"No hemos conseguido en nueve años recuperar ni un tercio de la inversión"

El consejero delegado de Azucarera aboga por dejar a un lado los planteamientos “de conflicto” y avanzar “de la mano”

Ical
13/12/2018
 Actualizado a 13/09/2019
El consejero delegado de Azucarera Iberia, Juan Luis Rivero. | ICAL
El consejero delegado de Azucarera Iberia, Juan Luis Rivero. | ICAL
Propusieron hace unos días la reducción de seis euros por tonelada de remolacha a partir de la próxima campaña, una decisión que ha puesto en jaque a todo el sector y también a las administraciones, que no han ocultado su malestar, además de que han pedido el cumplimiento del acuerdo marco que se suscribió y cuya vigencia se prolonga hasta 2020. Desde Azucarera defienden que no han roto ningún acuerdo y, después de años de pérdidas que en esta ocasión superarán los 40 millones, proponen la creación de un nuevo modelo de relación, que lamentan no haber transmitido correctamente, que permita “ser competitivos y sostenibles en el futuro” y que presentan como “solución definitiva” para apostar por el sector. Además, Rivero no oculta su convencimiento de que en la próxima campaña se pagará “mucho más” porque subirá el precio del azúcar, aunque aclara que la responsabilidad pasa por estar dimensionado “para que no vuelva a ocurrir lo que nos ha pasado en los últimos años”.

—Plantean un nuevo modelo de relación que quieren explicar al sector. ¿En qué varía respecto a lo dicho hasta ahora?
—Nos habíamos dimensionado para un ‘commodity’ que se mueve en ciclos, pero no pensábamos que los ciclos iban a ser tan bruscos como están siendo. Hemos hecho un planteamiento en el que compartimos la volatilidad del azúcar con el agricultor, pero queremos seguir manteniendo el gran atributo de la remolacha, que es la seguridad. Hacemos el planteamiento de que haya un precio mínimo de 26 euros por tonelada, que haya un vínculo con el precio del azúcar, y a la vez para, si hay algún productor que diga que no es sostenible, se le han creado unos contratos a medida, con un ingreso mínimo garantizado, que le permite asegurar que con la remolacha nunca va a perder dinero. La volatilidad la compensamos manteniendo la seguridad de que, en la parte baja del ciclo, vamos a poder ser todos competitivos y sostenibles en el tiempo. Cuando el ciclo mejore, todos podremos ganar dinero, y creemos que en una estrategia de largo plazo.

—Unos días después de anunciar esta reducción, ¿mantienen su posición pese a las críticas y peticiones del sector?
—Cuando hacemos el planteamiento estratégico del cambio de modelo, pensamos en la supervivencia. Creo que la forma de ser competitivos es que el agricultor se dimensione para la parte baja del ciclo con estas garantías, pero con estos precios, y nosotros nos dimensionemos también e invertiremos en las fábricas, porque tenemos que seguir reduciendo costes. Si en un año estándar como este perdemos más de 40 millones, en la remolacha hay que ahorrar una parte, pero hay que seguir invirtiendo para reducir costes en la otra parte. Es un planteamiento de mínimos, y luego hay que seguir negociando agricultor por agricultor. Luego está el próximo Acuerdo Marco, donde hay que meterle muchísimas más cosas relacionadas con la modernización del sector. Hay un potencial enorme y vamos a intentar negociarlo, incluirlo en el próximo Acuerdo Marco y que sigamos avanzado porque hay un montón de áreas de mejora.

—El sector ha anunciado movilizaciones, recursos, negociaciones, acciones legales...¿Están dispuestos a renegociar su postura?
—Tanto las organizaciones agrarias como las administraciones entienden que hay que hacer un planteamiento de competitividad del sector y siempre han estado muy abiertos a una comunicación fluida con nosotros que creo que vamos a seguir teniendo. La propia oferta nuestra de precios ya marcaba la excepcionalidad de la situación. Independientemente de lo que diga la propia cláusula, no es estratégicamente aceptable insistiendo en el conflicto. Aquí el planteamiento tiene que ser de todos unidos. ¿España y Castilla y León quieren seguir apostando por la remolacha aun a sabiendas de que los ciclos son peores de lo que habíamos previsto? Pensamos que sí, así que no hay que hacer planteamientos de conflicto sino ir de la mano todos juntos.

Somos casi 7000 trabajadores en Castilla y León, casi 3.000 agricultores y hay un potencial impresionante y capacidad de crecer—La consejera de Agricultura ha reconocido que no les han gustado las formas, al hacerlo de forma unilateral, pero tampoco el fondo al entender que no es el momento más adecuado.¿Tienen previsto algún contacto para revertir esta oposición?
—Esta administración es completamente abierta y hablamos muy a menudo, aunque formalmente no hemos tenido ninguna reunión, pero creo que van a seguir apoyando porque han hecho un esfuerzo muy importante que creo que van a mantener. No tengo ninguna duda de que las organizaciones agrarias y la administración van a seguir apoyando por la cantidad de empleos que están en juego. Somos casi 7000 trabajadores en Castilla y León, casi 3.000 agricultores y hay un potencial impresionante y capacidad de crecer. Para todo el sector lo más importante tiene que ser que el agricultor esté de acuerdo, lo entienda y siga apostando por la remolacha, que normalmente siempre le ha supuesto una parte muy segura e importante de su explotación.

