El derrumbe de las torres de uno cien metros de altura y más de 70 de diámetro y unas 9.000 toneladas de peso cada una supone un paso más en el proceso de desmantelamiento de la central iniciado hace más de un año y que alcanza su ecuador. Sin embargo, la postal roblana todavía mantendrá las dos chimeneas de la central, que desaparecerán por completo antes del próximo año, cuando se prevé que termine todo el proceso.
Naturgy registró el día 20 de diciembre de 2018 la solicitud de cierre de los dos grupos de la central térmica de La Robla, a pesar de haber apostado en un principio por sumir en ella las inversiones en desnitrificación y desulfuración necesarias para cumplir las exigencias de la directiva europea sobre emisiones para poder seguir en funcionamiento durante varios años.
El 28 de abril de 2020, la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia publicó los informes sobre el cierre de las centrales térmicas leonesas de Compostilla II y La Robla y, después, poco más pudo hacerse. Así, un par de meses después, del 20 de junio, ambas centrales térmicas, a las que se sumó la de Velilla (Palencia), dejaron definitivamente de estar operativas después de que sus propietarias decidieran no llevar a cabo las mejoras medioambientales exigidas por Europa para poder continuar con su actividad.
Así, la desconexión definitiva de uno de los emblemas industriales de La Robla dejó en el aire un total de 120 puestos de trabajo, 80 de ellos directos y 40 indirectos a través de empresas auxiliares, como camioneros, seguridad y toda la industria de alrededor.
Histórico
Construida en el año 1970, la central térmica de La Robla fue un proyecto conjunto acometido desde el año 1965 por Hidroeléctrica de Moncabril, Hullera Vasco Leonesa, Endesa y Unión Eléctrica Madrileña. A primeros del mes de septiembre de 1971 se conectó a la red el Grupo 1, con una potencia nominal de 270 megavatios, mientras que el Grupo 2, con una potencia de 350 megavatios, comenzó a funcionar en noviembre de 1984.
Sin embargo, en febrero de 2020, 50 años después, fue la última vez que la central fue requerida por el operador del sistema eléctrico para generar energía, debido a que España se encontraba en máximos de punta de consumo, del entorno de 40.000 megavatios.
Futuro
Una vez que La Robla se olvide de su pasado y después de que este desaparezca de la estampa, la localidad tendrá que mirar al futuro, tal y como ya hacen Enagás y Naturgy, que trabajarán conjuntamente para impulsar en el entorno de lo que fue una central térmica la mayor planta de hidrógeno de España, con el objetivo de producir hasta aproximadamente 9.000 toneladas al año de hidrógeno renovable, a partir de una planta fotovoltaica de 400 megavatios y un electrolizador de hasta 60 megavatios para cubrir consumo local, inyección a red gasista y posibilitar una futura exportación hacia el noroeste de Europa.