El máximo responsable de Sacyl, Manuel Mitadiel, hace balance de estos más de ocho meses de pandemia. Reconoce las dificultades para atender a la población ante una situación para la que nadie estaba preparado, pero también muestra su optimismo sobre la mejora de los números en la comunidad y en León, al tiempo que avanza que ya se está trabajando en el plan de vacunación.
– ¿Cómo ha vivido estos meses de esta devastadora pandemia?
– Como ha sido una cosa absolutamente sorprendente, se ha llevado por delante los planteamientos y objetivos que traíamos para la Consejería. Nos dedicamos hasta el mes de junio a hacer la escalada, a adaptar los recursos que tenemos a las necesidades. Cuando la situación bajó, nos centramos en la desescalada, para que los hospitales y la Atención Primaria volvieran a la normalidad. Y cuando todavía no lo habíamos conseguido, ya estábamos a finales de agosto volviendo a adaptar todos los recursos.
– ¿Qué ha sido lo más difícil?
– El ver cómo podíamos adaptar las UCI, tanto en la primera época como ahora, que estamos en una situación casi similar. Es lo más especializado, lo más problemático. En la primera oleada fue también conseguir determinados equipamientos para atender a los pacientes, desde respiradores hasta los test y los EPI. En esta segunda, que ya lo habíamos conseguido y estábamos suficientemente preparados, el tema de volver a quitar actividad ordinaria para atender los enfermos de covid. Una de las cosas que nos habíamos planteado como objetivo es que hay más enfermedades que el coronavirus, y que no podía ser que hubiera perjuicios por la atención al coronavirus. Sobre todo en los grandes hospitales, donde hay más problemas, hemos tenido que reducir quirófanos para atender a estos pacientes.
– ¿Qué ha aprendido de estos meses?
– Que tenemos una capacidad de adaptación sorprendente. Es una de las pocas experiencias positivas que vamos a sacar de esta situación. La adaptación de programas y estructuras informáticas ha crecido más en estos nueve meses que en años, pero porque la situación nos ha obligado. Lo necesitábamos para poder tener una buena comunicación entre los centros y el Sacyl. Ha habido un proceso de homogeneización que en una situación normal hubiera llevado años.
– ¿Estaba preparada la Sanidad de Castilla y León para afrontar las consecuencias del virus?
– No, no había ni hay una Sanidad que estuviera preparada para hacer frente a esto. No hablo solo de España, se han producido traslado de enfermos de UCI de Holanda a Alemania. Estamos hablando de países con sistemas sanitarios sólidos. De esto saco una conclusión: si miras cuáles son los índices de acumulación de positivos, verás que la incidencia en nuestra comunidad ha sido muchísimo más elevada que otras que con índices inferiores han estado al borde del colapso, mientras que nosotros al principio tuvimos problemas en provincias como Soria y Segovia, ahora graves problemas en las UCI de los grandes hospitales, en especial de los de Valladolid y Burgos, pero con índices de incidencia mucho más elevada que casi toda España.
– ¿A qué se debe, hay alguna peculiaridad en Castilla y León?
– No lo sé, es relativamente pronto para saber las causas de la incidencia. En la primera lo atribuíamos a la diáspora de Madrid, que estaba incidiendo en las provincias. No creo que nadie tenga los criterios claros para que en unos incida más que en otros. Curiosamente en territorios que no habían tenido problemas importantes, entraban después en la misma dinámica. Salvo Canarias y quizá Baleares, los demás han tenido episodios de incidencias muy importantes. Ni siquiera los expertos han dado causas claras, pero quizá es que nosotros tengamos una población muy envejecida. Pero en la segunda oleada ha sido población más joven que la primera. Por eso no soy capaz de dar una causa.
– ¿Se han corregido algunos aspectos en la segunda ola del covid-19?