—Han roto unilateralmente el Acuerdo Marco Interprofesional (AMI) suscrito con los remolacheros y la Junta y cuya vigencia se extendía hasta 2020. ¿Cree que ha sido la mejor forma de actuar para una empresa como Azucarera, sin haberse sentado al menos a negociar?
—Nosotros no creemos que se haya producido esa ruptura porque la propia oferta que lanzamos de precio ya recogía el hecho de que si había circunstancias excepcionales había que buscar una solución. Ya se produjeron el año pasado y lo mantuvimos, si lo seguimos manteniendo estamos dando patadas hacia adelante sin buscar una solución estratégica. Siempre que se produzca un momento de ruptura, es un momento en el agricultor se plantea si sigue invirtiendo en ese cultivo o no. En Azucarera no es cuestión de asumir pérdidas un año más, pero es que nos estamos planteando ser competitivos en el futuro, tenemos que invertir 69 millones de euros en las fábricas. Para cubrir las pérdidas, hay una parte que podemos recuperar vía materia prima, pero otra hay que hacerlo vía optimización de costes. No puedes dar una patada hacia adelante y esperar a ver si el mercado lo soluciona, e igual que el agricultor se tiene que hacer su planteamiento, la industria se lo va a tener que hacer también y nunca va a ser un año bueno para hacer el planteamiento. Estoy convencido de que vamos a remunerar en la campaña 2019-20 suficientemente bien a los agricultores porque estoy seguro de que va a subir el precio, porque el ciclo, cuando toca fondo luego se pone a subir.

—¿Y si no es así
—Hay que estar preparados para competir con este producto y nos va a dar estos sobresaltos, noticias positivas pero noticias negativas y nunca va a ser un buen momento para hacer el planteamiento.

—¿Con una aportación pública cada año de 22 millones de euros de dinero público para completar el precio de la remolacha, ¿entienden la oposición y el desprestigio que les puede acarrear?
—La aportación pública es fundamental. En Castilla y León ha jugado un papel esencial en las ayudas acopladas a la remolacha, en el Plan de Desarrollo Rural y en las inversiones que se han hecho en nuevos regadíos. No hemos sabido explicar que el cambio de modelo no supone una reducción del precio, supone que haya una parte del precio vinculada al precio del azúcar. En estos cuatro años, solo hemos conseguido beneficios un año, y como no reaccionemos, no podemos estar todo un sector jugándonoslo a que el ciclo sea positivo. Lo responsable es dimensionarse bien y estar dando beneficios cuando cambie el ciclo.

—¿Por qué ahora con pérdidas exigen que sean los cultivadores quienes asuman el problema cuando no repartieron dividendos cuando hubo beneficios?
—Pertenecemos al grupo ABF desde abril de 2009. La inversión que hicieron en este sector, y en nuestra empresa en particular, no hemos conseguido en nueve años recuperar ni un tercio de la inversión. La apuesta que tiene el grupo ABF por nosotros está muy basada en que tenemos credibilidad, porque hemos seguido reduciendo los costes y como el sector del azúcar interesa, Castilla y León es un buen sitio donde estar, además de que se ve el apoyo de la administración. Pero estamos en unas circunstancias que no son las esperadas cuando nuestro accionista hizo la inversión. El desarrollo del precio del azúcar a partir del abandono de cuotas no era esperado por nadie, porque está perdiendo dinero todo el mundo. Después de todo este esfuerzo, como el sector no estemos unidos y no vayamos hacia adelante con una apuesta definitiva, es como si hubiéramos perdido la batalla.

Que pueda haber el primer año una bajada de superficie, forma parte de lo normal, porque hay un componente emocional grande en todo esto—Ante su postura, hay organizaciones que han llamado a los profesionales para que no firmen contratos con Azucarera. ¿Temen una caída en el número de contratos y quedarse sin producto que molturar?
—Las organizaciones creo que entienden nuestro planteamiento. Saben que la decisión final es del agricultor, que estamos haciendo una labor didáctica y los agricultores tienen que hacer una apuesta por el futuro. No pensamos en un boicot. Hay tanto potencial en la remolacha, los remolacheros son muy profesionales y es gente que técnicamente son los mejores del mundo, saben que el potencial es enorme y no contemplamos un boicot. Que pueda haber el primer año una bajada de superficie, forma parte de lo normal, porque hay un componente emocional grande en todo esto. No es plato de buen gusto lo que nos está pasando, pero lo que nos está pasando, nos está pasando a todos, que eso es lo importante.

