Este salmantino de 60 años ha residido la mitad de su vida en un pueblo, de modo que conoce bien las carencias de los habitantes del mundo rural. Miembro del Comité Ejecutivo de Ciudadanos, no regatea preguntas y se cree que el éxito de la política es llegar a amplios acuerdos "porque así será más fácil trasladarlos a la sociedad". No esquiva preguntas, ni siquiera las que para un presidente de Las Cortes de Castilla y León resultan más espinosas...
– ¿Cómo está afectando la pandemia al trabajo que se realiza en Las Cortes?
– Desde el primer momento, incluso desde la semana anterior al confinamiento, teníamos previstas todas las posibilidades. Entre el 8 y el 12 de marzo ya estaban todos los servicios en marcha para teletrabajar. La pandemia no parado nuestro trabajo, quizá sí la actividad parlamentaria, porque perdimos dos plenos, pero luego los hemos recuperado. Fuimos pioneros en cerrar, pioneros en abrir, en la presencialidad… Por lo tanto, se sigue con cierta normalidad, cumpliendo a rajatabla con las medidas sanitarias, que en un edificio amplio y moderno como éste resulta más fácil.
– ¿Castilla y León parece alejada del clima de extrema tensión política que se vive en otras comunidades, algunas muy cercanas, pero en cualquier caso ¿nota usted más crispación entre los procuradores que en la anterior legislatura en la que era procurador?
– He planteado una nueva forma de hacer debates, más vivos, más intensos… Hay que veces que en esa vehemencia alguno trasvasa un poco la línea y hay que llamarlo al orden. Aquí tenemos la suerte de que, desde un principio, la Junta estuvo en contacto con toda la oposición para plantearles ese acuerdo de reconstrucción. Por lo tanto, esa crispación que se vive en el Congreso no se está dando aquí porque se ha dado participación a todos los grupos, y prácticamente todos han contestado de forma participativa.
– ¿Cree que es un momento en el que se mide más que en ningún otro la talla política de nuestros representantes? ¿Son nuestros políticos conscientes de ello?
– Se nos exige siempre. Se nos elige para dar soluciones, no para dar espectáculos, para que lleguemos a acuerdos, a tener la templanza que exige cada momento. A veces la bronca es más vendible que la unidad, pero insisto en que, aquí, en Castilla y León, con las lógicas diferencias ideológicas, todos los grupos han participado para evitar esa confrontación y dar esa imagen de unidad.
Con el dinero que llegó por el fin de la minería es obvio que lo pudimos hacer todos mucho mejor – ¿Se puede extraer alguna conclusión positiva de esta pandemia? Por ejemplo, una apuesta real por la vida en nuestros pueblos o por la transformación digital…
– Supongo que una vez que pasemos la vorágine, que tarde o temprano pasará aunque no volvamos a la normalidad de antes, va a cambiar todo, de lo que es aceptable y lo que no, de las intensidades en las que nos movemos, de la forma de vivir. Mucha gente que antes hacía esa salida hacia las grandes urbes está volviendo a planteárselo, y la calidad de vida del medio rural, la forma de relacionarnos en ese escenario, no se tiene en las grandes ciudades, y es una de las grandes ventajas que vamos a tener en Castilla y León. Tenemos grandes atractivos que se están poniendo en valor ahora y que antes valorábamos sólo durante las vacaciones. Lo que necesitamos es que esa gente que quiere irse de las grandes ciudades pueda hacerlo, y para ello es necesario una transformación digital que termine con los desequilibrios mundo rural-mundo urbano. Acabar con esa brecha digital, de infraestructuras, de modernización, es fundamental y es algo que hemos aprendido con la pandemia.
– ¿Es sólo dinero lo que hace falta para luchar contra la despoblación del medio rural o también un cambio de mentalidad?
– Es cuestión de acción política. Estamos en el impasse entre el 4G y el 5G, se anuncia una revolución en muy poco tiempo, y debemos tener claro lo que queremos. Yo vivo en el medio rural desde hace 30 años y tengo 3 megas de velocidad. Es muy complicado tener una vida social y laboral cuando el resto de los mortales están en 300 o 600 megas. Lo peor de todo es que a 15 metros de mi casa pasa la fibra, así que eso es una decisión política, alguien está bloqueando esa posibilidad, así que hay que tomar decisiones en ese sentido, porque eso haría que empresas, profesionales y autónomos se planteasen vivir en el medio rural. Si no hay internet, no hay posibilidades de tener un proyecto de vida en el mundo rural, y eso es una decisión política.
– ¿Y esa voluntad política la ve en los debates que se celebran aquí?
– Esas decisiones las tienen que tomar los ejecutivos, tanto el europeo como el nacional y el autonómico. Aquí somos el legislativo, podemos impulsarlo. Tenemos muchos foros, sabemos cuáles son los problemas y cuáles son las soluciones. Soy el presidente de Calre, un foro europeo sobre la despoblación, que tenemos que frenar primero y doblegar después.
– En el caso de León en particular y de la comunidad en general, esa despoblación no se sufre únicamente en los pueblos. ¿Qué tiene que hacer Castilla y León para no seguir perdiendo habitantes?
– Pierden todas las provincias menos Valladolid. Si los jóvenes no tienen las mismas oportunidades aquí que en otras partes de España o de Europa, no se van a quedar, porque están muy bien preparados y en esos países están cotizados. Aquí tenemos que valorar como se merecen a nuestros profesionales, y es algo que no estamos haciendo.
– ¿Cree que los 80.000 leoneses que salieron a la calle en febrero tienen motivos justificados para no sentirse cómodos en esta comunidad autónoma?
