El tiempo es clave estos días y según la temperatura que haya así se empieza a una hora u otra. Por regla general las labores empiezan pronto, sobre las nueve de la mañana, y paran en las horas centrales del día que hace más calor para retomar el trabajo después, antes de ir a la bodega donde también son días de mucha actividad. "Al ser una bodega pequeña toca hacer de todo", comenta Ana Casis, propietaria de esta bodega que cuenta estos días con una cuadrilla de siete vendimiadores. Todos ellos se encargan de llenar los cubos de uva, producto que después se deposita en un pequeño remolque en el que se la llevan a la bodega procurando que llegue lo más íntegra posible y evitando golpes. Allí primero pasa por la despalilladora y posteriormente se inicia el proceso de elaboración del vino encubando el mosto. Desde que cortan el racimo hasta que llega a las instalaciones cuenta Ana que "no pasan normalmente más de dos horas".
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La experiencia también es un grado a la hora de elaborar el vino y eso se nota cuando toca enfrentarse cada año a la aventura que supone iniciar una nueva campaña. "El arte del vino es adaptarse al terreno, al viñedo y al clima de cada año que es diferente", cuenta Ana Casis, consciente de que la recolección es la que marca qué tipos de vinos se van a hacer y cómo.
"Hay que ser consciente de que la uva es fundamental como cualquier materia prima que después tiene que ser elaborada", reconoce. Por eso reclama mayor atención a los viñedos y que se valore más el trabajo de los viticultores. "Hacen un gran esfuerzo, cuidan de la uva y su trabajo no se reconoce lo suficiente, sobre todo en esta zona", lamenta partiendo de la base de que "si queremos hacer buenos vinos tenemos que tener buena uva y no mala".
La mala campaña que vivió el viñedo del sur de León el pasado año también pasó factura a las viñas de Casis que estuvieron afectadas por las heladas en algo más de un 50 por ciento por ello "es año está siendo complicado". Pero esta circunstancia, según Ana Casis, también se debe a que ha sido una temporada "muy extraña". "Hemos tenido un clima raro este año, con muchas lluvias en la época de floración", señala. Todo ello unido ha provocado una merma en la recolección de lavariedad Prieto Picudo, estando esta uva por debajo de un año normal.
Pero por muy mal que vengan dadas, nada impide afrontar una nueva campaña con ilusión como es el caso. Ana Casis hecha por tierra aquello de "pasarlas más negras que en vendimia" ya que reconoce que para ella es una época "muy bonita". "Si solo fuese vendimiar, yo sería feliz en contra de lo que muchos digan y sabiendo que se trata de un trabajo de campo y que por lo tanto tiene su dureza", dice. Para ella "lo complicado viene en bodega" y es que estos días no se descansa entre la recolección y los primeros pasos de elaboración del vino. Tanto hay que hacer que no queda tiempo ni para la ‘lagareta’, aquella vieja costumbre de refregar en la cara del vendimiador de al lado un racimo de uvas tintas. Sí permanecen las ganas de hacer el trabajo de estos días lo mejor posible, y eso es lo que cuenta cuando en unos meses se brinde con y por el resultado del trabajo de estos días.