A punto de cumplirse una semana desde que el pasado domingo un argayo cortara la autopista AP-66 que une León y Asturias, la N-630 refleja como el tráfico ha ido acomodándose a la nueva situación. Esta carretera, que pasa por la montaña central leonesa, se ha convertido en la vía de unión entre Asturias y el resto de la meseta, algo que se deja ver en la mayor presencia de turismos y, sobre todo, de vehículos pesados.
El tráfico de camiones es una constante, y destaca sobre todo a su paso por los pequeños pueblos que a lo largo de esta semana han visto como el tráfico se ralentiza en determinadas horas debido a la mayor demanda de vehículos.
Mientras la situación se va asentando y normalizando, en la autopista se trabaja ya para retirar el argayo e intentar restablecer el tráfico, aunque sin una fecha establecida. Los equipos del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible ya están trabajando en la habilitación del bypass temporal para que el tráfico pueda circular con una calzada con un carril para cada sentido en la AP-66. Ya ha comenzado la excavación del desmonte que hay actualmente a la derecha de la calzada en sentido León para ampliar la plataforma. Asimismo, se deberán colocar unas pantallas dinámicas que dejen cierto resguardo respecto al desvío para que puedan trabajar ante eventuales desprendimientos.
Mientras tanto, la N-630 se ha convertido en nexo de unión, y eso se nota. Las estimaciones apuntan que la autopista del Huerna se venía usando a diario por una media de unos 6.000 vehículos y 3.000 camiones que, ahora, tienen que adaptar su ruta.