—Si los remolacheros les boicotean, ¿hay riesgo de que puedan cerrarse las plantas hasta mejores tiempos o de que se marchen de la Comunidad?
—No lo pensamos. Dentro de la reducción de costes y el aumento de la eficiencia de nuestras fábricas, tenemos un plan con unas fábricas muy bien dimensionadas para cualquier circunstancia. Aprovecho para elogiar a los grandes profesionales que hay en Azucarera, que es impresionante la capacidad de aprendizaje y mejora continua que tenemos.

—¿Están dispuestos a obligar al sector a producir a pérdidas?
—Como sabíamos que esto iba a suceder, veníamos trabajando con agricultores nuevos en contratos distintos, contratos a medida. Analizamos con el agricultor los costes, y le garantizamos que para un rendimiento, hasta 59 o 70 toneladas por hectárea, asumimos todos sus costes, y todo lo que saque más de 70 toneladas por hectárea es beneficio suyo. Incluso en un año agronómicamente malo como este, tienen la garantía de que nunca van a perder dinero, con costes que hemos analizado, y cada subzona y cada agricultor va a tener costes distintos y un ingreso garantizado distinto, porque no queremos perder ese atributo que tiene la remolacha de ser el cultivo más seguro. No hemos sido capaces de explicarlo bien, pero estamos seguros que esta es la solución definitiva para apostar por el sector.

—También se advierte de que esta medida lleve a renunciar al cultivo de remolacha, considerado como la ‘estrella’ en Castilla y León. ¿Temen ser los responsables de este abandono, si así se materializase?
—Estamos poniendo las bases para que sea un cultivo muchísimo más sostenible en el futuro, que dejemos cada año, al firmar los acuerdos marco, de intentar buscar el conflicto. Lo importante es que nos pongamos de acuerdo para sacarlo adelante, y ya habrá tiempo cuando suban los precios del azúcar para ver si estamos repartiendo bien o mal los beneficios. Ahora planteamos algo más estratégico.

No estamos diciendo que el agricultor va a cobrar 26, sino que va a cobrar 26 más el complemento del azúcar, que puede ser mayor de 42 —Acor ha comprometido un mínimo de 42 euros por tonelada. Dentro del mismo sector, ¿cómo explicar un margen de precio tan grande?
—Son absolutamente respetables las dos estrategias. No necesito el nivel inversor que ellos necesitan en el futuro. Depende de las circunstancias de cada uno. Nosotros tenemos que intentar hacer un cambio de modelo que nos permita garantizar que el sector va a ser competitivo pase lo que pase, invirtiendo, reduciendo costes y trabajar de forma responsable para los próximos años, que es lo que contempla el plan estratégico. No estamos diciendo que el agricultor va a cobrar 26, sino que va a cobrar 26 más el complemento del azúcar, que puede ser mayor de 42. El planteamiento de agricultor es ver un modelo distinto, que me va a permitir ganar mucho dinero cuando el ciclo del azúcar esté bien, y que no voy a perder cuando el ciclo del azúcar esté mal. Creo que las dos propuestas pueden ser igualmente válidas, porque el mayor enemigo de nuestro cultivo son los otros cultivos.

—Si los agricultores les ofrecen finalmente su confianza para seguir produciendo y no pierdan mercado, cuando repunte el precio ¿subirán lo que cobren por encima de 42 euros por tonelada?
—Hay unas posibilidades enormes de pasar de los 42 euros por tonelada. El consenso de los analistas dice que estamos en subida. El precio va a subir, pero es muchísimo más remunerativo y alentador para el agricultor esperar en la propia campaña que estoy entregando, y la 19-20 vamos a andar con precios muchísimo más remunerativos. Si yo estuviera seguro de esto, haría la apuesta de Acor. Creo que lo responsable es plantearlo, pero estaremos preparados para todo lo que ocurra, y por eso creemos en este modelo.

—En los encuentros qué han mantenido hasta ahora, ¿qué respuesta han encontrado?
—La responsabilidad es que hagamos la oferta al agricultor, y sea él el que decide. Y la respuesta del agricultor, aunque en principio hay un impacto emocional que es duro, es muy profesional y de negocio que es positiva, entonces creo que al final vamos a salir todos reforzados.

—Habla de la importancia del consenso, pero ¿cuál sería el escenario si, como confía, no obtuviera el respaldo de las partes?
—No contemplamos el hecho de no tener el apoyo. Este planteamiento lo hemos compartido y nunca hemos pensado que de repente se eliminara el apoyo de las administraciones o de las organizaciones agrarias y hubiera esa especie de boicot al cultivo. La decisión final la van a tener los agricultores y nuestra labor es explicarles de forma honesta y profesional cómo han cambiado las circunstancias y cómo nos tenemos que adaptar, y creo que los agricultores van a responder.

—Hay quien dice que ya podrían estar haciendo las maletas. ¿Tiene algo que ver el origen de la matriz y el Brexit?
—Tenemos un accionista que cree en el sector, que se da cuenta de que el sector tiene mucho potencial, pero que también tiene las amenazas de estar con un ‘commodity’ que es muy volátil. Lo único que nos piden es adaptarse a las nuevas circunstancias del mercado, y 100 por ciento compromiso con continuar con el negocio y con todas las fábricas que tenemos.
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