímenes, desapariciones –la pasada semana saltaba de nuevo la alarma, una mujer de 67 años de origen norteamericano que se encontraba haciendo el Camino Francés había desaparecido, un día después volvía la calma, la peregrina estaba bien y todo quedó en un susto–, pero también muertes naturales, sobre todo por infartos. Son casos puntuales, como sostienen desde la Asociación de Amigos del Camino de Santiago Puchra Leonina, pero que marcan el Camino.
"A veces se cometen temeridades en el Camino, pero estas dos mujeres parece que iban correctamente"
El presidente de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago Pulchra Leonina y presidente de la Federación de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago, Luis Gutiérrez Perrino, se ha puesto estos días a disposición de la peregrina holandesa que continúa ingresada en el Complejo Asistencial leonés y sus familiares para prestarles toda la ayuda posible. Un trágico incidente que, no obstante, asegura que es muy poco habitual. «Los datos de accidentes en el Camino de Santiago son bajísimos», sostiene confiado en que pronto se aclaren las circunstancias en las que se produjo el del pasado domingo, pues en principio las peregrinas circulaban correctamente, sin invadir la calzada, y el conductor estaría en plenas facultades.En todo caso, Gutiérrez Perrino explica cómo desde su asociación y desde todas las asociaciones del Camino de Santiago –sólo en León hay siete itinerarios diferentes con destino al Obradoiro– se realizan una serie de recomendaciones a todas las personas que quieren hacer la Ruta Jacobea advirtiéndoles que buena parte de la responsabilidad es suya.
Las asociaciones están en perfecta coordinación con las fuerzas y cuerpos de seguridad, pero insisten en que la labor más importante es la de la prevención. Por ejemplo, explica Guiérrez Perrino, cuando alguien se dispone a hacer el Camino Francés en bici «le recomendamos no salirse del camino como tal, evitar la carretera, especialmente en tramos como el que discurre entre León y Astorga por la N-120, una carretera con mucho tráfico y, por tanto, riesgo; y se les advierte de que no deben confiarse en las carreteras comarcales con escasa afluencia de coches, que deben circular siempre por el lado izquierdo y en fila india, tanto si van a pie como en bici». Luego están las recomendaciones meteorológicas, sobre todo para los que se lanzan a la Ruta en invierno, o las que se refieren a las pertenencias para evitar posibles hurtos.
Pero como señala Perrino, el cumplirlas o no es cosa de cada uno, «la información la tienen». Como se les aconseja también prepararse físicamente antes de iniciar el peregrinaje; comenzar seis días antes a caminar , y descansar el séptimo, para adaptar el calzado, y hacerlo con una mochila con un peso similar al que tienen previsto llevarse. Y más aún, se les enseña la orografía que van a recorrer y todas las localidades y servicios que se van a encontrar por el Camino. Así y todo, «hay peregrinos muy temerarios».