Todos los alumnos del Colegio La Asunción se reunieron en los pasillos el pasado 21 de junio, último día del curso, para dedicar sus aplausos a la misma persona: Magdalena Alonso, la secretaria del centro, que el 30 de junio hará efectiva su jubilación. Tras ella deja más de 50 años ligada a la institución educativa leonesa.
Magdalena Alonso llegó a La Asunción como alumna para cursar el Bachiller. Recuerda aquellos tiempos como una etapa muy disciplinada pero también “muy feliz” Tras finalizar su andadura académica y estudiar Secretariado de Dirección, el azar la vuelve a llevar al colegio ubicado en León. Uno de los días en que su hermana acompañaba a su hija a clase, la madre Erésvita -una de las religiosas que se encontraban entonces en la comunidad del centro-, preguntó por la familia y se enteró de que Magdalena acababa de terminar sus estudios. La secretaría iba a quedar libre en ese momento y le ofrece probar. El 24 de octubre de 1977 se incorpora a su puesto.
Desde ese momento, Magdalena ha sido una testigo privilegiada de la vida de La Asunción. Lo ha visto convertirse en lo que es hoy, con hitos como la incorporación de la educación mixta, la gran reforma del centro que se llevó a cabo en 1995 o la reciente incorporación al proyecto educativo de la Educación Infantil de 0 a 3 años. Al recordar tantos momentos y vivencias, habla de su despedida emocionada: “Esto es mi vida. Aquí he pasado por todas las etapas, […] he pasado de todo y por todo. Esto no es dejar un puesto de trabajo: dejo mucha gente, mucho cariño. Dejo relaciones y dejo sentimientos.”
Para ella, los valores de siempre de La Asunción han permanecido durante este medio siglo: la humildad, la sencillez, la búsqueda de la justicia y la verdad, la han marcado. Pero el centro ha cambiado y, en su opinión, se caracteriza ahora por su gran apertura, un carácter que forma parte de la idiosincrasia de la institución.
Hablando de La Asunción que vendrá y que ella verá “desde fuera”, se imagina el futuro con muchas de las personas que ahora mismo están en el colegio formando parte de una institución “donde se puede dar muchísimo cariño a todos los alumnos que pasen por ella, muchísima ayuda tanto personal como emocional y académica”. Pensado en los niños y en las niñas que se educarán en el colegio, desea “que se dejen llevar por el consejo de profesores y tutores como de toda la gente que los rodea, porque eso es realmente lo que los va a formar no solo en lo académico sino como personas”.
Magdalena representa todo el trabajo del Personal de Administración y Servicios, una tarea muchas veces invisible pero de gran valor sin la que los centros educativos no podrían funcionar. Su despedida tras tantos años, toda una vida, está llena de reconocimiento hacia tantos años de profesionalidad y generosidad.