La sesión del juicio por el asesinato de Mario Fuentes en La Torre en mayo de 2021 arrancó este jueves con la declaración de la madre del acusado, Jorge C.B., que aseguró que supo lo ocurrido porque la llamó la Policía. «Creo que me envió un whastapp por la mañana diciéndome que había tenido una pelea, sin explicar más. Lo supe ya cuando lo detuvieron», dijo. La mujer, que explicó que en ese momento hacía un par de días que no veía a su hijo –ya que este vivía con el padre y están separados– señaló también que había escrito a la familia de la víctima «para darles el pésame». «Como madre sé que tiene que ser horrible esta situación», afirmó. Respecto al acusado, indicó que «era un niño normal, como cualquiera», pero que con 16 o 17 años empezó a llegar a casa «oliendo a porros» y «con la mirada desencajada» y ella insistió en llevarlo a «algún centro». «Quería que mejorara su vida. Había dejado un poco los estudios, no se centraba y yo como madre quería lo mejor para él».
Desde diciembre de 2018 a septiembre de 2019 acudió al centro de atención a drogodependientes de Cruz Roja. El trabajador social que lo trató también declaró este jueves y advirtió que «tomó contacto con nosotros por una sanción administrativa por posesión de cannabis, pero ya era mayor de edad y no cumplía los requisitos para que le suspendieran la sanción». Siguió yendo al centro, dijo, «por presiones de la familia», pero «la gente que acude lo hace voluntariamente» y acabó dejando el programa. «Hay pacientes que vienen con un problema neurológico, pero en su caso no era así. Su situación era normalizada», señaló el profesional, que hizo hincapié en que solo puede hablar de ese periodo de tiempo concreto, 2018-2019, cuando las sesiones eran «cada 20-25 días o cada mes», pero en ningún caso «valorar su situación en 2021».
Alentado por su madre, que aseguró en la sala que su hijo «sabe que me tiene para él para siempre», el acusado asistió también tres sesiones con una psicóloga en 2019. La profesional que lo trató también declaró este jueves y apuntó que no llegó a «hacer terapia» porque rechazó seguir acudiendo y en tan poco tiempo solo se puede establecer una toma de contacto y obtener una «impresión diagnóstica». Señaló que el motivo de la primera consulta no fue el consumo de drogas, sino dificultades para la toma de decisiones y una «mala relación familiar, con discusiones y tensiones».
Problema de control de impulsos
Sin embargo, no descartó que las drogas pudieran estar «influyendo en el proceso». Dijo que le constaba también un «problema de control de impulsos» y que reconoció un «consumo de alcohol esporádico» y que tenía «causas abiertas por consumo de marihuana y peleas».
Respecto a si ese consumo de estupefacientes podía ser el origen de esa dificultad de «control de impulsos» advirtió que no llegó a profundizar pero «si tengo que decir algo, yo creo que le tranquilizaba fumar marihuana, aunque este no es un buen método de tranquilización». Consideró, en todo caso, que el joven llevaba una «vida normalizada» y que nunca le dijo que tomara ningún otro tipo de sustancia.