– Todo debate está muy bien, pero el debate de las comunidades está cerrado desde hace muchísimo tiempo. Abrir ese debate está muy bien como tertulia, pero no sé yo hasta qué punto esa crispación que genera… Es muy fácil plantear que «nos roban», desde Cataluña y el País Vasco que «Madrid nos roba», desde León que «Valladolid nos roba» y que me entiendan las similitudes. Cuando estamos en épocas complicadas, parece que siempre hay que buscar a alguien como responsable de esa situación. León es exactamente igual que las otras provincias de la comunidad. Evidentemente, tenemos desequilibrios entre provincias, claro, pero a lo mejor lo que tenemos que hacer es sentarnos y buscar cuáles son, de infraestructuras, de inversiones y de lo que queramos hablar, pero sentarnos y hablarlo, para equilibrar, para hacernos iguales, no querer ser distintos. Ese es el problema que tenemos cuando se abre ese tiempo de debate. Es decir: cuando uno abre el debate de ser distinto, lo que quiere es ser mejor, y entre todos deberíamos tener esa responsabilidad para rebajar esa tensión, porque siempre hay alguien a quien echar la culpa de nuestros males...
Los ciudadanos nos piden que lleguemos a acuerdos que, si son amplios, son más fáciles de trasladar– Es una época de mensajes directos…
– Siempre ha sido así. Cuando hay una mala situación económica surgen mensajes muy directos. León ha pasado por la época dorada con la minería, y después de eso llegaron miles millones de Europa, a paladas, que no han sido bien utilizados. Ese dinero venía para reconvertir una provincia como León o como Palencia, porque sabíamos que esto iba a ocurrir, que la minería del carbón se acababa, y creo que no se ha hecho una buena utilización de esos fondos, que lo pudimos hacer mejor.
– ¿La comarca del Bierzo tiene un Consejo Comarcal que le permite una cierta independencia en la gestión de sus recursos. ¿Pasaría la solución a la cuestión leonesa por crear algo parecido?
– El Consejo Comarcal del Bierzo, el único que aparece en nuestro estatuto, es un reconocimiento a esa idiosincrasia propia de la comarca. Allí se debate y se toman decisiones. Evidentemente, el foro para debatir los problemas de León o de Soria o los de Burgos es la sede del parlamento. Aquí hay representantes de todas esas provincias. León ha tenido aquí representantes durante los últimos 37-38 años que podrían haberse planteado todo esto, que no han sido capaces de frenarlo, que bien podían haber traído las iniciativas correspondientes para que, si ellos consideraban que se estaba haciendo un agravio, tuvieran la posibilidad de cambiar esa dinámica. Este es el mejor sitio para debatir los problemas de la comunidad.
– ¿Cómo valora los cambios que ha habido últimamente en su partido a nivel autonómico?
– Soy miembro de ese Comité Ejecutivo, así que lo considero una magnífica elección. He estado en ese puesto y sé la responsabilidad del cargo. Sólo puedo decir bondades de Gemma, que entró hace 5 ó 6 años al proyecto de Ciudadanos y se ha entregado en cuerpo y alma. Nuestro partido no es presidencialista, el equipo es tan importante como la cabeza visible.
– A nivel nacional Ciudadanos se ha flexibilizado en lo que se refiere a buscar puntos de encuentro con otros partidos, sobre todo el PSOE, tras la dimisión de Albert Rivera. ¿Está convencido de que es el mejor rumbo que puede tomar el partido?
– Somos un partido de centro, liberal, mesurado, pro-positivo. Nosotros apoyamos a Rajoy para que fuera presidente, apoyamos a Pedro Sánchez cuando lo propuso el Rey para que fuera presidente en la anterior legislatura, también fallida, apoyamos los presupuestos de Rajoy sin estar en el Gobierno... Y hemos sido el único partido pro-positivo durante la pandemia, y creo que los ciudadanos se está dando cuenta de que somos útiles. Yo creo que nos piden que lleguemos a acuerdos. Criticamos cuando corresponde, pero, si estamos permanentemente en la confrontación, no hay soluciones, sólo trincheras y desgaste.Creo que es mejor tener unos presupuestos influenciados por Ciudadanos que por aquellos que quieren romper España, acabar con el Estado, que se quieren aprovechar del resto, que sólo quieren tener privilegios. Pero si el Gobierno de Sánchez no quiere nuestra influencia, será su responsabilidad, como lo fue no aceptar la mano tendida de Albert cuando le ofrecimos nuestro apoyo en agosto del 2019.
– ¿No ha cambiado de rumbo el partido sin Rivera?
– En absoluto. Hay otra forma de liderazgo, pero seguimos estando en el mismo sitio, intentando moderar las políticas tanto del PSOE como del PP, y lo estamos demostrando aquí en Castilla y León. Sería impensable, viendo los años anteriores, la transparencia que en esta legislatura está teniendo el gobierno de Castilla y León, y además con profesionales en la gestión.
– Esta legislatura quedará inevitablemente condicionada por el coronavirus, pero ¿cómo le gustaría que fuese recordado su paso por la presidencia de Las Cortes?
– No lo sé. Me imagino que una persona que ha intentado el mayor consenso entre todas la fuerzas políticas. Lo más importante que podemos hacer es llegar a acuerdos. Cuanto más amplio serán esos acuerdos, más fáciles serán de trasladar a la ciudadanía. Aquí hay muchísimas iniciativas de unos y otros que salen adelante por amplias mayorías, y eso que el grupo Mixto son cuatro grupos distintos… Eso es porque debatimos, porque dejamos pelos en gatera, porque venimos a ser útiles, no a imponer, como ha pasado con las últimas decisiones de Pedro Sánchez y de Pablo Iglesias, que quieren cambiar las reglas de juego a mitad de la partida y es algo intolerable.
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Entrevista con el presidente de Las Cortes de Castilla y León
18/10/2020
Actualizado a
18/10/2020
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