Los ‘manitas’ que implantaron los baños públicos en Mesopotamia

El 11 de marzo se celebra el Día Mundial de la Fontanería, una profesión que sigue evolucionando y adaptándose a los nuevos tiempos para mejorar la calidad de vida de la sociedad

10/03/2024
 Actualizado a 01/06/2024
Varios alumnos trabajan en los talleres del Complejo Abelló en el curso de Fontanería del Ildefe. | MAURICIO PEÑA
Varios alumnos trabajan en los talleres del Complejo Abelló en el curso de Fontanería del Ildefe. | MAURICIO PEÑA

Cuando pensamos en un trabajador dedicado a la fontanería, lo primero que nos viene a la mente es una persona con un mono azul, una llave ‘Stillson’ roja (llave inglesa de toda la vida, pero mejorada) y las tuberías que están debajo de nuestro lavabo. Eso y un personaje italiano con bigote y gorra roja que se gana la vida dando saltos.

Lo cierto es que esta profesión, que surgió junto con la creación de los baños públicos en la antigua Mesopotamiaallá por el año 3.000 antes de Cristo, se trata de una de las más importantes y necesarias en nuestra sociedad a día hoy, aunque solo nos acordemos de ella cuando nos revienta una cañería en casa o cuando la caldera no combata el frío como es debido. Pero por suerte para el gremio, el calendario cuenta con la fecha del 11 de marzo, Día Internacional de la Fontanería.

Manuel Ibáñez lleva dedicado a la docencia más de una década y actualmente da clases en el Centro Integrado de Formación Profesional (CIFP) Tecnológico Industrial de León, concretamente en el ciclo básico de Fabricación y Montaje, un curso que incluye un tema dedicado a la fontanería y la calefacción. "El sector de la fontanería evoluciona a pasos agigantados y más en nuestros tiempos, donde se tiene en cuenta la eficiencia energética de las viviendas y el cambio de los combustibles. Hay una gran innovación e investigación y los proveedores locales tienen mucho interés en implementar estas nuevas tecnologías porque así se lo dictan los fabricantes obedeciendo las normativas", explica.

Es un hecho que la idea de "poner tubos" o colocar una caldera de carbón ya ha quedado atrás, lo que ha dado paso a nuevas instalaciones basadas en la geotermia (energía obtenida a través del calor del interior de la tierra) o la aerotermia (uso del aire exterior para calentar o enfriar una ubicación). Además, en la actualidad la instalación de calderas de gasoil es mínima y se empieza a hablar de la utilización de otros combustibles más ecológicos.

Este profesor comenta que también existe mucho trabajo relacionado con los asistentes de mantenimiento de las instalaciones, sobre todo de las grandes comunidades de vecinos. "El cuidado de los circuitos de suelo radiante, un ámbito competente a los trabajadores de la fontanería, requiere un cambio de aditivos y de agua cada cierto tiempo que se tiene que hacer de manera individual en cada vivienda", expone de cara al futuro tras dejar claro que, en la actualidad, la demanda de trabajadores en el sector es "estable".

Relata que la demanda de fontaneros está estrechamente ligada a la construcción y a la rehabilitación de viviendas, por lo que el servicio "está bien cubierto". Además, admite palpar el interés por parte de los alumnos al ser una rama, la de instalación y mantenimiento, entretenida, dinámica y en la que se trabaja con las manos. "Nuestros ciclos de básico, medio y superior están completos porque el porcentaje de colocación ronda la totalidad de los alumnos, tiene muy buenas salidas", enfatiza.

Aunque sea un trabajo que requiera de forma física, inteligencia y buenas manos, Ibáñez remarca la importancia de la actitud como un factor consolidante a la hora de conseguir un contrato en la empresa en la que se realicen las prácticas. "Por desgracia el alumnado prefiere no desplazarse, tener una jornada continua en alguna gran empresa en vez de decidir emprender y montar la suya propia. Es una pena porque en la provincia de León, con la dispersión geográfica que tenemos, si hubiera chavales con iniciativa para instalarse estratégicamente en las comarcas, se ganarían muy bien la vida", subraya.

Además, recuerda que el CIFP Tecnológico Industrial de León forma parte de la Red Estatal de Centros de Excelencia en FP en la especialidad de Edificación y Sostenibilidad Energética y que actualmente se desarrollan varios proyectos de innovación relacionados con estos campos.

Roberto López forma parte de la empresa familiar Lody S.L., fundada por su padre a mediados de los 90, un negocio que se centra en la reparación y el mantenimiento de calefacción, fontanería o electricidad, entre otras labores. Este empresario también hace hincapié en el interés que muestran las nuevas incorporaciones. "No es necesario que tengan muchos conocimientos, porque tú como profesional les vas a ir enseñando y ayudando en el proceso, siempre y cuando esa persona esté interesada en aprender" matiza.

En ocasiones, el negocio familiar ha acogido a estudiantes para que realicen las prácticas tras sus estudios, por lo que López conoce de buena mano la predisposición y el rendimiento de los alumnos. "A través de los cursos del Ildefe (Instituto Leonés de Desarrollo Económico, Formación y Empleo) hemos encontrado en dos ocasiones a gente capaz y que demuestra interés a la que hemos acabado contratando. Estos dos chicos son muy buenos trabajadores, buenas personas, les gusta lo que hacen y se nota. Solo puedo decir maravillas de ellos", comenta con orgullo.

El Ildefe es una sociedad pública del Ayuntamiento de León que tiene entre sus objetivos el desarrollo de todas las actuaciones relacionadas con la formación profesional, la generación de empleo y la adecuación de la mano de obra a las nuevas condiciones del mercado laboral. En este contexto desarrollan su curso de Fontanería impartido por la Fundación Leonesa para el Desarrollo Económico, la Formación y el Empleo (Fuldefe), donde los alumnos que finalizan los estudios reciben un certificado de profesionalidad homologable a un grado medio de FP en Operaciones de Fontanería y Calefacción Doméstica. Desde 2020, han pasado un total de 51 personas por los cuatro cursos realizados (el de este año acaba de empezar) y han logrado una inserción laboral del 60% de media.

Las temáticas que estudian los aprendices de fontanero, que se forman en los talleres homologados del Complejo Abelló, abarcan desde la instalación de tuberías, la manipulación y el ensamblaje, la prevención de riesgos o la seguridad laboral y medioambiental hasta la instalación y mantenimiento de sanitarios y elementos de climatización. Una vez concluida la enseñanza, acceden a un servicio de orientación laboral donde se les ofrecen consejos para las entrevistas de trabajo o se les explica cómo elaborar un currículum. Además, entran a formar parte de la bolsa de empleo de Ildefe, que gestiona más de 500 ofertas laborales al año.

Fernando Gutiérrez es uno de los beneficiados por estos cursos. Decidió inscribirse en 2004, a sus 30 años, tras darse cuenta de que el trabajo de oficina (se graduó en Trabajo Social) no le atraía. Compaginando los estudios por el día y el empleo por la noche, consiguió su certificado a los cinco meses y, 24 horas después de obtenerlo, una empresa privada le llamó para una entrevista. Allí trabajó hasta el 2008, cuando la crisis económica asoló España y le despidieron. Con ánimo de reinventarse, Gutiérrez volvió al Ildefe para realizar un curso de Albañilería, Fontanería y Electricidad, pero en esta ocasión emprendió su andadura por cuenta propia dándose de alta como autónomo. Una decisión gracias a la que, más de una década después, nunca le ha faltado trabajo.

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