Mujeres y extranjeras, doble discriminación

Más de 11.000 personas en la provincia se engloban en este colectivo, que se inserta no sin dificultad en los empleos más precarios. Desde Valponasca trabajan en mejorar sus vidas

C. Centeno
08/03/2020
 Actualizado a 08/03/2020
Cuatro usuarias del programa de mujeres extranjeras de Valponasca junto a la presidenta, Nuria Jerez, y la responsable del proyecto, Beatriz Fernández. | SAÚL ARÉN
Cuatro usuarias del programa de mujeres extranjeras de Valponasca junto a la presidenta, Nuria Jerez, y la responsable del proyecto, Beatriz Fernández. | SAÚL ARÉN
11.367 mujeres extranjeras viven en la provincia de León, según los últimos datos del censo publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) a 1 de enero de 2019. De ellas, 6.951 son extracomunitarias, procedentes sobre todo de América Latina y de África. Un colectivo que se enfrenta a una «doble discriminación»: por el hecho de ser mujer y por el de extranjera. Además, la precarización del mercado laboral y de determinados sectores hace que sean ellas las que se llevan la peor parte. Su salario anual ronda los 11.000 euros, según denunciaron los sindicatos en el análisis de la situación socio-laboral femenina en la provincia con motivo del Día Internacional de la Mujer que se celebra este domingo.

Para hacer frente a estas dificultades, asociaciones como Valponasca trabajan con el colectivo de forma integral. Por la sede de esta organización, en la avenida Nocedo de la capital leonesa, pasaron el año pasado 154 mujeres extranjeras que fueron atendidas dentro de un «proyecto global» que incluye formación, búsqueda de empleo y una «importante» parte social.

Beatriz Fernández es la responsable de este plan, a donde la mayoría llegan «con una urgencia económica casi vital», asegura. Realizan desde clases de apoyo al idioma «porque muchas mujeres llegan y todavía no lo conocen y es el primer paso para acceder a un empleo», hasta diferentes talleres orientados a la búsqueda de trabajo. Además, organizan formaciones específicas cada año, como las destinadas a luchar contra el acoso laboral o para conocer los derechos y deberes de las trabajadoras del hogar, «un sector muy común entre las mujeres inmigrantes».

El gran grueso del programa son mujeres marroquís que tienen dificultades con el idioma y baja cualificaciónCon motivo del Día Internacional de la Mujer, Valponasca ha programado varias actividades durante este mes de marzo bajo el título ‘Empoderarte’, «orientadas al empoderamiento a través del arte», explica Fernández, «entendiendo que las capacidades artísticas y personales de la persona se pueden trasladar al campo laboral y te capacitan para el mismo». Así, en la sede de la asociación se puede ver desde el pasado viernes una exposición de cuadros de Olga Ricardo y Javier Fernández Puerta que giran en torno a la mujer. Además, el próximo 13 de marzo celebrarán un taller de ‘collage’, el 20 otro de expresión de emociones sobre óleo y el 27 uno de tatuajes de henna junto a un ‘videofórum’ sobre arte, mujer e historia, todo ello previsto a partir de las 11:00 horas.

Desde la asociación trabajan «de manera transversal» con este colectivo especialmente desfavorecido. «El hecho de ser mujer condiciona tu existencia», a lo que se suman en este caso los problemas derivados de «llegar a un país en el que muchas veces no conoces a nadie, ni la cultura, ni el modo de desarrollarse». Por eso, además de incidir en el ámbito formativo y en el laboral, se hace hincapié en «generar redes de apoyo» en un lugar «seguro» en el que «pueden conocer a personas con las que se identifican porque han tenido experiencias similares». Así, desde Valponasca «hemos hecho gestiones desde acompañar al médico y matricular a los hijos en el colegio hasta ir a la Seguridad Social para ayudarlas con la tarjeta sanitaria, trámites ‘online’ para los que tienen dificultades por la brecha tecnológica y hasta rentas», explica la presidenta, Nuria Jerez.

A su vez, el colectivo de mujeres extranjeras es muy variado y cuentan con diferentes problemáticas asociadas, por lo que además de formarlas para buscar un empleo «intentamos mejorar su calidad de vida», explica.

Perfil

Pese a las diferencias, hay un perfil que destaca por ser el más numeroso. Es el de mujeres de nacionalidad marroquí, que tienen «mayor dificultad con el idioma y un alto porcentaje cuenta con un bajo nivel de cualificación». A ello se suma «el tema cultural», por el que «han estado muchos años en casa». «A lo mejor llevan quince años en León y en diez no han aprendido el idioma pero por una situación de necesidad familiar necesitan salir del hogar y ponerse a trabajar», explica Jerez. Además, ha repuntado el número de mujeres que llegan con protecciones internacionales desde América Latina, «con títulos universitarios» y que tienen que dejar sus países «por distintos condicionantes externos». «Mujeres muy formadas pero cuyos títulos en España no les sirven para acceder a un empleo», asegura Beatriz, y acceden a trabajos «más precarios».

Otro de los problemas con los que se encuentran es que muchas mujeres no llegan a pedir ayuda a la asociación hasta que no hay «una urgencia económica» o necesitan mejorar en el empleo, «muchas veces recomendadas por otras usuarias». «Aquí las mujeres acuden con libertad en el momento que desean», defiende Fernández, pero sería preferible «no dejarlo pasar» y buscar esta ayuda desde el primer momento.

Valponasca atendió en 2019 a 154 mujeres en un proyecto que atiende el empleo, la formación y la parte socialInsertarlas en el mercado laboral de la provincia es el principal objetivo del proyecto de mujeres inmigrantes de la asociación, para lo que también trabajan con empresas. «Sí que existen una discriminación y también trabajamos sensibilizando a las empresas con las que tenemos contacto», asegura Beatriz Fernández, con el objetivo de erradicar «ese racismo que, no lo vamos a ocultar, es real y existe».

«Se hace un doble trabajo, por un lado preparando a la persona para el puesto de trabajo cuando requiere esa preparación y a las empresas sensibilizando sobre la importancia de que se contrate a mujeres y que, además, los empleos sean dignos», relata. A pesar de que ese racismo continúa existiendo y es este colectivo de mujeres extranjeras el que más lo sufre, Nuria Pérez asegura que en León «hay de todo» y celebra que «muchas empresas de la provincia son muy responsables y están trabajando mucho en favor de la inclusión».

Durante el año pasado, fueron más de un centenar los negocios que colaboraron con Valponasca para lograr la inserción laboral de las personas en riesgo de exclusión social a las que atienden.

Por último y en base al «plan de igualdad» con el que trabajan desde la asociación, tratan de buscar un «equilibrio» apoyando también a las familias en la conciliación. Así, por las tardes tienen un proyecto con menores que «afecta de manera muy directa a la mujer inmigrante, en tanto que es un servicio que ofrece apoyo escolar y la liberación de tiempo para las familias, facilitando esa conciliación», explica Beatriz Fernández. Programas que buscan mejorar la calidad de vida de un colectivo doblemente discriminado.



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