Un apoyo para aprender a vivir sin ver

La provincia de León cuenta con seis maestros Once, profesionales que se encargan de acompañar durante todas las etapas educativas al alumnado con ceguera o baja visión

15/07/2024
 Actualizado a 15/07/2024
La sede de la Once en León es el lugar de encuentro de todos los maestros, donde preparan sus clases, su material y disponen de todos los recursos.| SAÚL ARÉN
La sede de la Once en León es el lugar de encuentro de todos los maestros, donde preparan sus clases, su material y disponen de todos los recursos.| SAÚL ARÉN

Se llaman Ángeles Ramos, Manolo Delgado, María Álvarez, Luci Núñez, Mónica Arias y Elena Morán y son las personas encargadas de que los niños y niñas ciegas o con deficiencia visual de la provincia de León consigan la máxima autonomía posible dentro del aula. Son maestros Once y trabajan con el alumnado proporcionando el material necesario para seguir la lección en clase y asesorando a los profesores y a los padres para que también los acompañen en el aprendizaje.

Los maestros Once son personas cuya labor es itinerante y se desplazan por toda la provincia para atender a los estudiantes. En la actualidad son 80 niños y niñas de León los que precisan de su acompañamiento, todos y cada uno de ellos con unas necesidades diferentes. «Depende de las características de los niños, la patología que presenten, la deficiencia visual o la ceguera, porque el acercamiento a ellos no es el mismo», explica Manolo Delgado, uno de los maestros más veteranos en la provincia. Esto en lenguaje formal se denomina adaptación de puestos de estudio, que es también la manera en la que se proporciona los recursos al alumnado según sus necesidades.

El material que utilizan los maestros Once está elaborado por la organización o, en algunos casos, por ellos mismos. Luci enseña entusiasmada el nuevo libro sobre la primavera que está preparando para sus niños. De grandes folios blancos, está adornado con hojas y relieves para que los más pequeños puedan desarrollar más el tacto y también está impreso en braille. «Solo falta ponerlo en tinta», puntualiza la profesora. Además de los libros, que pueden conseguir en el Servicio Bibliográfico de la Once (SBO) y que colegios y maestros cierran cuando termina el curso para que la organización pueda pasarlos a braille, los maestros utilizan material adaptado para apoyar a los críos con ceguera o baja visión. Sobre la mesa de la sede de la organización en León se extienden todo tipo de elemenos que sirven de apoyo en el aprendizaje, como mapas o cuadernos con texturas. Llama la tención un lápiz que habla –«aquí todo es parlante», bromea María Quindós, directora de la Agencia Once en León– llamado LEO que el alumnado puede utilizar para que le describa dónde está el Océano Índico en un globo terráqueo o hasta para grabarse los deberes que tienen que hacer en casa. Además de este material especializado, los maestros Once se nutren mucho de las cosas cotidianas que «consiguen que los niños tengan más contacto con la realidad», puntualiza Manolo.

Asimismo, cuentan con el gran apoyo de la tecnología. «La tecnología es el mayor aliado de una persona ciega hoy en día», sentencia María Quindós. Aseguran los maestros Once que técnicas como los ordenadores, dispositivos periféricos como línea braille o amplificador de pantallas han llegado a hacer el aprendizaje más inclusivo y accesible para todos. Existen también muchas aplicaciones móviles, que están disponibles para todo el mundo, que evalúa la Once y que son útiles para personas con deficiencia visual y ciegas, tanto adultos como niños. Asimismo, durante el proceso de aprendizaje en el colegio, los estudiantes cuentan con programas informáticos como el Edico que permite que «los niños escriban en braille y al mismo tiempo el profesor lo reciba en código tinta», muy útil en asignaturas como matemáticas o física y química que requieren escritura científica. Lo mismo sucede con la signografía musical, «se incluye poco a poco, a medida que se aprende el braille, porque es más tediosa», detalla Manolo.