– En tratamientos no se ha avanzado gran cosa. Incluso alguno que se utilizaba en la primera no tenía gran incidencia. No aportaban nada. En nuestro caso, lo que he notado como diferencia es que en la primera oleada en cuanto a finales de marzo habíamos suspendido la actividad ordinaria y teníamos a una buena parte del profesional sanitario en casa, no podían hacer nada. En la segunda, estamos manteniendo casi toda la actividad de carácter ordinario y en la atención hospitalaria estamos sufriendo más en los grandes hospitales por la suspensión de intervenciones que no son de prioridad 1, pero en los pequeños seguimos con la actividad ordinaria. Por otra parte, tenemos mayores y mejores dotaciones:se ha comprado mucho equipamiento, como respiradores y ecógrafos, y eso ha permitido afrontar la segunda ola en mejores condiciones. Y hay otra diferencia fundamental, en la primera estábamos pegándonos con las comunidades para conseguir EPI y reactivos, y en la segunda la estamos pasando sin incidencias y ya estamos pasando lo más duro.
– ¿Cómo ve la situación sanitaria actual? ¿Hay motivos para la esperanza?
– Sí, pero lo tengo que decir con prudencia. La vez anterior que pensábamos que estábamos en una meseta, se disparó. Llevamos dos semanas que como mínimo estamos en el aplanamiento de la curva y no está creciendo la incidencia acumulada. Pero se ha demostrado la versatilidad de esta pandemia, que con una mayor incidencia en las residencias hace que se vaya el trabajo por la borda.
– Se ha visto que los focos en las residencias se traducían en unos días en un mayor número de pacientes en los hospitales
– La secuencia suele ser entre siete y diez días incremento en la hospitalización, a los siete días en la UCI, y unos días después, que esto es ya variable, se traduce en un incremento de fallecidos.
– ¿Se acabarán las restricciones para Navidad?
– Todas las comunidades y el Ministerio estamos diciendo que no van a ser las Navidades como las demás. ¿Haremos alguna medida que flexibilice las restricciones? Pues veremos a ver si llegamos a un acuerdo, que en toda España se haga lo mismo.
– ¿Cree que la población entendería que no hubiera reuniones familiares o que no se pudiera viajar durante la Navidad?
– Formamos parte de una cultura muy familiar, y estar sin la familia en estas fechas puede ser tremendo, pero veremos qué se puede acordar con el resto de comunidades.
– ¿Solventará todos los problemas la llegada de la vacuna?
– Quiero creer que sí pero vamos a ser prudentes, vamos a esperar a que los ensayos y las pruebas de laboratorio se traduzcan en realidades. Hasta los primeros meses del año que viene no lo vamos a saber. El presidente del Gobierno nos daba la planificación del primer programa de vacunas con la idea de que en enero estemos en condiciones de empezarlo.
– ¿Hay un plan ya preparado para la vacunación?
– Sí, porque acabamos de pasar por una prueba importante: la vacunación de la gripe. Todavía no tenemos resultados definitivos de cuánta gente se ha vacunado, pero sí sé que hemos distribuido un millón de vacunas y no nos han devuelto ninguna. Son unas cifras muy importantes que han sometido a nuestra organización a lo que es una vacunación masiva, por lo que nos va a pillar en condiciones. En todo caso, lo que me preocuparía más son las condiciones de conservación si se opta por la que hay que conservar a menos 80. Igual nos faltan instalaciones industriales pero ya estamos pensando en ello.
– Antes de la pandemia comentaba que una de las cuestiones que más le ha sorprendido es la polarización política en materia sanitaria. ¿Ha seguido así durante la pandemia? ¿Cree que la oposición ha actuado como esperaba?
– La oposición ha tenido dos fases. La primera ha sido ejemplar, y en esta segunda oleada ha optado más por instrumentalizarla políticamente. Yo recordaría las palabras del presidente Sánchez en una situación similar: no se debe hacer política con el miedo.
– La Junta ha encontrado una gran oposición al decreto de reordenación del personal. ¿Entiende las críticas de los profesionales?
– Claro que las entendemos, otra cosa es que creo que el decreto ha sido muy mal interpretado, porque el objetivo era y es crear el marco normativo, ya que la Consejería de Sanidad no tiene competencias para hacer determinadas reorganizaciones. Han entendido que es una agresión, esto ha caído en una situación en la que buena puerta de nuestro personal está cansado y el resultado ha sido una desafección muy importante.
– ¿Tiene arreglo esta confrontación?
