Miel de camposanto

Retiran una colmena de un nicho del cementerio de Castrillo del Porma

I. Herrera
19/08/2018
 Actualizado a 14/09/2019
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Los vecinos de Castrillo del Porma habían visto rondar a las abejas durante un entierro, así que fue uno de ellos el que avisó a su familiar y apicultor Enrique Sánchez de que creían que había un enjambre en uno de los nichos desocupados del camposanto de la localidad. El riesgo de picaduras era evidente, así que Enrique y su colega Marcelino Fernández se encargaron de quitar la piedra de granito que tapaba el nicho y se llevaron la sorpresa: una colmena con crías y mucha población y con panales de los que han sacado casi 20 kilos de miel.

La operación les llevó casi dos horas y media. Lo hicieron a última hora del día, cuando las abejas ya están recogidas, y con sumo cuidado para tratar de salvar a la mayor parte posible de la población de abejas, incluidas las crías, que fueron trasladadas a una colmena de una explotación apícola donde esperan que se estabilicen. Por otra parte, los paneles de miel dieron una suculenta cosecha.

Según cuentan Marcelino y Enrique, «un nicho es un sitio óptimo para albergar un enjambre y organizar una colmena, pues está resguardado de las inclemencias meteorológicas». De hecho, ya el año pasado Enrique estuvo en este mismo cementerio alertado por el mismo motivo que hace unos días, pero en aquella ocasión, cuando llegó, las abejas estaban muertas, presuntamente porque alguien habría echado insecticida.

Dice Marcelino que es raro que, de forma silvestre, el enjambre se haya hecho tan grande, pues en las explotaciones les ponen cera para ahorrarles trabajo, las alimentan y las tratan contra las enfermedades. No obstante, a juicio de Enrique, las abejas llevaban trabajando en este nicho más de un año.

Ambos apicultores recomiendan que cuando alguien encuentre un enjambre –algo no tan extraño en los huecos de las persianas, las ventanas o bajo los tejados– avise a algún colmenero para que lo retiren en lugar de optar por envenenar a las abejas, y explican que cuando se trata de avispas u otras especies que puedan suponer un riesgo suelen ser los bomberos o especialistas de protección civil los que se encargan de sacarlos.
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