Maestros Once como los seis que están en León cubren todas las etapas educativas de las personas ciegas. Desde la atención temprana, «en la que trabajamos sobre todo el tacto y el oído», como cuenta Ángeles, otra de las veteranas en León, hasta el apoyo a alumnos que están en Bachillerato, la universidad o en la escuela de adultos. «Hace poco tuvimos que asistir a una prueba de acceso a la universidad para mayores de 25 años porque, aunque el examen estaba transcrito en braille, el profesor no entendía las respuestas del alumno», cuenta Manolo, y ahí «yo fui a iluminar los textos, que consiste en transcribir con lápiz lo que está desarrollado en braille».

El equipo de la Once que apoya a las personas que entran en la organización para solicitar apoyo en su aprendizaje no está solo compuesto por estos maestros. En la entidad están también los trabajadores sociales, técnicos rehabilitadores para prescribir ayudas ópticas, profesionales encargados de las nuevas tecnologías y del aprendizaje, y psicólogos y animadores socioculturales. Un «equipo multidisciplinar», como asegura Manolo, «que en muchos casos es itinerante en toda la comunidad autónoma».


"Un reto diario"


Los maestros Once de León se dividen en tres personas que entraron con un contrato con la entidad y otras tres que lo hicieron a través de la Junta de Castilla y León, porque existe un convenio entre ambas instituciones. El proceso para acceder a este puesto –si no es con plaza de la administración– «es duro y con varios exámenes», explica la maestra María, y tiene sus preferencias. Cuenta la directora de la Once en León que primero se oferta a los trabajadores que quieran acceder mediante un traslado y después pasaría a promoción interna, «si se cumplen los requisitos, uno de ellos tener la titulación». Después llega el turno de las personas ciegas afiliadas a la organización, que también tienen prioridad, y finalmente, si no hubiera surgido nadie, iría a portales de empleo externos. «Lo principal es saber braille», puntualiza María Quindós.

Los seis profesores en León son casi todos veteranos y aluden al trato individualizado con los alumnos como uno de los principales atractivos de su trabajo. «Es una maravilla y un reto, cada día es una cosa nueva porque la forma en la que vive la ceguera cada niño también es diferente», explica una emocionada María, que lleva desde 2022 trabajando en la Once y un mes con sus compañeros en la Agencia de León. La experiencia de los maestros es que son unos acompañantes de vida de los niños, y «nuestros referentes», puntualiza la directora. Luci precisamente cuenta que hace poco recibió «un vídeo de la graduación de Psicología de uno de los niños, y empecé con él a los 12 años».

Por su parte, Manolo y Ángeles son dos maestros Once que además están afiliados a la organización. «Llegó un momento de mi vida en el que no podía seguir trabajando como profesora porque me di cuenta de mis limitaciones visuales», cuenta Ángeles, «así que para mí, afiliarme en 2015 y poder volver a trabajar en lo que me ha gustado siempre es una gran satisfacción personal». El caso de Manolo es similar, ya que estudió su carrera «en la escolarización normal». «Me afilié y entendí enseguida que esto era mi casa, y como tal me he sentido ayudando a la gente con problemas parecidos a los que tengo yo y más útil que en un ‘cole’ ordinario».
Un aprendizaje, el de estos maestros, de ida y vuelta, y que solo consigue sumar al proceso educativo.

 

Objetos especiales y cotidianos

Mapas con relieve, cuadernos forrados con plumas, una pelota con cascabeles o un Lego edición especial con los bloques distribuidos como las letras del alfabeto braille son algunos de los materiales de los que disponen los maestros para trabajar con el alumnado. Asimismo, se nutren de elementos cotidianos del día a día, como botones o una huevera.

 

"Los maestros son nuestros referentes"

María Quindós, directora de la Agencia Once en León, reconoce el trabajo que realizan los maestros Once con los niños y niñas que tienen ceguera o baja visión: «Son nuestros referentes». En la actualidad estos profesionales acompañan al alumnado en el colegio ordinario, o de Educación Especial si este tiene otras patologías, pero antes no sucedía de esta manera. Los antiguos colegios de la organización están ahora transformados en Centros de Recursos Compartidos (Crec) donde se proporcionan servicios de escolarización compartida y los pequeños pueden acudir a tener contacto con nuevas tecnologías y también con otros menores. «La dispersión geográfica actual impide que puedas conocer a otra persona como tú, y aquí o en campamentos o jornadas de deporte se busca esa posibilidad».

Archivado en
Lo más leído