– Naturalmente que tiene arreglo. Nuestro objetivo fundamental es con nuestros medios hacer frente a las necesidades de los ciudadanos. Y para esto se trata de tomar las medidas pertinentes, que además son con un carácter temporal, cuando sean necesarias, y van a intentar perjudicar lo menos posible a la situación de los profesionales. También tengo que decir que no puede ser que tengamos a sanitarios que están absolutamente saturados y dándolo todo, y al mismo tiempo tenemos a otros a los que se les ha reducido la actividad ordinaria porque ha invadido todo el covid, y no puedan ayudar a sus compañeros en la medida que sea posible, que siempre va a ser posible porque es profesional cualificado que siempre va a tener capacidad. Se trata por tanto de ser solidarios con los pacientes y también solidarios con los compañeros que están muy saturados.
– Son continuas las críticas también por otro aspecto: que no haya atención sanitaria presencial en los consultorios y centros de salud.
– Aquí no puedo generalizar porque hay situaciones de todo tipo, pero el objetivo es reponer en todo lo posible la asistencia sanitaria presencial con una restricción, que antes tiene que haber sido citado por vía telefónica. Buena parte de nuestras consultas tienen que ver con trámites burocráticos y administrativos, y tenemos a profesionales que están viendo a 70 y 80 pacientes, que es un disparate, son muchísimos. Desde luego, la consulta telefónica es hacer doble trabajo, porque les atiendes telefónicamente y luego presencialmente. En algunos consultorios locales no hemos podido reponer la actividad presencial porque no reúnen las condiciones necesarias y en muchos de ellos hemos optado por hacer la visita domiciliaria antes que en el consultorio. Es una cuestión que hay que ir zona básica a zona básica, consultorio a consultorio, para saber por qué en unos sitios se ha repuesto más que en otros.
– Otro de los conflictos abiertos en los últimos tiempos es la situación de la unidad de Oncología del Bierzo. ¿Cómo se puede solucionar?
– Básicamente ya está solucionado. Si no se incorporan algunos de los médicos que están de baja, que no parece, es difícil de sostener en el tiempo la actividad que está realizando el servicio de León, que se desplaza tres días a Ponferrada después de atender sus pacientes. Estamos haciendo todas las gestiones para ver si podemos conseguir un oncólogo para dar salida a la situación. La única vía es ofrecer un contrato de larga duración, de un año o si se tercia de interinidad, por lo que crearíamos una quinta plaza. Y si esto no da resultado, intentaríamos captar a alguien para León con el compromiso que atienda dos o tres días en el Bierzo.
– ¿Se va a retomar la reestructuración de la sanidad rural que quedó parada con la pandemia?
– Sí, lo necesitamos, porque en estos momentos la situación de la sanidad rural, lo que ya habíamos dicho que iban a venir situaciones de que se iban a jubilar muchos médicos, ya estamos en ello. Cada año se jubilan bastantes más de los que entran en el sistema. A pesar de que estemos haciendo esfuerzos muy notables por incrementar la formación, pero esto tarda al menos cuatro años en dar resultados, las decisiones que tomamos no tienen efectos prácticos en cuanto a formación al menos en cuatro años, por lo que se siguen jubilando muchos más de los que van entrando. Existe una necesidad absolutamente objetiva para atender de la mejor forma posible con los recursos que tenemos.
– ¿Se teme que haya un incremento de otras enfermedades al priorizarse la atención por el covid?
– Es verdad que se han atendido fundamentalmente las patologías de prioridad 1, y con esto quedan al margen otro tipo de patologías que si no las atajas, se van deteriorando. Y ese era y sigue siendo nuestro objetivo durante la segunda oleada. Habíamos pedido a los hospitales planes de contingencia precisamente para atender este tipo de patologías, porque no solo existe el covid, no solo existen las patologías de prioridad 1, existe todo un universo de patologías que si no las atendemos en este momento, cuando llegan al hospital o al médico están mucho más madura, están más complejas y son mucho más difíciles de tratar.
Mitadiel: "El decreto ha sido muy mal interpretado"
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29/11/2020
Actualizado a
29/11/2020
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