Ya hace unos cuantos años que la gran defensora de los palomares, Irma Basarte (para todos La Utópica), recibió un emocionante correo electrónico de un matrimonio holandés que, conocedores de su utopía, le proponían correr con los gastos de la restauración de un palomar en España. Irma no dudó ni un momento que el edificio a restaurar sería un leonés. «Y para no andar dando muchas vueltas elegimos el más antiguo de todos los que habíamos fechado en nuestro trabajo, el del monasterio de Carracedo, en el dintel de cuya puerta se puede leer perfectamente el año: 1.769.
No pusieron pegas, más bien todo lo contrario, Ruud y Hanneke Loman y este palomar fue recibiendo partidas de dinero hasta los 25.000 euros que supuso la restauración total del mismo y ofrecer una cara bien diferente. Nueva.
Cuando se acabó la obra Ruud dejó una frase para el recuerdo: «Con esta recuperación cierro un círculo en mi vida. Puedo regresar a este lugar y recordar mi pasado».
La frase se hizo realidad este pasado fin de semana. El matrimonio holandés, con su familia, regresaron al palomar del Monasterio de Carracedo para celebrar una fecha realmente significativa en sus vidas, la celebración de sus bodas de oro, 50 años de convivencia.
Pudieron además comprobar que el olvido no ha caído sobre este lugar que ellos sacaron precisamente de él y se encuentra en perfecto estado, como lo habían dejado después de su generosa donación. Y sigue siendo un atractivo más de este rincón del Bierzo, con monasterio y palomar, que no es poca cosa.