Maxi, el nonagenario inquieto: "Menudo trajín de vida, así no aguanto otros 90 años"

Máximo Merino, de Algadefe y con más de 90 años, no puede decir que la jubilación o la edad le hayan ‘apoltronado’, ni mucho menos: hace esculturas con material reciclado, compite en deportes tradicionales, graba vídeos, canta...

Fulgencio Fernández
02/10/2022
 Actualizado a 02/10/2022
Maxi entretiene las ‘horas muertas’, que no son muchas, en hacer figuras con material reciclado, que ha llenado el huerto de animales | F. FERNÁNDEZ
Maxi entretiene las ‘horas muertas’, que no son muchas, en hacer figuras con material reciclado, que ha llenado el huerto de animales | F. FERNÁNDEZ
Cuando decides hacer un reportaje a un paisano de 90 años, soltero, jubilado… piensas que el último problema será cuadrar la agenda. Pues en el caso de Máximo de Merino, de Algadefe de la Vega, no está claro que sea así, el bueno de Maxi tiene la agenda apretada: «El caso es que había quedado con los de la petanca para echar una partida».
- ¿Cuándo quedaste y cómo?

- Ahora, por wasap, tenemos un grupo y ya íbamos a ir ahora, que vino Roberto de Santa María del Páramo, y ya pueden dos chavales marroquíes que les gusta mucho.

En un momento aparecen todos. Roberto, Ismael, Mohamed, el joven Jorge… y Maxi de maestro de ceremonias que no en vano tiene la casa llena de trofeos de concursos de Deportes Autóctonos. «Por eso ando con algo de prisa, que he quedado con el sobrino para ir para León, que tengo que marchar para Valladolid, que hay un concurso el domingo. Y hay que estar allí».

Al fin cuadramos la agenda con Máximo y recorremos Algadefe, el pueblo del que se siente muy orgulloso. «Este es el pueblo más ganadero de la provincia. Miles de cabezas hay en este pueblo que no llegaremos a 200 habitantes. Todo muy mecanizado pero le han dado mucha vida, trabajan con ellos varias familias de marroquíes, como los de la petanca, que como tienen muchos hijos también es bueno para la escuela». Y no me deja marchar sin que visitemos una de las ganaderías, no miente, todo un mundo alrededor de mil vacas. La sala de ordeño es un espectáculo, todo controlado desde un pequeño ordenador. «Cada una de estas produce entre 30 y 40 litros al día», explican Máximo y Alejandro, dos ganaderos jóvenes que reconoce la intensa actividad ganadera del pueblo.- ¿Qué tal está ahora lo de la leche?- Va por rachas, ahora no está mal porque no hay leche, no aquí, en toda Europa y tienen que pagarla algo mejor, ya sabes como va esto. Antes la traían de Francia, pero tampoco hay en Francia.- ¿A quién se la vendéis?- A García Vaquero, viene cada día un camión, una cuba vamos.Hago animales con material reciclado, juego a la petanca en el pueblo, compito a deportes tradicionales por toda la comunidad, siembro el huerto, grabo vídeos con canciones y música  Maxi remarca cada frase, pregunta por los purines, por las otras ganaderías, «hay una que tendrá cerca de tres mil cabezas», se hace fotos con las terneras... Y es que también fue su mundo, también él fue ganadero aunque se planteó otra vida. «Estudié Comercio, en León, se me daba bien. Hace mucho, tengo 91 años pues echa la cuenta, lo que ocurre es que estaba la ganadería en casa, la familia, mi hermano, que estábamos solteros los dos... e hice la vida aquí. No me arrepiento, que no la vivimos mal, trabajando, claro, pero también íbamos a las fiestas, a los juegos que había en estos pueblos, como era la vida entonces.Y en aquellos juegos encontró otra diversión para su jubilación, los juegos tradicionales, la petanca, la rana, la cacha, los bolos, que tiene la casa llena de trofeos: «Bueno, unos son míos y otros de mi hermano, que íbamos juntos, pero él ya falleció».Y entonces nos espera otra sorpresa. Tira Maxi de móvil y muestra otra de sus ocupaciones: grabar vídeos, tocando la acordeón, cantando y arreglando las canciones. «Sí, me gusta, y se los mando a los amigos. Este se lo hice a mi hermano...».La grabación lo explica: «Esta canción que voy a cantar es de Bety Misiego, pero yo la he puesto mi propia letra como veréis cuandola toque. Y dice así: ‘León tuvo que ser / con su lunita plateado / cuando murió uno de los dos / las dos de la madrugada. / Y nos queríamos los dos / con un amor desbordado / pero el destino ha querido / que ya estemos separados. // Ya tiene puesta una cruz / en el monte del olvido / por dos hermanos que siempre / siempre fueron muy unidos. / Ya tiene puesta una cruz / y ya nada puede unirnos / ya todo acabó / y ya queda en el olvido».

Vamos después a la huerta, la joya de la corona y el lugar donde tiene otra de sus ocupaciones, la que tanto llamó la atención a Paco el veterinario cuando andaba porallí a su trabajo: La granja de animales reciclados, fundamentalmente de madera y ruedas de coche. «Los voy haciendo a ratos, son de los últimos años, desde que hice noventa años para acá». Y allí tiene en fila gallos, jirafas, cerdos... «lo que se me va ocurriendo y lo que pide la madera o las ruedas. Nunca me había dedicado a esto, sí es verdad que siempre fui curioso para la madera».

Como no tengo el orgullo de que me cantéis el cumpleaños, que hago 90, tengo el honor de cantármelo yo mismo con la armónica», así empezaba el vídeo que envió a sus amigos  No para un momento. Le sabe dar vida a la vida, actividad a los noventa y uno, que ya dejó atrás los noventa, aquellos que celebró como suele hacer, enviando un vídeo a los amigos, una grabación casera en la que explica: «Tengo el honor de enviaros este vídeo porque hoy es un día grande para mí. Y como no tengo el orgullo de que entre todos me cantéis el cumpleaños feliz pues tengo el placer de cantármelo yo mismo, por la suerte de cumplir los noventa, en solitario, con salud, contento y con alegría. Voy a cantary tocar las tres canciones propias de este día». Y se arranca: «Estas son las mañanitas que cantaba el rey David y por cumplir los noventa me las canto yo a mí». Y después la música, con la armónica, que le gusta más.
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