Así, el año pasado el colectivo estrenó el programa ‘Ícaro Alcohol’, un protocolo de urgencias a través del cual los centros de salud y de urgencias de la comarca derivan al colectivo a los adolescentes que se hayan presentado con síntomas de haber abusado del consumo de alcohol y otras drogas, aunque según asegura Peña, los más habituales son los casos relacionado con el abuso de bebidas alcohólicas. “No es una medida punitiva, no queremos castigar a nadie, nuestro objetivo es salvar la salud del menor”, aseguró.
También orientado a los usuarios más jóvenes, Proyecto Hombre puso en marcha el proyecto ‘Re.iniciate’ dedicado al uso indebido de las nuevas tecnologías, un fenómeno reciente sobre el que el presidente recuerda que todavía “no existe información”. “Los casos que tratamos están relacionados con el uso excesivo de móviles y nuevas tecnologías que puedan convertirse en una adicción”, detalló.
En este caso, el presidente aseguró que este tipo de problemática “no es ningún escándalo todavía”,aunque sí reconoció que han sido los propios colegios e institutos son los que han solicitado ayuda. “Hay preocupación en los centros. Los chavales usan el móvil y no prestan atención a la clase”, apostilló.
Incertidumbre presupuestaria
Respecto al futuro, Peña manifestó su preocupación por la inestabilidad política, una incertidumbre que puede afectar a una asociación financiada en más de un 50% por las administraciones públicas. “Sin garantías de financiación no se pueden llevar a cabo proyectos que requieren de personal específico para su funcionamiento”, recordó.
Un ejemplo es el programa ‘Trébol’ para la violencia de género que Proyecto Hombre lleva a cabo desde 2007 y por el que han pasado más de 3.000 personas. El año pasado solo se pudo atender a un grupo de 24 personas y otro del mismo número se tuvo que quedar en espera ante la falta de financiación.