Madrid y envejecimiento, los porqués tras la despoblación

Durante la última década, cuatro leoneses marcharon cada día a la capital. Hoy en León hay más del doble de mayores de 65 años que personas menores de 18

Víctor S. Vélez
16/12/2020
 Actualizado a 16/12/2020
Muchos jóvenes tienen que buscar oportunidades laborales en Madrid. | SAÚL ARÉN
Muchos jóvenes tienen que buscar oportunidades laborales en Madrid. | SAÚL ARÉN
El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó este martes el padrón definitivo relativo a la provincia de León del pasado 1 de enero, el cual refleja un total de 459.236 habitantes. 3.260 vecinos menos que hace un año que, sin embargo, suponen la menor caída en términos absolutos de los últimos ocho.

Aunque el caudal de la sangre que brota de la herida demográfica se haya aminorado, la gravedad del corte no deja de aumentar. Después de perder 35.587 habitantes en una década, en León 'ya casi no queda gente ni para que se marche'. Atendiendo a las estadísticas publicadas por el INE este martes, se pueden extraer dos fenómenos principales que explican una despoblación que continúa sin tener freno: el envejecimiento y el éxodo a Madrid.

No cabe duda de que existen muchos más porqués a la realidad de la despoblación, como el cierre de la minería o la dispersión de una provincia eminentemente rural, pero el envejecimiento se presenta como la razón principal de la crisis demográfica. Una cuestión casi de perogrullo pero que se entiende mejor con datos como que hay más leoneses que superan los 65 años que aquellos que no han cumplido la mayoría de edad.

Ante esta realidad, la previsión es que la pérdida de población se acelerará en las próximas décadas. León cuenta con menos de 60.000 menores de edad, mientras que más de 125.000 superan la edad de jubilación. De estos, 70.304 se encuentran por encima de la barrera de los 75 años y 28.791 de la de los 85. Con una población tan envejecida, en la que casi un tercio del censo es mayor de 65 años, resulta evidente que la despoblación ha encontrado en el paisaje leonés un perfecto ecosistema para asentarse.

Escasas oportunidades laborales


Otra de las razones más evidentes que se esconden detrás del drama demográfico es el de las pocas oportunidades laborales para la población en edad de trabajar. En este sentido, el mercado principal se encuentra en Madrid y allí es dónde han ido 13.725 leoneses en la última década. En este espacio de tiempo, suficientemente amplio como para dejar definida una tendencia clara, cada día cuatro leoneses dejaban la provincia para mudarse a la capital del país.

Una tendencia que, como la del envejecimiento, tampoco deja de crecer. El INE, en sus estadísticas de flujo de migración interprovincial, refleja que el último semestre de 2019 fue en el que más leoneses hicieron las maletas para marchar a Madrid de toda la serie histórica. 708 personas que cambiaron su residencia a la capital, de julio a diciembre del pasado año, que en el conjunto de 2019 se elevaron hasta las 1.297.

En cuanto a las migraciones interiores, de las que Madrid es el principal receptor de leoneses, se alcanzaron los 5.830 billetes de ida el pasado año. Asturias, con 685, es el siguiente territorio al que más veces hicieron las maletas desde León. Valladolid (345), La Coruña (252) y Barcelona (240) son otros de los lugares a los que emigran los leoneses.

Los que llegan


Por su parte, los que llegan a la provincia leonesa también lo hacen principalmente de Madrid (824) y Asturias (565). Menos de los que se van, por tanto. Lo mismo que en los datos globales ya que, frente a los 5.830 que marcharon, 4.930 españoles de otros territorios cambiaron su residencia a León el pasado año.

Respecto a los movimientos migratorios con el exterior, 2.882 personas llegaron a la provincia procedentes del extranjero y 1.435 leoneses cogieron rumbo fuera de España. El saldo migratorio de 1.447 es el más elevado de la última década, que únicamente fue negativo entre los años 2013 y 2015.

Centenares de lecturas para decenas de estadísticas y una única realidad: León continúa sin encontrar cura a su herida demográfica. Una herida que, a tenor de los datos del INE, seguirá complicándose en los próximos años. Otra epidemia, la de la despoblación, para la que también urge un tratamiento eficaz.
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